Aún sin saberlo, son muchos los que han visitado o acostumbran visitar la panadería“La Central”, en este municipio sureño, porque en realidad no tiene ni un gran letrero, ni nada que haga pensar que se trate de una gran panadería.
Desde hace ya más de 40 años o incluso un poco más, antes que se concluyera el tramo carretero Ticul-Dzan, esta panadería comenzó a ser frecuentada por gente que tenía la necesidad o fortuna de pasar por este pueblo.
Y esto se debe a unas exquisitas “Patitas duras”, que aquí se elaboran desde siempre y que le han dado fama a esta panadería.
Entre los viajeros, y sobre todo entre los vecinos de municipios cercanos, quienes prácticamente compiten por poder hacerse, no de una, sino de varias de estas deliciosas piezas de pan dulce, que tienen un sabor muy especial y que además por el tipo especial de elaboración, se mantienen mucho más tiempo en buen estado para poder disfrutarlos, que cualquier otro pan, por lo que son muchos los visitantes que se llevan, no solo unas cuantas piezas, sino bastantes, hasta sus lugares de origen.
Apenas la producción solo le alcanza a la panadería para mantenerse abierta a lo sumo de 17:00 a 19:00 horas, y es que comúnmente aún antes de abrir se forma una fila de gente en espera de la salida de estas Patitas de Dzan.
De las cuales, nos platicó el actual propietario de esta panadería, Diódoro Felipe Interián Sandoval, a quien conocen mejor como “Jambo” en la comunidad, tuvieron su origen en la década de los 50, en manos de Miguel Interián, quien aprendiera el noble oficio de la panadería en Mérida a fines de la década de los 40 y que al retornar a laborar a esta panadería, se le ocurriera elaborar este tipo de “Patitas Duras”, las cuales desde su inicio fueron un éxito.
Coincidiendo esta etapa, con la llegada de Ramón Interian a su administración, dándole una renovación a La Central, que había sido fundada por Benigno Interian, a principios de los años 30 del siglo pasado, que la convertirían en punto de referencia en la comunidad por cerca de 40 años, pues entre sus acciones, adquirió una máquina Dutton, que en los años 50, brindaría energía eléctrica al centro de la comunidad, sobre todo en la celebración de bailes y otros acontecimiento de importancia, lo cual haría hasta ya entrados los 60, en que durante una corrida de la fiesta tradicional, en el mes de septiembre, se encendería la luz artificial, que había llegado al pueblo, lo cual desató en ese entonces un estruendoso aplauso, al que la gente se sumaba pensando de una gran faena, y que al final se dieron cuenta que era por la llegada de la energía eléctrica.
Queda en el recuerdo de los dzanenses ya mayores de 40 años, las funciones de cine, que se proyectaban en la parte trasera de la Central, en un formato de 35 milímetros, relató “Jambo”; principalmente los que se programaban durante los días de muertos, en que la gente tenía como una tradición asistir al cine a ver películas de terror.
Sin embargo, a mediados de los años 50 y hasta ya pasaditos los 80, en que se dejó de proyectar películas en la comunidad. Toda una época de curiosas anécdotas, después de asistir al cine de terror y tener que dirigirse a sus hogares entre las penumbras de la noche, que hacía persignarse a los más atrevidos.
Por Amir Mex Ayuso y Benito Cetina