Yucatán

Habitante de Progreso narra su experiencia con la diabetes

El ciudadano Gerardo García Núñez comparte su experiencia con la diabetes.
Gerry relata que el padecimiento cambió su vida. / Julio Jiménez Mendoza

Gerardo García Núñez, “Gerry”, quien el año pasado sufrió la amputación del pie izquierdo con riesgo de que se le corte el derecho, del cual ya perdió dos dedos, habló de sus necesidades y del sufrimiento de haber perdido parte de la extremidad inferior que le cambió la vida física y psicológicamente.

Desde hace 14 años comenzó a padecer diabetes, presuntamente por herencia de sus padres, de pronto comenzó a sentir síntomas raros, desde el aumento de la frecuencia urinaria, tener muchísima sed, hambre, el entumecimiento de las extremidades, dolores en los pies, fatiga y visión borrosa, pérdida de piezas dentales y problemas circulatorios.

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Debido a todo eso acudió al médico que le dio recomendaciones sobre su enfermedad cuando comenzó el problema, le amputaron la pierna debido a la falta de riego sanguíneo, primero le apareció una herida en la parte baja del dedo y le dijeron que había que cortarlo, así fue su proceso cuando le quitaron cuando menos cuatro dedos del pie derecho y después el pie y parte de la pantorrilla.

“Desde que me comenzaron a cortar los dedos iba continuamente al Seguro Popular, debido a que es donde recibo atención, ahora en tiempos de pandemia me siento peor por ser persona vulnerable”, dijo.

“Sin duda alguna la diabetes te cambia la vida, sobre todo porque tienes que estar pendiente las 24 horas del día, es una enfermedad con la que se puede convivir perfectamente, aunque ya no puedes tener una vida normal por el peligro de tener alta la azúcar, pudiendo terminar en el hospital de nueva cuenta, además la diabetes te daña los riñones y pierdes las piezas dentales y vas teniendo una visión más borrosa de manera progresiva y las heridas son difíciles de curar”, enfatizó.

“Desde que me amputaron la pierna he permanecido en esta silla de ruedas que fue de mi madre (+), me alimento de lo que me da mi familia y desde luego no hay dinero para tener una dieta balanceada, como recomienda el nutriólogo”, afirmó.

“Me he alejado de los refrescos de cola, cafés, panes dulces y todo lo que contenga exceso de azúcares, debido a que quisiera vivir algunos años más, aunque realmente mi situación económica y emocional es difícil”, relató.

“Desde luego, como todos, sueño con poder tener una prótesis para poder caminar, el médico me dijo que después de un año el muñón ya se puede fijar, pero en realidad apenas me dan la comida del día por la familia en medio de esta pandemia y un lugar donde descansar, debido a que tuve mi casa que me dejaron de herencia mis padres (+), pero por necesidades económicas un agiotista me la quitó, dejándome prácticamente desamparado, alguien dijo que los amigos se ven en la enfermedad y en la cárcel y es muy cierto, antes era muy popular, el alma de los gremios y peregrinaciones”, recalcó.

“Ahora, además de la pandemia y la difícil situación económica, estoy en el olvido con los que un día conviví y creo que esto es algo que, como ser humano, duele más que no tener un pie, porque con esto lucho a diario por superarlo”, dijo.

Por Julio Jiménez Mendoza