Después de 8 meses, por fin, las playas del Estado se reabrieron y a pesar del mal tiempo, los vacacionistas no desaprovecharon la oportunidad para caminar en la arena, quienes aseguraron sentirse seguros con las medidas que se están tomando en los restaurantes y establecimientos.
En el puerto de Progreso, durante las primeras horas de ayer, las palapas con mesas aún se encontraban cerradas con cintas que amarillas de “precaución”, con todo y eso se podía ver algunos visitantes recorriendo la playa o disfrutando de los restaurantes.
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Francisco Rodríguez e Ivone Balero se encontraban felices durante su estancia por Progreso, ambos son de Monterrey y según comentaron, ella ya había venido antes, pero él estaba conociendo por primera vez la playa de este puerto.
Aunque aún llevaban un día de haber llegado, sentían que las medidas para prevenir los contagios del coronavirus son adecuadas, pues incluso les habían entregado todo sellado y con los respectivos filtros de sanidad.
También una familia de regiomontanos que visitaron la playa aseguraron que las medidas eran las adecuadas, “felicitamos a los que nos atendieron en el restaurante, porque tienen muchos protocolos”.
“Nos sentimos tranquilos, ya fuimos a Uxmal y a los cenotes”, señalaron que su experiencia ha sido muy grata y que incluso en los cenotes se contaba con sana distancia y tiempo para que todos pudieran disfrutar, “fueron 30 minutos el tiempo máximo de permanencia dentro del cenote”.
Rogelio López y su hijo Martín llegaron desde la Ciudad de México para visitar el puerto, gracias a que Martín está de vacaciones y permanecerán hasta el viernes; según comentaron, en la metrópoli no se cumplen las medidas, “el metro va lleno”. Aseguraron que aquí, las medidas si se ejecutan correctamente.
Por otro lado, Denisse Rodríguez y Mónica Mendoza expresaron que encontraban algunas de las medidas como incongruentes, “ayer estábamos sentadas aquí en la playa y nos dijeron que nos sentemos del otro lado de la calle, no entendemos cuál es la diferencia”.
También hicieron notar “estaban abiertos los restaurantes, pero la playa no”, lo que les pareció ilógico, cuando en los restaurantes existe menor distancia entre una y otra persona.
Asimismo, mencionaron que se encontraban en Mérida por un viaje de trabajo y que aprovecharon la ocasión para visitar el puerto, pero de no haber sido por una cuestión laboral, no habrían viajado.
Fueron muy enfáticas en que cada uno debe ser consciente y cuidar de sí mismo, “porque si continúan con los establecimientos cerrados se afectará mucho la economía, “cada uno tiene criterio y si ven que un lugar está lleno, que se vayan a otro”.
Desde Chicxulub, Óscar Situk y Julio César Poot, ambos pescadores aseguraron que la reapertura les beneficiará, porque los restauranteros comenzarán a vender más y por lo tanto subirá el precio del pulpo, con lo cual suben sus ganancias.
Por Cecilia Abreu