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La Dra. Piedad Peniche Rivero hizo ayer un llamado a propiciar un cambio estructural que redistribuya el poder, tal como se ha conocido en la sociedad y en el Estado, para que desaparezcan la orientación y dominación masculina que han propiciado el feminicidio como una forma de mantener a las mujeres en su lugar de género, como una reacción patriarcal al empuje de las mujeres que buscan libertad, autonomía y autodeterminación.

Al recibir ayer el Reconocimiento “Consuelo Zavala Castillo” que otorga el Congreso del Estado, la historiadora expuso que desde hace mucho tiempo se sabe que la violación es una manera de mantener a las mujeres aterrorizadas, pero se preguntó para qué sirven los feminicidios en la sociedad patriarcal.

“Nuestra hipótesis es que son la manera de mantenernos en nuestro lugar de género, de recordarnos quién manda en nuestra sociedad, de forzarnos a hacer lo que se espera que hagamos: los trabajos más humildes. Es decir, los feminicidios representarían la reacción patriarcal al empuje de las mujeres que buscan libertad, autonomía, autodeterminación”, expuso.

Ante los diputados de la LXII Legislatura, funcionarios de gobierno, familiares y amigos, así como representantes de las Fuerzas Armadas, Peniche Rivero continuó:

“Por tanto, nos urge un cambio estructural que redistribuya el poder, tal y como los hemos conocido, en la sociedad y en el Estado, para que desaparezcan la orientación y dominación masculina en las instituciones. Esto es lo que marcará el fin de las restricciones de la biología y de las que nos impone la sociedad”.

Escoger nuestro destino

“Libertad para escoger nuestro destino, libertad para definir nuestro propio rol social. Autonomía e independencia financiera y cultural para decidir nuestro estilo de vida, independientemente del sexo”, agregó.

Dijo que lo anterior son algunos de los retos que hoy enfrentan las mujeres mexicanas, en particular las valientes jóvenes que hartas de la violencia de todo tipo, ayer tomaron las calles del país.

“Nuestro corazón está con ellas”, expresó.

La entrega del reconocimiento se llevó a cabo en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. El galardón fue entregado a la Dra. Piedad Peniche Rivero por la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Janice Escobedo Salazar (PRI), en compañía de las demás mujeres que encabezaron el evento y representantes de los Poderes del Estado: la Secretaria General de Gobierno, María Fritz Sierra; la magistrada Ligia Cortés Ortega, a nombre del Tribunal Superior de Justicia de Yucatán, al igual que las secretarias de la Mesa Directiva, Kathia Bolio Pinelo (PAN) y Fátima Perera Salazar (MORENA).

Personas imperfectas

En su intervención, dijo que la participación laboral femenina en México es uno de los cambios socioeconómicos más importantes del último medio siglo y, en la última década del siglo pasado, la población escolar universitaria de dicho género registró una tendencia sostenida de crecimiento y expansión.

“Pero el incremento de la presencia femenina en el espacio público no ha significado que las mexicanas contemos con el mismo poder que los varones para decidir sobre nosotras mismas y sobre los demás”, expuso.

Sin embargo, dijo que las mujeres no quieren seguir siendo consideradas personas imperfectas de segundo orden ni supeditadas a los hombres y a sus instituciones patriarcales ni ser víctimas de su violencia.

“Por esto la marcha de mujeres que se desarrolla hoy (ayer) y el paro de mañana (hoy) en México. Las mujeres como un sujeto político que representa la humanidad nos hemos puesto a pie de igualdad, pero aquí está el problema, sin tener todavía poder sobre las instituciones, sobre el Estado, sobre las layes. Ni siquiera el poder sobre nuestros cuerpos, lo que es una vergüenza”, señaló.

Peniche Rivero hizo un repaso por los diferentes sucesos históricos de la lucha feminista, no sin antes agradecer a las personas que le dieron siempre su apoyo. En primer lugar, sus padres y destacó que el apoyo feminista de su padre siempre fue abierto y decidido, no así el de su madre que fue menos.

Hermoso recuerdo

“Ella, como mujer de su generación, temía al fantasma de la soltería que rondaría a las mujeres que leen demasiado. Su temor resultó fundado: nunca me casé ni le di nietos, pero nunca he tenido que arrepentirme”, manifestó.

Sin embargo, dijo que un hombre cambió su vida y fue el Prof. Alfredo Barrera Vásquez, quien fundó la Escuela de Estudios Antropológicos de la UADY y que fue la institución que la abrió camino hasta llegar a lo que es hoy.

