Yucatán

“Bienvenido. 666. Satanás”. Esta inscripción hecha en el deteriorado pavimento de la calle de entrada a la ex hacienda Misnebalam es lo primero que se encuentra quien decida visitar este misterioso lugar ubicado a 17 kilómetros del Centro de Mérida, conocido actualmente como “pueblo fantasma” debido a que todos los pobladores abandonaron la comunidad hace unos 20 años.

El lugar es digno escenario para la filmación de una película de terror. Las 25 casonas que en un momento albergaron a familias completas se encuentran sin techo, puertas y ventanas, y esos espacios ahora son ocupados por nopales, bejucos, guías y demás arbustos.

La capilla que se encuentra frente a lo que fue la casona principal, de igual forma carece de techo, las tejas color barro están tiradas por todos lados, los ladrillos del piso están rotos, las paredes llenas de grafitis y palabras sin aparente sentido como: Afro, sidu, nies, cera, megah, cometa, under.

El altar

El altar de piedra, que en algún momento fue ocupado por algún santo, luce vacío y con los acabados agrietados y cayéndose. Arriba se conserva un arco donde en lugar de imágenes católicas ahora está escrita la palabra: vengar, megana.

En las paredes de la entrada norte de esta capilla, algún romántico escribió: “Te amo, astro. Mi nuevo universo. En un nuevo sueño, al que quiero sonreírme, flotar en mis labios y volar en ellos…”

En la entrada que mira al poniente, se aprecian aún los tres escalones de acceso y todavía se conservan dos gruesas columnas, aunque sus ornamentos de concreto que se erguían en la parte superior ahora están tirados en el suelo.

Los reporteros de POR ESTO! acudieron el pasado viernes y sábado al lugar para constatar las condiciones en que se encuentra la ex hacienda, así como para tratar de encontrar testimonios de personas que pudieran explicar los motivos por los que ese lugar fue abandonado totalmente.

Al interior de lo que fue la casona principal se encuentran mesas y bancas de concreto rotas y tiradas en el suelo. Hay una enorme piscina y áreas de juego de igual forma abandonadas. Arriba hay un tinaco en el que está dibujado un gato o gata con dos colas, cuatro patas traseras y cuatro delanteras en las que tienen agarradas igual número de botellas.

Destino turístico

De acuerdo con información obtenida, hace unos años este lugar fue adquirido por el Ing. Paulino Romero Conde con la intención de convertir el casco de la ex hacienda en un centro turístico, y fraccionar el resto del terreno; sin embargo, por alguna circunstancia, el proyecto no funcionó y finalmente un banco se quedó con el casco, como hasta la fecha, en tanto que varias decenas de personas poseen lotes ahí.

Misnebalam (cola de gato o cola de jaguar, en lengua maya) pertenece a la subcomisaría de Santa María Yaxché, a 17 kilómetros al norte de Mérida, y a cuatro de la comisaría de Xcunyá

El lugar luce desolado. A la entrada se observa lo que queda de una avenida con adoquines llenos de maleza y tres postes metálicos oxidados que sujetaban unos faroles para iluminar el sector.

A la entrada está la inscripción “Bienvenidos. 666. Satanás”, además de que también está pintado sobre el pavimento la estrella de David y las siguientes palabras: Juracen, David, penica y jaivu.

Frente a la casona principal hay una enorme cruz de madera y otras más a unos metros de distancia con un letrero que dice: Misnebalam, pueblo fantasma. Esta placa lo colocó personal del Ayuntamiento de Mérida debido a que este lugar está incluido en una ruta turística que promueve el municipio.

El recorrido

El recorrido efectuado por los reporteros el pasado viernes inició a la una de la tarde y se pudo observar las casas abandonadas y llenas de arbustos y bejucos. Han proliferado cantidad de matas de nopal por todo el lugar donde fue la plazoleta de la ex hacienda. Asimismo se encuentran tres enormes árboles de “pich” con larguísimas ramas sin hojas que aparentan brazos extendidos cubriendo el acceso principal. Sus enormes raíces de igual forma sobresalen del suelo y tienen aprisionados grandes piedras que en algún tiempo formaron parte del arriate donde creció la planta.

En las varias calles de lo que fue la próspera hacienda hay postes de madera que formaban parte de la red eléctrica y alumbrado público, los cuales ahora están sin cables y como mudos testigos de la historia del lugar.

En el sitio reina el silencio apenas roto por el triste canto de las tortolitas y el revoleteo de “bech’itas” y torcazas que se asustaban por la presencia de los reporteros, o de algún iguano que hacía sonar la hojarasca a su paso.

Se notó asimismo que en algún tiempo se lotificaron los terrenos pero ninguno está ocupado. Por ejemplo, aparece un pequeño murete que señala el tablaje catastral 4722-c con el nombre: Herrera Molina Ávila.

