TIZIMIN, Yucatán, 5 de febrero.- Antiguas bodegas de control de la sal abandonadas como mudos testigos de las toneladas de mineral que se trasportaba en los vagones del ferrocarril, marcan la historia de la Ciudad de Reyes.
Las yerbas han cubierto parte de las viejas estructuras ubicadas frente a la actual planta de procesamiento de sal en el sur de la ciudad, el Ferrocarril marca el inicio del desarrollo económico de este municipio, al contar con una vía de comunicación con la capital del Estado y facilitar el transporte de carga y pasajeros.
En ella se transportaban innumerables productos para su comercialización como la madera, el maíz y la leña, sal y mercancías. El transporte de pasajeros a Tizimín desde la ciudad de Mérida, abrió la oportunidad de tener mayor número de visitantes a la región, sobre todo para la fiesta anual en que llegaban un número muy elevado de peregrinos. La zona de ferrocarriles tuvo un próspero auge comercial y se constituyó por muchos años en la principal calle transitada por personal y vehículos.
El 30 de noviembre de 1913 fue inaugurada la Estación de Ferrocarriles de la Ciudad de Tizimín, y se conmemora la llegada de la vía del tren y las locomotoras “Tizimín” y “26” que jalaban seis vagones “Pullman” por primera vez hasta nuestro municipio. Aproximadamente en 1882, el Gral. Francisco Cantón que tenía la concesión federal, desde el 12 de abril de 1880 para construir el ferrocarril Mérida-Valladolid solicitó la concesión de un ramal del mismo, de Dzitás a Tizimín, mismo que fue concedido el 18 de junio de 1888 y aprobado por el Gobierno del Estado por decreto del 21 de julio de ese mismo año.
La división del Este es la más larga. Une a la ciudad de Mérida con poblaciones de verdadera importancia, cruza en su recorrido la entonces llamada zona henequenera y llega hasta Valladolid. Las poblaciones que recorría son Cholul, Conkal, Nolo, Tixkokob, Muxupip, Motul, Cansahcab, Temax, Quintana Roo (Municipio de Yucatán), Tunkás, Dzitás, Uayma y Tinum. Para llegar a Tizimín se partía de una vía troncal en la población de Dzitás, para dirigirse a la villa de Espita y Tizimín, cinco kilómetros antes de llegar a la estación se encuentra la planta salinera donde se embarcaba el mineral, conforme los años pasaron y al dejar de circular el ferrocarril también las empresas cambiaron sus flotas por tráileres y góndolas que trasportan hoy en día la sal a otras partes de la República, sin embargo, sólo quedan las viejas oficinas como mudos testigos del auge que tuvo este medio de trasporte.
(Efraín Valencia)