Roger Aguilar Cachón
Desde hace algunos días se ha venido anunciando en algunos sitios, las estrategias que se tomarán desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) por medio de su secretario para poder seguir cumpliendo con el calendario escolar y no perder días y que los contenidos de los programas no se vayan a cumplir ni en tiempo ni en forma. Desde las oficinas en la Ciudad de México se han venido tomando decisiones con la finalidad de que los maestros sean los que estén al pendiente de sus programas y hagan que sus estudiantes cumplan con los objetivos y metas de cada una de las asignaturas que conforman, en el caso de las escuelas secundarias, cumpliendo con lo que se tiene planeado de manera trimestral.
Ante la ausencia en las escuelas de maestros y alumnos, por la contingencia del COVID-19, se ha estado anunciando que se transmitirán programas por medio de la televisión abierta para que en línea los alumnos “tomen” sus clases a un horario establecido por las autoridades federales. Cabe hacer mención que en varias escuelas de Mérida y sus municipios en Yucatán, se ha estado solicitando a los maestros de cada asignatura “marquen” y envíen a sus directores las tareas y proyectos a cumplir y entregar cuando se retorne a clases. Ante esto, el de la tinta, con ya casi 4 décadas de servicio (38) en educación secundaria, tiene la experiencia que ha adquirido en las aulas y ha visto surgir y fracasar programas que van y vienen en cada administración federal, es por eso que ante lo anunciado por la SEP federal, considera que será un fracaso o una utopía lo previsto, por los puntos que se darán a conocer.
1.- El nombre que se le ponga al programa –Desaprendiendo para aprender, Educación en Línea–, está destinado al fracaso, recordando que cada una de las escuelas que conforman nuestro mosaico cultural tiene la autonomía para poder adecuar los contenidos de cada programa, atendiendo a las necesidades y a las necesidades culturales de cada una de las entidades del país. Así que será un poco o un mucho difícil que la información que se transmita sea la que cada alumno del país que acceda a ella pueda entender los contenidos, además de que cada una de las asignaturas se adecúa a las necesidades de las diferentes escuelas de México.
2.- Se pretende que además de poder “tomar” las clases por medio de los canales asignados para los mismos, cada maestro tendrá la necesidad de realizar sus propias estrategias para que por medio de línea, es decir, usando algún soporte de las redes sociales, pueda enviar y recibir los trabajos que cada uno de ellos realice en sus hogares. Las autoridades federales y locales dan como un hecho que TODOS los docentes que trabajan en nuestro medio saben utilizar las redes sociales y, por ende, sabrán la manera de hacer llegar la información y recibir la misma por parte de los alumnos.
3.- Es muy difícil que TODOS los docentes tengan las habilidades para realizar este tipo de trabajos, si bien es cierto que hay un buen número de profesores jóvenes que saben acceder a estas redes informáticas, hay una mayoría de docentes “grandes” que no tienen esas habilidades y, por lo tanto, éstos se mantendrán al margen de este tipo de estrategias educativas. La estrategia propuesta por las autoridades se mantendrá sesgada en este aspecto y será cuando se regresen a las aulas que se deberán de tomar las medidas necesarias para la adecuada formación de docentes en esta área de oportunidad. Sería adecuado que los famosos e inútiles Consejos Técnicos Escolares (CTE) sean los espacios adecuados para la formación de este tipo de docentes que la educación contemporánea exige y necesita.
4.- La impartición de algunas asignaturas tales como Física (Ciencias II), Química (Ciencias III) o bien, Matemáticas, requieren de un tratamiento especial, ya que no es lo mismo enviar y resolver ejercicios en otras áreas que son más fáciles de comprender. Se requiere en las asignaturas antes mencionadas una mayor explicación y las dudas en cada uno de los temas son bastantes, y hasta que los alumnos no entiendan bien los conceptos y la manera de resolver los problemas, no se puede llegar a los aprendizajes esperados. No es lo mismo explicar en los salones de clases que enviar los trabajos para que ellos resuelvan en línea. Solamente los docentes que imparten estas asignaturas sabrán que hay temas y unidades complicadas y que es necesaria su explicación varias veces.
