Yucatán

Por COVID-19, reclusas pasarán Año Nuevo lejos de sus familias en Yucatán

Desde el inicio de la pandemia, las mujeres privadas de su libertad no han recibido ninguna visita.
Fotos: Edwin Aguilar

Las mujeres privadas de la libertad tendrán su fiesta de año nuevo distinta, por primera vez, lejos de sus familiares, de sus hijos, quienes no han podido visitarlas desde el pasado 20 de marzo, a causa de las medidas de protección implementadas por el COVID-19. Este año las 13 chicas cambiarán la convivencia por una llamada, ya se han programado los horarios.

La motivación de los festejos anuales no se pierde entre ellas, quienes con gusto se dedican a decorar los módulos, sus espacios, incluso ponen su arbolito y el nacimiento para contagiarse del espíritu navideño, aseguró la directora del Centro de Reinserción Social Femenil (Ceresofe), Anastasia Castillo Tiburcio.

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“Cada año se les hace una fiesta y adornan sus módulos, se les provee del material, este año, pese a la pandemia, ya pusieron su arbolito, el nacimiento, hacen sus intercambios de regalo, peluches y chocolates son los obsequios más comunes, tuvieron su cena de Navidad y tendrán la de fin de año, tratamos de darles lo que nos pidan, en la medida de lo posible y lo legal”, comentó.

El menú del 24 de diciembre fue: rollo horneado de carne, macarrón con queso, también horneado, sandwichón, pastel, así como refrescos y aguas frescas. La cena se sirvió a las 7 de la noche, pero generalmente no comen a esa hora, recuerda la directora, ellas deciden a qué hora comen, ese día aprovechan para festejar, divertirse, bailar, se les proporciona un equipo de sonido, así como un proyector para que puedan ver videos musicales.

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Reclusas desean quedarse con sus hijos

El día 25 siguió la fiesta en las canchas del Ceresofe, se les proporcionaron, además de sus alimentos diarios, botanas como frijol seco, tostadas, frituras, se les permitió levantarse tarde, poner música, en general no tuvieron actividades de rutina. “Son dos días de fiesta, las mujeres aquí son bastantes tranquilas” admite Castillo Tiburcio.

Para el 31 de diciembre y el 1 de enero, será básicamente la misma dinámica, el menú cambia, cenarán jamón horneado con frutas, espagueti verde, ensalada de manzana, refresco y aguas frescas.

A diferencia de otros años, en los que se invita a todos los familiares de las mujeres privadas de la libertad, las fiestas eran en grande, había piñata con dulces, llevaban a un Santa Claus, quien daba regalos a los niños, pero esta ocasión no podrá ser de esta manera, de hecho, la directora recordó que el año pasado ella y sus hijos pasaron ahí la noche buena con las mujeres.

De las 13 mujeres sentenciadas, doce de ellas tienen hijos. La más chica tiene 29 años de edad, la más grande 59, la que tiene la condena más larga es de 40 años, el menor cumple 5 años 10 meses. Los principales delitos por los que han llegado a perder la libertad son: homicidio, robo y violación equiparada, en ese orden. En 2022 saldría una chica, es la que está más próxima a recuperar su libertad, no obstante, con los recursos que pudieran interponer otras mujeres, podrían conseguir una reducción en su condena.

Esta cuarentena, exponencial para ellas, ha sido llevadera debido a que disponen de llamadas telefónicas a libre demanda, incluso cuentan con videollamadas para mantener el contacto con sus familias, lo cual contribuye a reforzar los lazos entre ellos, y de alguna manera se dan fuerzas para seguir adelante, se enteran de lo que pasa al exterior, comprenden la situación del virus y están agradecidas de las medidas implementadas por la administración del sitio, pues ninguna se ha contagiado, confirma la directora.

“Ninguna se contagió, se decretó la contingencia el 17 de marzo, suspendimos visitas el 20, fue una buena estrategia. Actualmente solo tres personas tienen acceso a ellas, los encargados de las áreas educativa, laboral, así como trabajo social, quienes siguen el protocolo. A la entrada del módulo hay gel antibacterial, sanitizante, cubrebocas, de hecho, ellas también portan esta protección”, confirma la entrevistada.

En general, los días 24 y 31 son días de visita sin importar el día que caiga, esto con motivo de fortalecer los vínculos familiares y los lazos afectivos. Cada año, hacen un taller de manualidades de las distintas festividades, hay uno en diciembre, para el día de madres, día del niño, “estas actividades hacen que se les haga menos pesada la estancia, para la mayoría es complicado estar lejos de sus hijos, y aprovechan esas ocasiones para convivir con ellos”.

Lamentablemente, las mujeres procesadas no están en esas instalaciones, sino en el Cereso, de ellas se desconoce cómo van los procesos. Al menos en el Ceresofe no hay condenadas de alta peligrosidad, tampoco hay mujeres con hijos, ni ha habido nacimientos al interior. El sitio tiene capacidad para 78 mujeres.

Recientemente, los centros de reinserción del estado mejoraron sus calificaciones en lo que respecta a los servicios e instalaciones que brindan a los internos, el Ceresofe, tuvo la mejor puntuación de los centros de Yucatán, comentó la encargada del lugar.

Durante 2019, en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, este centro obtuvo una calificación de 8, disgregada en los siguientes rubros: Aspectos que garantizan la integridad física y moral del interno: 7.9, aspectos que garantizan una estancia digna: 7.91, donde el tema de visita familiar fue la peor puntuada; condiciones de gobernabilidad: 8.68, donde la única falla es la difusión de la normatividad a los internos; reinserción social del interno: 7.47, donde la más baja calificación se dio a la integración del expediente técnico de las internas; y grupos de internos con requerimientos específicos: 8.33, la más baja calificación fue el apartado relativo al acceso de las mujeres indígenas a los servicios del centro en igualdad de condiciones.