En la revisión histórica ofrecida a los presentes, expuso que la larga historia de desventaja de las mujeres para acceder a la educación ha sido una característica de la sociedad occidental desde hace 2000 años y se efectuó bajo la hegemonía de valores, instituciones y pensamientos patriarcales, con ideas que incluían dudas de que las mujeres fueran enteramente humanas.

Expuso que la lucha de las mujeres por “vivir la vida de la mente” comenzó en el campo religioso, entre las monjas medievales que, para empezar a pensar y enseñar, primero debieron probarse que eran hijas de Dios y que podían comunicarse con él sin intermediación de los hombres.

Luego vinieron poetas y escritoras que optaron por recluirse y crear un mundo alternativo para resistir la crítica patriarcal.

Mujeres creadoras

“Fue el trabajo de las mujeres creadoras de escuelas segregadas basadas en redes, entre los siglos XVII-XIX, que dio el fruto de la conciencia colectiva y estos espacios sociales funcionaron como los conventos de las místicas y la reclusión de las poetisas, y mostraron su efectividad para probar y confirmar ideas, teorías y experiencias entre mujeres”, señaló.

Dentro de este grupo de mujeres destacó a Rita Cetina Gutiérrez en Yucatán, que dejaron muy clara la conexión existente entre organización política y trabajo segregado de mujeres bajo liderazgo femenino.

“La prueba son las alumnas de esas escuelas que se convirtieron en activistas de los movimientos feministas que aparecieron en el siglo XIX en Europa y en Estados Unidos, y en el siglo XX, en Yucatán”, señaló.

Destacó la fundación en Mérida de “La Siempreviva” a cargo de Rita Cetina Gutiérrez, conocida como precursora del feminismo yucateco. Y aunque no pudo verlos, sus sueños también se materializaron en los reclamos de las maestras en el Primer Congreso Feminista, en 1916, quienes con un lenguaje elegante, lógico y asertivo, pidieron derechos civiles y educación libre de influencia clerical.

Dijo que las yucatecas no fueron la excepción en la lucha de mil años por el acceso a la educación superior y señaló, en este sentido, el caso de la profesora María González Palma que en 1918 apeló al Congreso del Estado para revalidar sus asignaturas de maestra graduada en el Instituto Literario de Niñas a fin de ingresar a la Escuela de Farmacia, pero a pesar de estar en su derecho se le negó la solicitud con el argumento que su preparación no era la necesaria.

Pero siguió con su lucha, fundó su propia escuela, tal como Consuelo Zavala Castillo, la cual funciona hasta el día de hoy.

Reflexionen

La presidenta de la comisión de postulación Rosa Adriana Díaz Lizama (PAN) invitó a las legisladoras y legisladores a reflexionar seriamente sobre la labor del poder público en favor de las mujeres, debido a que es un momento crucial para redefinir las políticas públicas que no solo sean preventivas, sino que representen y hagan sentir una acción contundente contra todos aquellos que agravien al género femenino.

“Esta mañana refrendamos el compromiso de seguir legislando bajo los principios de la inclusión, la protección y el fomento de los derechos humanos, y eliminar cualquier tipo de barrera en el acceso de mujeres y hombres a mejores niveles de bienestar y desarrollo”, afirmó.

La coordinadora de la fracción del PAN indicó que la galardonada ha pugnado por no mantener en el anonimato a miles de mujeres que jugaron un papel fundamental en la lucha de las mujeres por sus derechos, lo que la convierte en un ejemplo para las generaciones presentes y futuras.

Gran legado

“Es el mejor ejemplo de la superación, de la tenacidad y de profesionalismo. Hoy las mujeres y la sociedad mexicana demandan mayores oportunidades, pero también mayores garantías a su pleno desarrollo. La historia nos sitúa en un momento trascendental; estamos obligados a generar mejores instrumentos para hacer posible que ninguna mujer se quede sin materializar sus sueños”, resaltó.

Señaló que ese ha sido el legado de la maestra Consuelo Zavala Castillo, que como educadora comprometida con las causas sociales, tuvo la fuerza y determinación que distingue a las grandes mujeres visionarias, para impulsar el laicismo en la educación y como feminista luchó por hacer valer los derechos de género, de los cuales fue su aguerrida defensora.

En especial, añadió, por participar como presidenta del Comité Organizador del memorable Primer Congreso Feminista de Yucatán de 1916, donde las mujeres mexicanas reflexionaron sobre su condición de subordinación respecto a los varones.

(David Rico)

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