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Yucatán

Comenzó ayer la Cuaresma

El Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, dijo ayer en la Santa Iglesia Catedral que el camino de la Cuaresma que iniciamos con el Miércoles de Ceniza es la búsqueda de renovar o fortalecer la amistad con el Señor.

Ante cientos de fieles que fueron por su tradicional cruz de ceniza, el prelado agregó:

–Si todos recibieran la ceniza, y más aún todos los cristianos emprendieran el camino de la Cuaresma, de conversión, de preparación para la Pascua, no solamente habría un cambio personal en cada persona, sino que habría un cambio social.

Si la sociedad, que es cristiana en su mayoría, tuviera esa conversión, deberían acabarse los feminicidios y toda clase de injusticias contra las mujeres, toda la violencia contra la mujer que existe en el estado de Yucatán. También terminarían todos los abortos, y terminarían todas las intenciones de dañar a la familia como institución creada por Dios; también se acabaría toda la inseguridad en México si esto fuera una realidad de todo el pueblo cristiano.

Qué hermosa fiesta la del día de hoy, pero qué poca gente es la que la vive, aunque nuestros templos se ven repletos durante casi todo el día de gente que viene para recibir la ceniza. Acerquémonos al Señor en Cuaresma reconociéndonos pecadores, pidiendo perdón por nuestras faltas, acercándonos con tristeza por nuestros pecados, con humildad, reconociendo los mismos y a la vez con confianza sabiendo que el Señor es un Padre bueno que nos espera con los brazos abiertos para redimirnos.

Ayuno, oración y limosna

Ayuno, oración y limosna debe haber en toda la vida cristiana, pero ahora la iglesia llama para un gesto particular más fuerte, comunitario, de penitencia, en el que todos ayunemos, todos incrementemos nuestra oración, y también incrementemos nuestra generosidad manifestada en la limosna. ¿Ayunar, para qué? Jesús nunca mandó a sus apóstoles a ayunar, pero es que él quería purificar la práctica del ayuno ya que por aquel entonces muchos la realizaban simplemente por cumplir o hasta por presumir que estaban ayunando. Quería purificarla. Es importante que quien quiera en estas fechas tener hambre en el cuerpo, sea para fortalecer su hambre de Dios. Sea para fortalecer su solidaridad para con los que no tienen que comer.

Amistad con Dios

Es importante también la oración personal y comunitaria porque ahí, en la oración, crece la amistad con Dios. Y, claro, la limosna, la solidaridad con los hermanos, que también en parte debe brotar del ayuno, para que lo que nos ahorramos en la comida y en otras cosas que podemos prescindir de ellas, se traduzca en obras de caridad para con nuestro prójimo y así caminemos y recordemos a dónde vamos: vamos hacia la Pascua, y que la celebración de la Pascua nos encuentre verdaderamente purificados de pecado para renovar nuestro compromiso bautismal.

Somos pocos aunque nos veamos muchos. Somos pocos, y ojalá que esos pocos tomemos con mucha seriedad este día, y vengamos con un corazón fraterno, solidario, para no pedir perdón solamente por mis pecados, sino pedir perdón por nuestros pecados.

Pedir por los que no saben pedir

Pedir perdón también en nombre de aquellos que no saben pedir perdón porque el orgullo se los impide. Pedir perdón también por aquellos que se van a acercar a recibir la ceniza solamente por costumbre o por miedo a que algo les pudiera pasar.

Al inicio de la homilía, el prelado, que tuvo como concelebrantes al padre rector Justo Ceballos, al diácono Alberto Buenfil y al padre Alberto Avila, explicó el origen de la costumbre de imponer la ceniza:

–Hace unos cuantos días en torno al 14 de febrero, se reunieron los centros pastorales a lo largo y ancho del estado de Yucatán, grupos pequeños seguramente, pero de fieles cristianos que suelen reunirse en el centro pastoral. Y celebraron el Día del Vecino mientras toda la sociedad celebraba el Día del Amor y la Amistad, ellos celebraban el Día del Vecino, la amistad que debe ir más allá de las simpatías, la amistad cristiana de aquellos que viven en el mismo vecindario. Y en esa misma celebración, en los Centros Pastorales, se hizo la quema del huano con las palmas del Domingo de Ramos del año pasado, preparando este día las cenizas que hoy nos vamos a imponer sobre nuestras cabezas. Hoy lo vamos a recibir.

Así, desde esa celebración del Día del Vecino, del Día de la Amistad entre ellos, se preparaba la renovación de la amistad con Dios nuestro Señor. Así podemos entender también que ellos vienen con la conciencia clara de qué se trata. Se trata de un arrepentimiento, de un deseo de un verdadero cambio de vida. Entonces hagámoslo, hagámoslo nosotros en nombre de toda la Iglesia, en nombre de toda la sociedad, porque tenemos hoy por hoy muchos motivos para pedirle perdón al Señor.

La soberbia

Dirán algunos:

–Es que yo no tengo pecados. Ya tienes el primero, es el pecado original, el de la soberbia, el no reconocernos pecadores. Tienes el primero, el no ser solidario con tus hermanos para aprender a decir: me arrepiento de mis pecados, y en vez de eso decir también: nos arrepentimos de nuestros pecados. Ese es el sentido fraterno de la conversión. Así sea.

(Roberto López Méndez)

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