Ayer, en la eucaristía de la octava pascual, el Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, recordó que el Papa Juan Pablo II canonizó en el año 2000 a María Faustina Kowalska, quien recibió revelaciones divinas entre 1925 y 1938 sobre la misericordia de Jesús.
Señaló que en 1993 se estableció que el segundo domingo de Pascua se celebrara a Jesús de la Misericordia, fiesta en la que se anima a todos a practicar el rezo de la coronilla de la misericordia.
La imagen de Jesús Misericordioso representa al Señor, tal como sor Faustina lo veía en su contemplación, por lo que algunos buenos pintores plasmaron esta imagen que el mismo Jesucristo le pidió a esta santa con la finalidad de venerar la imagen del Señor en esa advocación.
Mencionó que en 1935, Faustina Kowalska escribió que el propósito de las oraciones de la coronilla por la misericordia es triple: obtener misericordia, confiar en la misericordia de Cristo y mostrar misericordia a los demás; dijo que el que no muestra misericordia a su prójimo, no ha entendido realmente esta devoción ni la ha seguido puntualmente en su verdadero espíritu.
El prelado citó el Evangelio en el que Jesús dice: “Sean misericordiosos, así como el Padre de ustedes es misericordioso”.
El ideal de cómo vivir la misericordia se ve reflejado en la lectura de los Hechos de los apóstoles, donde se dice que los primeros cristianos formaban una comunidad en la que escuchaban la enseñanza de los apóstoles, participaban en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones.
–En la actualidad existen comunidades laicales que alimentan su fe de la misma manera. En esos días cuando está presente la pandemia del Covid-19 hay familias que viven como verdaderas iglesias domésticas, que escuchan las palabras de sus pastores y se esfuerzan en vivir la comunión fraterna siguiendo las eucaristías en las redes sociales y haciendo comuniones espirituales, perseverando así en la oración, dijo.
Agregó que quienes conformaban la iglesia primitiva tenían todo en común y que cada uno recibía de acuerdo a sus necesidades.
–Ahora, también la comunidad cristiana ha expresado su fe compartiendo con los necesitados durante la pandemia; los cristianos generosos apoyan los gastos de sus parroquias, así como a personas de escasos recursos por medio de despensas u otros medios, manifestó.
–La Primera carta de San Pedro dice: La misericordia del Padre se ha manifestado en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, pues con ella nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva; así nosotros debemos de decir en estos tiempos de pandemia tal como dijo este apóstol: “Por esta razón, alégrense, aun cuando tengan que sufrir un poco por adversidades de toda clase, a fin de que su fe sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo”.
Destacó que Jesús manifiesta su misericordia cuando se aparece a sus discípulos para ofrecerles su paz, no para regañarlos ni para reprochar su abandono y las negaciones de Pedro, sino para darles paz en su corazón convirtiéndolos en mensajeros de paz, dándoles autoridad para que ellos perdonen los pecados en su nombre.
–El perdón de los pecados es la misericordia de Jesús extendida hasta nosotros hoy en día, a través de la confesión con el sacerdote y durante esta pandemia por medio de la indulgencia plenaria la podemos hacer, dijo.
Mencionó la incredulidad de Tomás, que no aceptó las palabras de sus compañeros cuando le dijeron que el Señor se les había aparecido, y cómo Jesús se les volvió a aparecer e invitó a Tomás a tocarlo y como este expresó su fe al expresar: Señor mío y Dios mío.
–Sus ojos carnales miraron al resucitado, pero los ojos de la fe le permitieron ver a su Dios. ¡Cuánta misericordia de Jesús con Tomás! Con la resurrección de Jesucristo, la eucaristía es el sacramento por excelencia para el encuentro real con Él.
Dijo que en el mundo hay mucha gente que sufre en esta contingencia porque no puede recibir a Jesús en este sacramento. Muchos no tienen la costumbre porque viven aislados donde el sacerdote no puede ir con frecuencia y otros no tienen el hábito de comulgar porque no han sido suficientemente evangelizados.
–Hoy toca ofrecer este ayuno de la eucaristía a mucha gente buena. La espera es santificadora, sobre todo si aceptan la indulgencia plenaria que el Papa ha ofrecido para cada día de la pandemia. El ayuno de frecuentar los sacramentos nos santificará pero pronto, con la gracia de Dios, esto terminará, concluyó el prelado.
(Elena Gómez)