Sentimientos como tristeza, nostalgia y dolor invadirán algunos hogares cuyas familias perdieron algún ser querido en este año y que en estas fechas ya no estarán, lo que representa una silla vacía.
Personas entrevistadas mencionaron que es un dolor muy grande el ya no poder tener a su ser querido en estas fechas que, en vez de alegría, serán de tristeza.
Alejandra Dzib Basto dijo que su papá, Abelardo Dzib Tec, falleció el 8 de octubre a causa del coronavirus y que lo extraña como un hombre alegre, trabajador, carismático, noble, divertido, entre otras cualidades que tenía y que en vida fue catalogado como buena persona, ganándose la amistad de muchas personas.
“Mi papá falleció a los 57 años de edad, le dio un paro cardiaco a raíz de las secuelas del coronavirus, no sólo mi familia lo va a extrañar, sino mucha gente, porque para estas fechas decembrinas se vestía de Santa Claus para llevar alegría, felicidad y regalos a los niños de escasos recursos y en esta ocasión será diferente, en nuestra mesa se encuentra una silla vacía.
Javier Manuel Cen Yam, quien perdió a su suegro en el mes de octubre y a su suegra en noviembre, dijo que “es un dolor muy grande porque ya no estarán con nosotros para recibir la Navidad y el Año Nuevo, esas convivencias que solíamos hacer serán muy diferentes y tristes”.
“Mi suegro murió de un infarto, pero al sentirse mal lo llevaron a Mérida y ahí dijeron que falleció de COVID-19, en realidad tenía algunos síntomas, aunque no se confirmó, ya que, como sabemos, al llevarlo al hospital enseguida dicen que tiene coronavirus; al mes siguiente mi suegra murió, pero ella de tristeza, al ver que no estaba su compañero, todo esto es un dolor fuerte para nosotros, sobre todo para mi esposa, que es la que todavía no asimila la pérdida de sus padres”, resaltó.
M.I.Ch., por su parte, dijo que para ella este año ha sido el peor de todos porque perdió a su papá a causa del coronavirus, además de que en su familia hubo dos que padecieron esta enfermedad pero que lucharon, se aislaron, cumplieron con todos los cuidados para que el COVID no los derrotara; hoy gracias a Dios están bien, aunque hay que seguir con los cuidados porque se dice que hay recaídas”, explicó.
La entrevistada expresó que el haber perdido a su padre es un dolor que no podrá superar, “y en estas fechas es cuando nos invaden la nostalgia, la tristeza, porque las reuniones que hacíamos para Navidad o Año Nuevo serán diferentes, ya que habrá una silla vacía, su recuerdo se quedará grabado en nuestros corazones”.
“Muchos no creían en esta enfermedad, algunos todavía no lo creen, pero aquellos que hemos perdido a un ser querido que fue víctima de este virus es un dolor difícil de superar, ha sido un año muy doloroso, pero con la ayuda de Dios hay que salir delante de esta pérdida”, finalizó.
Por Raquel Margarita Huerta