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Yucatán

–Mérida, esta joven de 478 años, es un cúmulo de valores que deseamos mantener no sólo para mejorar nuestra calidad de vida, sino también para proyectar esta personalidad en otras ciudades mexicanas y tal vez del mundo, aseveró anoche el alcalde Renán Barrera Concha durante la sesión solemne de Cabildo para conmemorar el 478 aniversario de su fundación.

Ante representantes de los Tres Poderes del Estado, encabezados por la Secretaria General de Gobierno, María Fritz Sierra; el magistrado Ricardo Avila Heredia y el diputado Felipe Cervera Hernández, el edil meridano subrayó que “ni hombres ni mujeres, que somos mitad y mitad de la misma naranja, podemos caminar separados o enfrentados. Ni meridanos de nacimiento o meridanos por adopción podemos impulsar guettos separados de los demás, afuera de estos valores”.

Agregó que todos los que viven en el municipio, “comprendemos la utilidad de la virtud de los comportamientos meridanos, de los cuales gozamos alguna vez ante la generosidad de esta ciudad abierta a todas las influencias positivas”.

Mérida, con nombre de mujer

–Quizás lo que resalta de Mérida sea la voluntad original de mantener viva la raíz del yo y del otro, que aceptan fundirse con una condición: que nadie desaparezca. Después de la dolorosa cicatriz de la Guerra de Castas, Mérida, la de Yucatán, ha luchado para lograr una convivencia entre contrarios que haga lugar para los hablantes de maya, lo mismo que para los nuevos migrantes que hacen su Torre de Babel para hablar y hacer poesía en todas sus lenguas, añadió.

Me gusta pensar en Mérida, como nombre de mujer –apuntó–, sé que no soy el primero y que la metáfora tiene riesgos y repeticiones, como me decía hace unos cuantos días el intelectual cubano Miguel Barnet.

Recordó que, en noviembre pasado, mientras conversaba en su oficina en ocasión de los 500 años de La Habana, “me decía que la capital cubana es como una mujer sobre el arrecife de una playa que ha visto galeones españoles, barcos ingleses y hasta ferries y cruceros turísticos. Una ciudad misteriosa, decía él, que se niega a desaparecer, alegre, frívola y dramática, de ardientes boleros y rumba de cajón”.

Si Mérida fuera mujer –continuó– debería decir que es una madre que ha crecido a sus hijos amorosamente, protegiéndolos de todos los males y prodigándoles amor incondicional a veces a costa de sí misma. Aunque es cantada por su belleza y su serenidad; aunque los poetas la admiran y a ella acuden a cualquier golpe de guitarra, como decía Fernando Espejo, también es verdad que en no pocos tramos de nuestra historia ha permanecido oculta o invisible.

Tradiciones y costumbres

Expuso que en la colonia y aún durante la independencia, las mujeres meridanas aportaron su esfuerzo y su pasión de manera colectiva y anónima. No es sino hasta la Revolución cuando las mujeres levantan la cara, subrayan su nombre, lo escriben con letras de oro y deciden dar la batalla por sus derechos. Allá están Elvia Carrillo Puerto, Rosa Torre o Fidelia Sánchez de Mendiburu, para decirnos que además de madres, la mujer también puede y debe ser ciudadana, profesionista, tener derechos igual que el hombre, desarrollar sus talentos diversos y ponerlos al servicio de la historia y de la sociedad entera.

–Si Mérida fuera mujer debería decir entonces que ha sido madre, objeto poético y sombra; que ha sido amestizada a veces a la fuerza y que, con el paso del tiempo, ha querido ser canción y bambuco, pero también lucha, derecho, libertad y respeto, sostuvo.

Barrera Concha subrayó que la personalidad meridana deriva de nuestras tradiciones y costumbres, pero también de los cambios e innovaciones que mujeres y hombres añaden al devenir del reloj.

