Yucatán

'Bebamos del agua pura de la gracia del Espíritu Santo”

El Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, dijo ayer que empresas de Mérida y Tizimín absorben grandes volúmenes de agua que es necesaria para el cultivo de los campos y para el consumo humano. Añadió que en Yucatán hay mucha agua en el subsuelo pero está contaminada.

Mencionó que en la actualidad muere más gente por falta de agua o por beber agua contaminada que en las guerras. El agua es indispensable, es vital para nuestra existencia y por eso hay que cuidarla, remarcó.

Al comentar el Evangelio, en el que Jesús le pide agua a una samaritana, dijo que el Señor se refiere al agua como un signo de salvación, que significa pureza interior y vida de espíritu.

–¿A quién le pide de beber Jesús? No le pidió a una judía sino a una samaritana aunque sabía que los judíos y los samaritanos no se hablaban por cuestiones religiosas pues los judíos se sentían superiores a los samaritanos, ¿A quién le pidió de beber Jesús? No precisamente a la mujer más virtuosa de Samaria sino a una reconocida como pecadora y se pensaba ¡Cómo se atreve Jesús a hablar con una mujer así!

Cristo con su ejemplo nos enseña a romper las barreras de la cultura, a romper las barreras de nuestra forma de ser, de rechazar a los demás, de juzgar a los pecadores. Él, quien tendría el derecho de juzgar, no lo hace sino que se encuentra con la persona más necesitada de su gracia. Jesús dijo: Dame de beber. Con esa frase nos muestra cómo tenía sed de la fe de aquella mujer y de aquel pueblo. Ella queda convencida de que Jesús es el Mesías, va al pueblo, pregona y viene la gente a conocerlo, creen en él y se convierten.

Enfatizó que el agua a la que Jesús se refiere es el agua de la gracia, es el agua del espíritu.

–En la Cuaresma es tiempo de prepararnos, de renovar nuestro bautismo en el día de Pascua. Todo lo que hacemos en el tiempo de cuaresma: ayunos, limosnas, confesión, ejercicios espirituales, viacrucis, son para purificarnos y ayudarnos a esa preparación para renovar nuestro bautismo; el agua del bautismo es el agua de la gracia, dijo.

Símbolo de nuestra fe

Señaló que cada vez que recibamos agua bendita no la debemos de relacionar con un fetiche de buena suerte sino como un recuerdo de nuestro bautismo, invocando al Señor para que tenga misericordia hacia nosotros pero ante todo nos purifique de pecado al recibirla y también escuche nuestras necesidades.

–Es símbolo de nuestra fe en el Señor. En tiempos pasados el agua ya se utilizaba antes de Cristo con la esperanza de quedar purificado y hoy nos purifica por el poder de la muerte y resurrección de Jesucristo; ese poder está en nuestras manos, pero depende de nosotros qué tanto vivamos como bautizados y qué tanto nuestras obras sean limpias ante Dios y los hombres, apuntó.

Invitó a todos a pedirle al Señor esa agua y ese espíritu para no beber de esas aguas contaminadas en el mundo, aguas que ensucian nuestra mente, corazón y no nos ayuda a vivir de manera verdaderamente cristiana. “Bebamos del agua pura de la gracia del Espíritu Santo”, finalizó.

(Elena Gómez)