5.- Si bien es cierto que muchos alumnos cuentan con algún teléfono celular, la mayoría de éstos siempre se “cuelgan” del Wi-Fi de la escuela, o bien, de algunos sitios públicos, ya que en su casa se carece de estos servicios. Si se tiene la esperanza de que los alumnos accedan a los trabajos que se subirá en alguna de las redes sociales, pocos de ellos tendrán la oportunidad de tenerlos para poder trabajar. Y ahora en plena etapa de confinamiento, no será posible que ellos (los alumnos) salgan de sus casas para poder tomar el Wi-Fi de algún sitio público. Seguramente habrá algunos alumnos que sí estén en las posibilidades de tener su celular con algún plan, o bien, con Wi-Fi en sus hogares y una computadora, pero esto no representa una mayoría. Cuando menos en la escuela donde trabaja el de la tinta.
6.- No existe entre los alumnos una cultura del trabajo cooperativo y menos en sus hogares, si de entrada sabemos que en la escuela y dentro del horario de trabajo escolar, no cumplen con sus trabajos de manera habitual, por línea menos. No hay una garantía en donde se pueda asegurar que harán sus trabajos, ya que los padres de familia no están comprometidos como se debe con la educación de sus hijos.
7.- En esta contingencia muchos alumnos han dejado sus libros en sus mochilas y dedican sus horas al ocio, es probable que algunos de ellos los tomen de vez en cuando y repasen sus trabajos, pero esto es la mínima parte. Los pretextos sobrarán al momento de tener que entregar los trabajos que se hicieron en este tiempo y no habrá manera de amonestarlos, ya que no existen las condiciones necesarias para lo mismo. Es necesario, a partir de este evento, que se tomen las medidas pertinentes y se recurra a las redes sociales para hacer del trabajo cotidiano algo normal y los padres de familia lo vean como parte de su educación.
8.- En muchos de los hogares y las familias de los alumnos que pertenecen a las escuelas de la ciudad y el interior del Estado, cuyos responsables han perdido su trabajo o no han podido salir a buscar el sustento diario, habrán tenido que vender algunas pertenencias que no son muy necesarias para lograr subsistir en estos momentos, y en muchos casos las computadoras o los celulares se van al empeño o se venden, haciendo que la educación a distancia pierda su misión y su forma de llegar a los alumnos. Cada hogar es diferente.
9.- Las autoridades educativas tendrán que ajustar calendarios, buscar estrategias y lograr que los programas de cada asignatura se lleven al término óptimo. Se redoblarán esfuerzos, es necesario establecer una relación con los padres de familia más allá de las simples idas a la escuela a buscar sus calificaciones o por algún reporte.
10.- En ningún momento se ha tratado el problema que representan los niños de educación especial, que en cada escuela hay. En el caso especial de donde trabaja el de la grafía, son muchos, y el tratar que ellos cumplan con lo mínimo se hace más complicado. En este caso, los responsables de las llamadas Unidades de Servicios para la Atención de la Educación Regular (USAER) deben de establecer vínculos con los responsables de cada asignatura para encontrar mecanismos que ayuden a los alumnos de este grupo a cumplir con lo mínimo de sus tareas.
11.- La administración de cada escuela debe de asumir la responsabilidad de establecer los mecanismos para el buen funcionamiento de las redes sociales. No dudamos que en muchas escuelas lo hayan, pero en la del de la letra se carece de ello y, si no lo elabora un prefecto que hace el papel de subdirector (ya que la subdirectora carece de los conocimientos básicos para esto y muchas cosas más), no se podrá hacer uso de una plataforma básica para lo que se plantea hoy día.
12.- A pesar del trabajo conjunto de los profesores, de que tengan la responsabilidad de entregar los trabajos para que los alumnos realicen en esta contingencia, la carencia de un buen soporte mediático hará imposible esta misión. Es necesario que, a partir de ahora, se establezcan mecanismos de emergencia para poder hacerle frente a esta situación en donde los días de clases se pierden.
De esta manera, mis caros y caras lectoras, la educación que se plantea desde el centro del país resultará utópica, ya que cada región y cada familia es un ente social con sus particularidades y limitaciones. Será necesario prolongar el calendario escolar y hacer de esta experiencia un punto de partida que nos permita madurar, aprender y tratar de ser mejores, tanto los maestros jóvenes como los de la tercera edad en el manejo de las redes sociales. Es momento de establecer vínculos más fuertes con los padres de familia, y las administraciones de cada una de las escuelas deben de estar más comprometidas con el trabajo de los alumnos y preocuparse menos en organizar excursiones y festivales cuyas ganancias nunca se sabe su destino. Compromiso y educación, las premisas que deben de regir en toda escuela.