Se acerca la celebración tradicional de Día de Muertos y en la tradición mexicana se celebra a los familiares y amigos que han partido hacia otra vida, para muchos esta fiesta se combinan con la que lleva a cabo en países como Estados Unidos, lo que no hay que olvidar es que el mundo continúa en estado de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, así que se ve lejos que estos festejos se lleven a cabo, por lo menos no de la forma masiva.
Sin embargo, el comercio no quiere dejar pasar la posibilidad que los disfraces y todos adornos referentes a la fecha puedan ser vendidos, por ejemplo, en el Centro Histórico de la ciudad, sobre el pasaje Emilio Seijo, se ubica la tienda de disfraces “Casa Elías”, conocida por muchos porque durante todo el año se puede encontrar alguna vestimenta para cada estación o festividad del año.
Este negocio de más de 60 años lo iniciaron los señores Elías Memeri Abud y Ángela Echeverría, quienes comenzaron vendiendo telas, hilos y otros artículos, pasaron unos años y al matrimonio se le ocurrió comercializar zapatilla de ballet, zapatos de folklore y accesorios propios para un festival.
Paulatinamente fueron introduciendo disfraces para celebrar el Día de la Primavera, tal fue la respuesta que obtuvieron de la gente, que se convirtió en un establecimiento donde se expende todo tipo de disfraces de acuerdo a la época, de todos los tamaños, gustos y precios, sobre todo no hay padre o madre de familia que no haya visitado la tienda para surtir a los pequeños de la casa, de las ropas para el último día escolar o el festival de Día de las Madres.
María Memeri Echeverría hija de los propietarios del negocio, ya fallecidos, dijo que a pesar de la pandemia tiene la esperanza de que se realicen fiestas particulares, aunque sean pequeñas, para que les compren disfraces. En marzo justo antes de la primavera cuando se esperaba buenas ventas tuvo que cerrar el negocio, al permanecer mucho tiempo sin actividad se perdió de otras fiestas como el dedicado a las mamacitas y la clausura de fin de curso, tiempo en el que la gente acude y hasta hace fila para adquirir un disfraz, eso también ocasionó que tuviera que prescindir de proveedores.
Menciona que este año no ha hecho pedidos, “las máscaras y disfraces que se exhiben son del año pasado”, María no se muestra optimista para el Halloween y Navidad, pues como no hay clases, no hay festivales, sin embargo; espera que para el Carnaval cambie la situación, “quizás para ese tiempo ya se haya superado la pandemia”.
En la entrada del establecimiento nos observa la máscara de Chuki, “El muñeco diabólico”, personajes de terror cinematográfico, con su rostro ensangrentado, no pueden faltar la ropa de Drácula y sus vampiras, esqueletos, brujas y fantasmas, acaparan la atención del peatón y de las señoras que se detienen para ver los disfraces para sus pequeños.
A unos metros de Casa Elías se encuentra Casa Azul, que al igual que la primera, comercializa disfraces de todo tipo, pero en esta época todos están centrados en el Día de Brujas.
Una señora fue específicamente a surtirse de maquillaje para su pequeño, mientras que un hombre compro la máscara del luchador “La Parca”, ídolo de la afición, cuya imagen muestra la cara una calavera, infaltable para estas fechas.
José Díaz, empleado del negocio, comentó con orgullo que las maestras siempre se apoyan en ellos, pues saben que sus alumnos cuando acuden al negocio encontrarán una amplia variedad de disfraces y que espera que mejore la situación porque “la escuela lo mueve todo”.
En el negocio también se encuentran los trajes para los bautizos.
El empleado indicó que los supermercados son una competencia fuerte, pero la diferencia es que los de Casa de Azul “venden calidad”.
Hablando de ellas, las tiendas de autoservicio también llenaron sus primeros espacios con todo lo referente a Halloween, desde los disfraces, maquillajes y calabazas de plástico, hasta los adornos mecanizados para dar un buen susto o sacar una gran carcajada a quien los descubra.
Toda la gente se acerca a ver los precios, se toman fotos para ver cómo lucirían en ellos, pero no todos se animan a comprar, aunque los precios no han variado mucho de un año al otro, pero si la economía de la gente, alicaída por la pandemia, muchas familias no están para hacer gastos superfluos, no ahora, quizá el otro año.
Sólo para que se dé una idea, los precios tanto en las tiendas de disfraces como en los supermercados fluctúan entre 200 y 500 pesos, a esto hay que sumar el maquillaje que va de entre 20 y 50 pesos, pero si uno se quiere ver completo, habrá que sumar la peluca y el resto de accesorios, que podría sumar 200 pesos más o menos.
Por Elena Gómez