Yucatán

Las enseñanzas de la contingencia sanitaria

Roger Aguilar Cachón

Solamente han pasado apenas unos días que inició en nuestra ciudad y Estado la contingencia sanitaria para la prevención de este nuevo virus Covi-19 y ya las consecuencias se comienzan a palpar de manera objetiva y cruda, aunque no todos los ciudadanos lo estén acatando, aún hay un grupo de personas que se sigue comportando como si nada estuviese ocurriendo.

Nuestras calles y avenidas se ven pobladas aún por personas que acuden a sus trabajos o bien tienen la necesidad de abandonar la seguridad de sus hogares para exponerse al salir de ellas a que contraigan este mal y sea retransmitido a su familia. Estamos pasando una contingencia que nos da muchas lecciones y de las cuales debemos tomar en consideración aquéllas que redunden en nuestro bienestar.

Una de las lecciones que nos da esta contingencia es, sin lugar a dudas, el revalorar el papel del maestro en la sociedad y en nuestra familia. Gracias a las redes sociales y a la transmisión de mensajes, nos damos cuenta, que los padres de familia no están acostumbrados a tener a sus hijos en edad escolar en sus casas y esa responsabilidad se las dejan a los maestros. Pero mientras no ocurra alguna contingencia como la actual, no se dan cuenta (los padres de familia y la sociedad en general) del papel que los maestros cumplen en la sociedad y quienes, en realidad, son los que menos remuneración reciben. Cabe destacar que hay docentes que se han puesto de acuerdo con sus alumnos y gracias a las benditas redes sociales, se mantienen en contacto y no se detienen en sus enseñanzas y siguen su programa. Desde luego que hay quienes no lo hacen.

La convivencia familiar se ha incrementado de manera muy obvia, y se mantienen siempre al servicio de los unos para los otros. Este rubro es importante, ya que si bien es cierto, las redes sociales y la dinamización de la vida actual ha hecho que se alejen poco a poco, esta es una nueva oportunidad de reencontrarse. Desde luego que haya responsabilidad y no ocurra como el caso de un conocido mío, que estuvo de viaje por el centro del país y con la irresponsabilidad que caracteriza a las personas que no les importa la salud de las demás, recién llegado acudió a ver a sus suegros, mayores de 80 años, exponiéndolos a esta nueva enfermedad. Eso es tener poca…

Otra lección que nos está dejando esta contingencia es el de tratar de ayudar a las personas que tenemos a nuestro derredor, ir al súper a comprar, una sola persona lo que se necesitan en su casa y en la de sus parientes cercanos y lejanos, muchos ejemplos surgen del que escribe, ya que en la casa, Lupita (esposa) es la encargada de comprar víveres, comida y lo necesario para la casa, la de sus papás y la de su hija que vive aparte, algunas veces se combina la persona que vaya, pero evitando a toda costa ir con personas mayores de edad. No hay que caer en ridiculeces y aprovechar esta situación para tratar de aparentar algo de lo que no es, como resulta que una persona se anuncia en las redes y ofrece sopita o frijolitos a los que no tienen nada y que esa persona lo lleva hasta su hogar, cuando sabemos que ni a su mamá va a ver para saber si necesita algo. Eso sí es oportunismo y como se diría farolés. Hay que ser congruentes.

Las compras de pánico siempre han estado a la orden del día, pero esto ocurría cuando se anunciaba un ciclón o bien estábamos en la temporada de los mismos, era normal que la gente acudiera a tropel a realizar compras de pánico, pero lo que en esta ocasión fue algo nuevo, es que las personas, de manera irracional, compraran rollos de papel higiénico en cantidades industriales. Mucho se ha dicho respecto a este síndrome que no tiene explicación lógica, pero que dejó los anaqueles donde antes pasaban largas temporadas los paquetes y paquetotes de papel sanitario vacíos.

Una lección que debemos tomar en este tiempo es la de la sinceridad, es decir, que si una persona se encuentra con síntomas o enfermo del Covid-19, debe informar o avisar a todas las personas que estuvieron con él 15 días antes, para que éstos tomen las previsiones necesarias para el caso. Es necesario tomar todas las medidas necesarias para evitar la propagación de este virus que a toda costa quiere permanecer con nosotros.

Una lección de civilidad es la que se debe de adoptar en la medida de lo posible, aún hoy día, vemos a mucha gente que acude a lugares donde hay confluencia de personas, en caso específico en los tianguis, sin lugar a dudas las personas acuden a vender, pese a las restricciones sanitarias, pero argumentan los oferentes que tienen que trabajar para vivir, pero la civilidad tiene que haber de algún lado, en caso específico, las personas que vaya comprar o adquirir alguna oferta o novedad deben de atenerse a ir. Si las personas no acuden de una u otra manera los tianguistas tendrán que tomar otra opción y no exponerse tanto ellos como los que los visitan.

Así como sanitizan los vagones del Metro en la ciudad capital, es necesario que nuestro transporte urbano tome las medidas pertinentes ante esta contingencia, sabemos que un gran porcentaje de personas acude a sus trabajos o a algún sitio donde se necesita ir en camión, por eso debe tener cada uno de ellos algún tipo de gel o crear campañas en las se tenga que hacer conciencia que cuando suban y bajen del camión, los usuarios se laven las manos usando este elemento químico, muy necesario en estos días, para así evitar contagios. Es más útil usar el gel para prevenir que los tapabocas.

Una lección de congruencia social, fue la implementación de tomar las medidas de cerrar los lugares públicos, como zoológicos y bares, restaurantes y centros nocturnos para evitar la propagación de la enfermedad. Es una medida que, hasta cierto punto, va en detrimento de los trabajadores eventuales en esos lugares, ya que muchos espacios de comida cerrarán por un tiempo determinado y de esta manera los empleados tendrán que permanecer en sus hogares sin recibir paga alguna. Es necesario que los empresarios tomen las medidas requeridas ante futuras contingencias. Algunos espacios como los cines aún no toman medidas pertinentes, pero creemos que no tardarán en unirse a esta contingencia. La Arquidiócesis de Yucatán, también ha puesto su granito de arena, al suspender las misas para evitar el contagio.

Una lección que debemos considerar es tener la cultura de la buena información, no podemos estar sujetos a las notas que se publican en el Facebook, donde el alarmismo y la expectación son el común denominador. Hay que elegir el medio de comunicación que consideremos como digno de confianza, es reconfortante el tener a la mano todos los días el POR ESTO!, medio de comunicación veraz y objetivo, que da las noticias con la única intención de informar de la manera precisa a la sociedad con datos ciertos y comprobados. También hay que encontrar algún medio audiovisual confiable en el cual las noticias que nos llegan sean consideradas verídicas.

El uso de las redes sociales en nuestros días de contingencia es útil, pero debe usarse de manera responsable, es una vía de comunicación directa y es también el mecanismo para enterarnos de cuáles personas tienen algún problema y si está en nuestras manos tratar de ayudar. Aunque hay que tener precaución, ya que también es el medio ideal para propagar mala información. Hay que ser responsables.

Pues bien, mis caros y caras lectoras, es tiempo de aprender, de entender y de poner en práctica la civilidad, de si se sabe que uno está con algún síntoma acudir al facultativo o clínica cercana, evitar aglomeraciones, así como saludos de abrazo, beso o de mano. Es sólo un tiempo, y una vez que pase todo, nos daremos cuenta que valió la pena todo lo que hemos hecho, por bien propio, de nuestra familia y de la sociedad en general.