Yucatán

Explosiones ponen en peligro a habitantes de Xcucul Sur

Habitantes de Xcucul Sur, comisaría de Umán, viven en permanente zozobra debido a que una empresa extractora de material pétreo revienta bombas muy poderosas que arrojan grandes piedras sobre la zona poblada.

De acuerdo a la ley, esa empresa debería estar a 5 kilómetros de las casas y se encuentra a apenas 100 metros de distancia, lo que pone en peligro de muerte a los habitantes de Xcucul Sur, Comisaría de Umán.

Don José Rubén Ortiz Alvarado, vecino de ese lugar, relató lo anterior y agregó:

–Aquí tengo un terreno de una hectárea, pero es todo lo que poseo. Esta es mi casa, y tengo a mi esposa conmigo, aquí siembro verduras y realizo otras actividades del campo. El problema es que hace como 10 años a los ejidatarios los despojaron de sus tierras por medio de engaños y de ciertas cantidades de dinero, entonces ellos entregaron su tierra a los empresarios que explotan minas de carbonato de calcio, que es un mineral propio de esta zona calcárea de la Península de Yucatán.

Ahorita es un tesoro muy apreciado, porque este carbonato de calcio se usa para miles de cosas, pero ellos de forma primitiva siguen explotándolo como mineral de construcción.

No nos molestan

Aquí están dos empresas, Procon y Proser Grupo Constructor, pero los de Procon no nos molestan, porque se alejaron más como yendo hacia el Sur, como para Tebec, donde ya hay una devastación, pero yo no soy ambientalista y no me meto en eso.

La que nos molesta es el Grupo Constructor Proser, porque cuando ellos empezaron a hacer explosiones para extraer el mineral estaban un poco más lejos, como a 500 metros de aquí, y aguantábamos porque decíamos: tenemos que aguantar, ni modo, porque ya no hay razón para luchar por la tierra, ya que la entregaron los señores que eran los dueños originales, o sea, los ejidatarios.

Luego esa empresa adquirió un terreno más cerca de la población, que empieza aproximadamente a 100 metros de aquí, e hicieron un camino para entrar a explotar una parte muy cercana, situada a como a 200 metros atrás, que es parte del terreno que compraron. Y como están muy cerca, las explosiones ya no las podemos aguantar.

A punto de matar a una señora con su bebé

–¿Dice usted que cayó una piedra junto a una señora de aquí cerca?

–Sí, hay una persona que es un humilde elotero, don Reinaldo Domínguez Chi, que sale a vender sus elotes, y colinda su terreno con el de don Marcos Presuel, que ahorita no se encuentra porque se fue a trabajar. Entonces hace unos días, cuando hubo una explosión que parece una bomba atómica, cayó una piedra cerquita de la esposa de don Reinaldo, y hasta un cráter hizo donde cayó. Si hubiera caído sobre la señora, que tiene un hijo de brazos, los hubiera matado a los dos. ¿Eso no es violencia?

–¿Todos los días hay explosiones?

–No todos los días. Hacen explosiones leves casi todos los días pero las explosiones muy exageradas como bombas atómicas y que lanzan las rocas hasta la zona poblada, pues las hacen cada mes o cada 20 días. Cuando caen se oye como si fuera un bombardeo.

–¿Desde cuándo está pasando eso?

–Desde noviembre, porque se acercaron mucho a donde estamos viviendo todos.

–¿Hay otras familias afectadas?

–Bastantes, tengo una lista de ellas que les puedo exhibir a ustedes, si quieren podemos ir a visitarlas para que vean las piedras que han caído en sus terrenos y en sus casas. Todos tienen piedras que han caído.

Piden auxilio y se los niegan

–¿Decía usted que ya fueron a pedir auxilio a Protección Civil de Umán?

–Sí, fuimos en noviembre, pero no nos hacen caso. El señor Juan Antonio Puc Maldonado, de la Unidad de Protección Civil de Umán, al ver el documento que le llevamos, dijo: En dos días tienen respuesta. Vamos a resolver el problema.

Yo me puse contento. Dije: “Sí hay gobierno, sí hay”. Pero resulta que al pasar los días yo le volví a hablar para saber qué hicieron y si ya se había puesto una solución definitiva al problema, porque ya no había habido explosiones. Sin embargo, al momento en que le hablo estalló una mega bomba atómica que a todos nos pone terriblemente nerviosos, parece una guerra contra nosotros, porque nos bombardean con tremendas piedras, parecen aerolitos de tan fuerte que caen.

–¿Cómo se sienten ustedes cuando pasa eso?

–Nos afecta nuestro ánimo, nuestro espíritu, porque el ser humano aquí está en contacto directo con su medio ambiente. Hasta nos enfermamos y nos ponemos tristes por la impotencia, porque nadie nos hace caso.

Entonces vuelvo a insistir con el de Protección Civil el 14 de enero, y me dice: Es que tienes que traer un documento con las firmas y las copias de las credenciales de elector de las personas afectadas.

Pues lo hice: recabé las firmas y los documentos y llevé otra vez la solicitud, que está fechada unos días después.

Luego él vino, era la segunda vez que venía, y de casualidad lo encontré aquí y le dije: Oiga, mi comandante, no están haciendo caso los de la empresa. Y me contestó: Vamos a regresar el martes, y me hizo el cuento, entramos con él a ver todo el problema, se le mostraron las piedras que caen, y dice: Yo ya resolví el problema, ya hablé con ellos y ellos no vuelven a hacer esto, estén tranquilos.

Y se fue, pero lo volvieron a hacer, volvieron a reventar la mega bomba atómica y por poco nos aplastan con esas piedras como la que iba a matar a la esposa de don Reinaldo y a su hijo; la piedra pesa como 10 0 12 kilos y cayó con mucha fuerza.

No quieren que se vaya

–Pero decía usted que esa empresa genera empleos en la comunidad…

–Sí, si no queremos atacarla, no queremos que se vaya, porque algunas personas de acá trabajan allá, y compran comida, generan una corriente económica y es innegable que lo que ellos hacen es la principal actividad económica de aquí: sacar material, ¿pero eso les da derecho para que nos molesten? Yo creo que no. Sobre todo porque por ley deberían estar a 5 kilómetros de la zona poblada, no a 100 metros.

Tenemos derecho a estar tranquilos y en paz. Al acercarse a la zona habitada de Xcucul, ellos rompieron los límites que les impuso la Semarnat, y al romperlos están poniendo en riesgo de nuestras vidas, pero ninguna autoridad nos hace caso para que dejen de estallar bombas tan potentes y tan cerca.

Viven con miedo

Ahora vivimos con miedo, nos estamos enfermando tan solo de pensar que en cualquier momento nos matan o matan a nuestra familia con una roca de esas que salen disparadas con sus bombazos. Y yo digo: ¿Qué están esperando las autoridades para clausurar ese banco de extracción de material que está tan cerca de la zona poblada? ¿Qué nos maten? Insisto en que no queremos que se vaya Proser Grupo Empresarial, nada más que se aleje, pero, ¿Qué pasa? Es mucha irresponsabilidad o mucha corrupción, o las dos cosas, pero tenemos derecho a vivir con tranquilidad. ¿O qué, es que porque somos gente del pueblo, gente pobre, y ellos son poderosos no nos hacen caso?

Yo creo que en otro país eso que están haciendo con nosotros sería suficiente para que intervinieran las autoridades y los metieran a la cárcel, pero aquí nadie hace nada. Necesitamos vivir en un estado de derecho, para que haya respeto para todos –concluyó don José Rubén Ortiz Alvarado.

(Roberto López Méndez)