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El extraño que hoy convive en muchas casas

Pilar Faller Menéndez

Antes de esta pandemia, muchos jóvenes y niños vivían en una familia en la que el padre se encontraba siempre ausente, en la mayoría de los casos por motivos de trabajo, ya fuera porque debía viajar constantemente por sus funciones, o porque trabajaba más horas de las necesarias, algunas veces por evasión de la convivencia familiar, y otras para llevar el sustento al hogar.

Hoy, lo que muchas familias añoraban, de tener un padre presente en sus vidas se ha vuelto realidad debido a esta pandemia y, seguramente, están comenzando a conocer a ese “extraño” al que muchas veces le recriminaron su ausencia. Están viviendo un proceso de conocerlo y de convivir con él, aunque ciertamente no en las mejores circunstancias, pero la oportunidad se está dando.

Hay quienes para su protección y algunas veces por su comodidad, preferían que se mantuviera alejado de la dinámica familiar, probablemente porque era violento o porque ya no había nada que pudieran compartir. La figura paterna muchas veces ha sido desestimada y satanizada por ser muchas veces violenta y abusiva con sus esposas o parejas.

Quienes no se encuentren en ese caso, un padre puede brindar un complemento que se estaba perdiendo ante una práctica usual que los proveedores del hogar estaban siguiendo, olvidando que su breve convivencia es requerida y atesorada por sus hijos, ya que complementa la educación de la madre.

Si hay algo positivo que puede sacarse entre tanto dolor y confusión, y a veces desesperación que actualmente vivimos, es la oportunidad de tener un padre las 24 horas del día, ya que muchos esconden mucha sabiduría que por la falta de tiempo no han podido compartir, y desconocen los secretos anhelos de sus hijos sobre el futuro que sueñan para el día de mañana.

Atesorar este tiempo de convivencia será inolvidable para muchos, para otros se convertirá en una pesadilla de tener al enemigo en casa, ese que golpea y veja a la madre, y ante la abstinencia del alcohol que muchos estarán sufriendo, los volverá más irascibles y violentos y, desgraciadamente, en estos momentos no hay un sitio para esconderse ni huir.

Estos dos escenarios pueden estarse viviendo hoy en día en la dinámica familiar, sin contar con aquellos padres que son médicos y que por medidas preventivas deben de guardar distancia y contacto con su familia para prevenir el riesgo de contagiarlos. Estos son los que necesitan abrazos y besos para compensar el temor y el riesgo al que se están enfrentando, y que desgraciadamente no pueden hacerlo.

La dinámica de la familia ha dado un giro de 180 grados: familias conviviendo las 24 horas bajo un mismo techo, una oportunidad dentro de esta tragedia para formar lazos más fuertes, para darse la oportunidad de dialogar sin prisas, de conocerse, de no seguir viviendo la ausencia del padre, o a veces de la madre cuando la familia es monoparental. Un escenario desconocido para muchos, que probablemente no vuelva a presentarse.

No deja de ser preocupante, por otro lado, aquellos padres violentos que hoy se encuentran en sus casas. La denuncia de maltratos continúa vigente y vigilante para quienes se encuentren en esta situación vulnerable. Dentro de este aislamiento no se encuentran solas esas mujeres que lo sufren o que han comenzado a experimentarlo, la campaña “No estás sola” se ha reforzado y estará pendiente aún en estos tiempos de velar por la seguridad de las mujeres.

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