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Ana María Ancona Teigell

“Alcemos la voz porque la justicia se compra, pero la voz no se calla… Hasta que te matan.”

Anónimo

Hagamos un poco de historia sobre qué es el feminismo, ya que no todos entienden cuál es su finalidad y, en los últimos tiempos, las feministas de México han sido muy criticadas por salir a las calles a exigir ¡justicia!, a gritar: “¡Basta ya!, ¡ni una más!” por los feminicidios de mujeres, adolescentes y niñas que azotan a todo el país y las autoridades lo único que hacen es minimizarlos y tratar de invisibilizarlas. Por eso ellas salen a levantar la voz, por las que ya no tienen y se encargan de que nadie las olvide.

Los destrozos ocurridos en la Ciudad de México molestan a muchos ciudadanos, sin tomar en cuenta que la mayoría se manifiesta pacíficamente y los grupos de choque que se infiltran (ya que hay fotos de hombres encapuchados), lo hacen para desprestigiar el movimiento, aunque sabemos que también algunas han caído en el vandalismo. No lo justificamos, pero sí lo aplaudimos, porque muchas de ellas son madres a las que les mataron a sus hijas, las secuestraron, violaron, desaparecieron. Porque ya están hartas, indignadas, cansadas de un sistema de justicia fallido, que las está matando día tras día. Pero, si fuera la hija, nieta, esposa, madre, de algún político, los asesinos en menos de 24 horas ya estarían detenidos y encarcelados o quizás desaparecidos de la faz de la tierra.

El feminismo según los estudiosos es un movimiento social con una teoría política que exige la igualdad de derechos de las mujeres frente a los hombres. La palabra proviene del latín “fémina”, que significa “mujer” y se compone con el sufijo –ismo, que denota “doctrina” o “movimiento”.

El feminismo, actualmente, se constituye como una corriente de pensamiento que aglutina un conjunto de movimientos e ideologías, tanto políticas, como culturales y económicas, con el objetivo fundamental de lograr la igualdad de género y la transformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

El feminismo tuvo su primera Convención de Séneca Falls en New York, Estados Unidos, en el año de 1948, donde 300 activistas y espectadores se reunieron por los derechos de la mujer, cuya declaración final fue firmada por unas cien mujeres.

El feminismo ha sido un movimiento social, una de las manifestaciones históricas más significativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque la movilización a favor del voto, es decir, el sufragismo, haya sido uno de sus ejes más importantes, no puede equipararse sufragismo y feminismo. Este último tiene una base reivindicativa muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que en otras ocasiones también exige demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado, etc.

La primera huelga feminista de la historia la protagonizó el grupo feminista radical Red Stocking (Medias Rojas). En octubre de 1975, las mujeres de Islandia se lanzaron a las calles y se calcula que hasta el 90% secundaron la convocatoria que consiguió paralizar el país por completo. En lugar de ir a la oficina o dedicarse a las tareas domésticas las mujeres tomaron las calles para manifestarse por la igualdad de género. Querían demostrarle a todo el país que si las mujeres dejaban de ir a sus trabajos, cuidar a sus hijos y hacer las tareas domésticas la sociedad no podía funcionar. Se trataba de que los hombres vieran de forma evidente lo importante que era el papel de las mujeres y que le asignaran el valor real que tenía su trabajo dentro y fuera del hogar. La propuesta fue muy discutida y finalmente aceptada, pero cambiando la palabra “huelga” por “día libre”, así que se convocó el Women’s Day Off.

Cinco años después, en noviembre de 1980, una de las mujeres que había salido a manifestarse por las calles de Reikiavik, Vigdis Finnbogadóttir, venció a tres candidatos masculinos en las elecciones presidenciales. Se convirtió en la primera mujer presidenta en Europa, cargo que ocupó durante 16 años, y en la primera Jefa de Estado del mundo elegida democráticamente.

El feminismo en la actualidad debe contextualizar sus demandas y reivindicaciones en relación a la vinculación con los hombres y su masculinidad, a las problemáticas de la homofobia, violencia de género, sexismo, etc. El feminismo debe volver a construirse desde y para lo social, apuntando a una construcción cultural, cotidiana y popular que apele no sólo a la transformación de los espacios machistas que nos circundan, sino de las estructuras desiguales e inequitativas que nos caracterizan como sociedad.

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