Hombres barbudos

A 100 metros de donde se encuentra la última casona abandonada, sólo un extranjero, al parecer, de Estados Unidos, ha adquirido algún lote donde ya construyó una casa modesta, aunque no se observó ese día a nadie. A las puertas del predio estaba estacionado un vehículo camper con placas de California 4-T GH763.

El pasado viernes los reporteros tuvieron que suspender el recorrido y retirarse a toda prisa debido a que luego de dos horas de pronto se ennegreció el cielo y comenzó a llover intensamente.

Al día siguiente, regresaron acompañados de la comisaria de Xcunyá, Fidelia May Chalé (ha ocupado el cargo seis veces), quien relató que la última vez que acudió a Misnebalam fue hace ocho años y se encontró con siete personas de barbas largas y con enormes cruces en el pecho, lo que le generó temor y se retiró de inmediato.

Relató que únicamente acudió acompañada por su comadre y su esposo José Dolores Couoh Pech (ya fallecido), pero que debido a que éste se encontraba muy enfermo decidió no encarar a los personajes que encontró y mejor optó por retirarse.

La misteriosa “jefa”

–Eso fue hace ocho años y decidí ir porque mi comadre tenía comprado un terreno en ese lugar y quería buscar información, pero nos topamos con siete personas con enormes cruces en el pecho y barbas y bigotes largos.

–Ellos estaban en esa especie de corredor de la casona; ahí estaban y preguntamos por el dueño del lugar y nos dijeron que no sabían quién era y que no tenían más información porque la única que podía dar la información era su “jefa”.

–¿Y quién era su “jefa”?, preguntó el reportero.

–¿Quién sabe?, no preguntamos más y mejor nos quitamos porque nos dio miedo, ya que sólo éramos yo y mi comadre, pues aunque nos acompañó mi esposo, estaba muy enfermo y prácticamente él no podía hacer nada…Ya nunca más regresé a ese lugar.

–¿Dicen que la gente abandonó la hacienda porque asustan?

–La verdad no lo sé, sólo he escuchado eso, pero para que te voy a mentir, a mí no me consta.

Lo que sí aseguró doña Fidelia es que hasta hace como 20 años ese lugar estaba habitado por varias familias e incluso señaló que su abuelo Gabriel Chalé trabajó ahí muchos años cuando la hacienda estaba en su apogeo.

Recientemente una niña se enfermó

De regreso a Xcunyá, los reporteros escucharon el comentario de Julia Canul Cauich, quien aseguró que ha escuchado de varias personas que sí asustan en la ex hacienda e incluso señaló que, hace algunos meses, una niña de la población que participó en un grupo que visitó el lugar por iniciativa de un maestro, se enfermó sin explicación alguna.

–El maestro de la primaria decidió llevar a un grupo de los alumnos a un paseo por la ex hacienda y resulta que después, a una de las niñas le comenzó a dar calentura por varios días y pese a que la llevaron al doctor no la lograban curar.

Explicó que sus papás la tuvieron que llevar a un yerbatero, donde finalmente fue curada y se le pasaron las calenturas.

–Dicen que la niña aseguró que el día que la llevaron a pasear a la hacienda vio a un niño que la seguía, pero no sabemos si eso es cierto o no, añadió Julia Canul.

Leyendas

Lo cierto es que actualmente hay varias leyendas sobre los motivos que originaron que las familias abandonaran Misnebalam. Una de ellas es que un menor, hijo de uno de los peones de la hacienda, fue violado y luego se ahorcó. Otra es que un niño fue asesinado en ese lugar.

De acuerdo con una nota sobre el tema publicada por la agencia NOTIMEX, señala que la Biblioteca Yucatanense contiene una publicación de 1927 con el título de “Constancias judiciales del atentado criminal cometido en la persona del ingeniero Don Fidencio G. Márquez”, el dueño original de la hacienda, el 22 de octubre de 1921, en el camino que conduce a la Estación de San Ignacio a la Hacienda Misnebalam.

“Según la Biblioteca Yucatanense, para 1921, Fidencio G. Márquez era el propietario de la finca Misnebalam, una próspera hacienda de entre muchas otras que protagonizaron el clímax económico que experimentó la Península.

“Un día, cuando Márquez recorría el camino blanco o sac-beh en maya, que lo llevaba de San Ignacio a su finca, se vio en medio de un evento que traería desgracias para los involucrados.

El 22 de octubre, a mitad del recorrido, Márquez que iba con su hijo Fidencio y uno de sus trabajadores fue sorprendido por unos individuos que aparecieron en el camino. Luego de atacar y herir gravemente a Márquez los sujetos desaparecieron”.

Los comentarios también mencionan que el pueblo fue abandonado debido a la constante aparición del fantasma de un niño llamado “Juliancito”, lo cual es una de las principales leyendas que hoy rondan en el sitio.

De igual forma se menciona el caso de un monje que por las noches aparece en lo que fue la capilla del lugar, el cual viste una túnica negra y sube al techo de la iglesia, y ahí abre los brazos, además de que se escuchan como voces y ruidos extraños.

(Rafael Mis Cobá)