–Si la encuesta nacional de valores dice que México es un país trabajador, aguantador, patriota, religioso y alegre, pienso que de Mérida podríamos decir que es honrada, solidaria, cariñosa, valiente, respetuosa, amable, diferente y, sobre todo, que vive para convivir, acotó.

Sólo en Mérida

Dijo, asimismo, que sólo en Mérida se declara la Independencia sin fuego y sin armas; se combate con las ideas, la libertad de expresión y la asociación de los ciudadanos; sólo aquí se impulsan los derechos políticos de la mujer que luego, años después, se obtienen para todas las mexicanas.

–Sólo en Mérida se cuida el voto, cada uno de ellos, a lo largo de madrugadas enteras; se hacen colas desde el dos de enero para cumplir con el pago del impuesto predial, señal de responsabilidad ciudadana; sólo aquí la policía devuelve carteras perdidas a sus legítimos dueños; se defiende la calidad del espacio público, con todo y sus árboles, sus monumentos y, sobre todo, el derecho que todos tenemos de convivir, de cantar, de soñar sin miedo, estableció.

Seamos orgullosos de nuestro mestizaje

Por su parte, la oradora huésped Margarita Robleda Moguel manifestó que si seguimos viéndonos como distintos, como enemigos, si no logramos remontar la discriminación y los rencores que aún cargamos, seremos tan frágiles como una hoja al viento que la mercadotecnia mundial puede manejar a su antojo y con gran facilidad controlarnos en su beneficio.

La compositora y escritora yucateca hizo notar que, lamentablemente, le hemos negado a las nuevas generaciones en aras de la modernidad el orgullo de nuestras tradiciones y raíces.

–Vemos a jóvenes del Norte de la ciudad que desconocen la belleza de la Plaza Grande, la Catedral, la Casa de Montejo, el Peón Contreras y quizá su única cercanía con el Mundo Maya es ir a “ma-ya-mi”, expuso con ironía y sentido del humor, con lo que arrancó el aplauso de los asistentes.

Puntualizó que, si desconocemos nuestra historia, negamos nuestras raíces, si no somos orgullosos de nuestro mestizaje, somos híbridos en busca de que alguien o algo nos valide.

Por lo tanto –aseveró–, toca reconocer que nuestra hermosa ciudad nace de las piedras y de la sangre de la gran Ichcanzihó, que nos ha tomado todo este tiempo ir acomodando el duelo del atropello para surcir la esperanza de lograr algún día una integración respetuosa.

Al término de la sesión, el alcalde e invitados se trasladaron a la Plaza Principal para inaugurar el concierto “Mérida, Nombre de Mujer”, que marcó el inicio del Mérida Fest 2020 como parte de las actividades para la celebración del 478 aniversario de la fundación de la ciudad.

A la sesión solemne que tuvo lugar en el Auditorio “Silvio Zavala Vallado” del Centro Cultural Olimpo asistieron también Diana Castillo Laviada, presidenta del DIF Municipal, así como directores de las distintas áreas del Ayuntamiento; el General de División DEM Víctor Hugo Aguirre Serna, Comandante-Jefe de la X Región Militar; el Jefe de Estado Mayor de la IX Zona Naval, Martín Enrique Barney Montalvo; el Comandante de la Base Aérea Militar No. 8, Agustín Paco Torres; el coordinador estatal de la Policía Federal en Yucatán, Roberto Rodríguez Rivero, y Alejandro Ríos Covián Silveira, representante de la Secretaría de Seguridad Pública.

Asimismo Jorge Carlos Menéndez Moguel, representante de la Arquidiócesis de Yucatán; Alejandro Alvarez Gallegos, canciller secretario de la Arquidiócesis de Yucatán; Cosme Andrade Sánchez, archimandrita de la Iglesia Ortodoxa de Yucatán; Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo Emérito en Yucatán, y los ex alcaldes Ana Rosa Payán Cervera, Luis Correa Mena, Xavier Abreu Sierra y Manuel Fuentes Alcocer.

(Rafael Mis Cobá)

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