En Yucatán 4 de cada 10 menores entre 5 y 11 años de edad presentan sobrepeso u obesidad, lo que coloca a la entidad en el primer lugar en este rubro, pero además 2 de cada 10 adolescentes de 12 a 19 años presentan el mismo problema; también el Estado ubica en los primeros lugares del del país en consumo de refrescos embotellados. En este marco hoy se discute si prohibir o no la venta de bebidas y comida chatarra en las escuelas de preescolar y primaria.
La iniciativa de reformas a la Ley de Educación, Ley de Salud y la Ley de Nutrición y Combate a la Obesidad que se encuentra en análisis en el Congreso del Estado señala en su exposición de motivos que: “Yucatán, se encuentra la tasa de obesidad infantil más alta del país, la prevalencia de esta enfermedad en niños y adolescentes rebasa en más de diez puntos porcentuales lo reportado a nivel nacional”.
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Iniciativa
El documento plantea establecer la prohibición de vender, regalar o suministrar alimentos o bebidas con exceso de sodio, grasas y azúcares en las escuelas de preescolar y primaria, de la misma forma que no podría haber máquinas expendedoras con este tipo de productos.
La propuesta desató las posturas en contra de parte del empresariado, como en el caso de la Cámara de Comercio de Mérida (Canaco) o de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), organismos que mantienen la postura de que la prohibición no servirá de mucho, sino que lo que hace falta es educación.
Sin embargo, para la nutrióloga y profesora investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Odette Pérez Izquierdo, la prohibición que se plantea no sólo debería abarcar preescolar y primaria, sino los niveles siguientes, como secundaria e incluso el medio superior, porque ya no es un tema sólo de menores, sino que hay graves impactos en la población adolescentes.
En este sentido, dijo que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud del 2018, Yucatán aparece arriba de la media nacional y el porcentaje de la población de 12 a 19 años de edad con sobrepeso es del 19.1 por ciento.
Nutrición
Además, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, los menores con sobrepeso y obesidad de 5 a 11 años representaban más del 40 por ciento de la población, por encima de la cifra nacional que marcaba el 35.6 por ciento. Dijo que estos números no se movieron mucho en la encuesta del 2018.
La especialista, quien desarrolla desde hace años un proyecto en Chacsinkin, financiado por la Fundación Kellogs con jóvenes adolescentes de entre 12 y 19, para mejorar su salud alimentaria, expuso que en el medio rural la situación es todavía más severa porque de acuerdo a la encuesta del 2012, el 52 por ciento de la población de 12 a 19 años en el medio rural de Yucatán presenta sobrepeso u obesidad.
“Tener una población con sobrepeso u obesidad significa que ésta es más propensa a enfermedades crónico degenerativas, como diabetes, hipertensión, colesterolemia”, expuso.
Además, dijo que la alimentación está relacionada de forma directa con el sistema inmunológico y, en este sentido, una buena alimentación puede significar una mayor resistencia, por ejemplo, a las enfermedades infecciosas, pero una mala alimentación hace a las personas más propensas a enfermedades.
“A mí me parece que es una buena Ley y creo que la prohibición debería abarcar más allá de preescolar y primaria, también debería ser para los adolescentes que ya están enfrentando serios problemas de sobrepeso y obesidad”, comentó.
Dijo que Yucatán ocupa además los primeros lugares en consumo de refrescos embotellados y dicha bebida “afecta muchísimo la salud”.
Recordó que hay estados que ya han implementado la prohibición como Oaxaca o la Ciudad de México y hoy Yucatán está legislando al respecto y, reiteró, se debería considerar también a los adolescentes de secundaria y preparatoria.
“Además, porque en el medio rural tenemos una desnutrición grave, crónica y esto nos lleva a que el que fue desnutrido en su etapa adulta tiene una alta propensión al sobrepeso y la obesidad y, por ende, a las enfermedades crónico degenerativas”, señaló.
De la perspectiva del empresariado de que se trata más bien de un tema “de educación”, dijo que puede verse de esa forma, pero también es un tema de la industria alimenticia que sólo busca un fin económico.
“Los empresarios buscan ganancias, con productos que les generen riqueza, aun afectando a la población. Se debe educar y también orientar, pero también se le debe poner un freno a la industria alimenticia que vende productos ultra procesados”, dijo.
En el tema de refresco, por ejemplo, dijo que es altamente adictivo y cuando los menores muy pequeños lo consumen, paulatinamente sentirán menos el dulzor de las cosas, consumiendo más y más estos productos.
Además, el consumo de comida chatarra tiene que ver con la pobreza y en el trabajo que se ha hecho en Chaksinkín, dijo, se han encontrado niños con triglicéridos altos, de secundaria.
“Esto podemos atribuírselo a la comida local, sí, pero también al alto consumo de refresco porque el azúcar también se convierte en grasa”, señaló.
Dijo que cada vez se detectan más casos de pequeños con enfermedades crónico degenerativas y la pandemia de la COVID-19 ha puesto al descubierto el problema de sobrepeso y obesidad que se vive en el país.
En este sentido, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, en el caso de diabetes infantil, los indicadores muestran a partir de los 10 a los 19 años y en el 2018 se presentaron 44 casos, de los cuales fueron 6 en el rango de los 10 a los 14 años y 38 más en el rango de los 15 a los 19.
Aunque no establece rangos de edad, el último Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología reporta en los Casos por entidad federativa de trastornos de la nutrición, un total de 6 mil 70 casos de obesidad para este 2020, los cuales son 2 mil 260 en hombres y 3 mil 810 en mujeres. En el 2019 hay un acumulado de 14 mil 326 casos en este rubro.
Por David Rico