Yucatán

¿Se acerca… el fin del mundo?

Ariel Juárez García

De acuerdo con el calendario maya, el 21 de diciembre del 2012 era la fecha esperada en la que, según muchos, acontecería un cambio mundial. Dependiendo de lo que cada uno haya esperado que sucediera, puede que algunos sintieran alivio, otros, decepción y, muchos más, indiferencia. Tan sólo fue esa fecha, una más de tantas en las que se hacen predicciones equivocadas sobre el fin del mundo.

En el libro The Last Days Are Here Again (Los últimos días han vuelto), el profesor Richard Kyle escribió que “los cambios inesperados y el caos social crean el ambiente propicio para que se multipliquen las predicciones del fin del mundo”. Y esto es así particularmente si los cambios y el caos parecen no tener explicación.

Hay quienes han llegado a temer que la Tierra sea quemada. Otros han sentido fascinación por las imágenes catastrofistas del fin del mundo que aparecen en las películas. Y muchos sencillamente están cansados de oír que el fin de este mundo está cerca. Pero ¿no serán acaso estos sentimientos una reacción normal a los relatos fantásticos?

El libro La adivinación del futuro dice: “La quiromancia, las bolas de cristal, la astrología, los naipes y el I Ching, son otras tantas técnicas más o menos complicadas para darnos idea de lo que nos reserva el futuro”.

Por supuesto, como usted quizás sepa, por siglos la gente ha hablado sobre “el tiempo del fin”, el cual algunos llaman ‘el fin del mundo’ o ‘el día del juicio final’. De hecho, el profeta Daniel habló acerca de este tema hace unos 25 siglos (Ver Daniel 12:4.). Pero hoy día, según el escritor independiente James David Besser, “ya no se requiere fe religiosa o sobrenatural para aceptar la posibilidad del día del juicio final; lo único que se requiere es ver los noticiarios de televisión”.

Sin duda, la televisión, y los diferentes medios de comunicación, hacen más fácil que uno se entere de noticias procedentes de todas partes del mundo –al trasladar los hechos y la acción hasta nuestro propio hogar–. Hacen que los problemas parezcan tener mayor urgencia y sean más personales. Nos recuerdan que la ciudad, o el pueblo donde uno vive, podría ser desintegrado mediante explosivos, que el hijo o la hija podría llegar a ser víctima de la ola de crímenes impunes, que la madre o el padre podría ser retenido como rehén en un ataque de la delincuencia organizada... existe la posibilidad de que uno se encare a cualquiera de estos o de otros problemas. No obstante, tales posibilidades en sí no prueban que el día del juicio final sobrevendrá a la humanidad dentro de poco. Pero sí, estos sucesos contribuyen mucho a que parezca más probable; por eso puede que cualquier persona se pregunte ¿estamos viviendo en “el tiempo del fin”?

Hace más de 19 siglos, los discípulos de Jesús le preguntaron: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” [“del fin del mundo”, según vierte la Versión Popular de la Biblia (Ver Evangelio de Mateo 24:3)].

Al darles una señal, Jesús habló de muchas pruebas, las cuales en conjunto indicarían que se habría llegado a “la conclusión del sistema de cosas”. Abra su Biblia en los capítulos 24 y 25 del Evangelio de Mateo, y el capítulo 13 del Evangelio de Marcos y el capítulo 21 del Evangelio de Lucas, y considere usted mismo las pruebas.

Quizás le sorprenda descubrir que lo que está leyendo suena muy parecido a un resumen de los noticiarios de televisión de hoy día. Leerá acerca de guerras, grandes terremotos, pestes (pandemias) y escaseces de alimento, todo esto a escala mundial. También leerá acerca de “angustia de naciones, por no conocer la salida”, y de personas que “desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. ¿Podría usted hallar palabras más apropiadas que estas para describir la situación mundial de la cual hablan tanto los programas de televisión hoy día? (Ver Evangelio de Lucas capítulo 21 y versículos 10, 11, 25, 26).

Esta poderosa evidencia circunstancial de que ya se está viviendo en “el tiempo del fin” no es todo lo que hoy se tiene. Como se ha indicado antes, se halla prueba que corrobora esto al retroceder hasta los días del profeta judío Daniel. Jesucristo se refirió a él por nombre y señaló al cumplimiento de su profecía (Compárese Evangelio de Mateo 24:3, 15, 21 con la profecía de Daniel 11:31 y 12:1, 4). Al hacer esto, Jesucristo mostró que no consideraba que las palabras del profeta Daniel, registradas en el “Viejo Testamento”, fueran anticuadas o insignificantes. Nadie debiera considerarlas así.

Hoy día, se sabe que el Dios verdadero Jehová es el Gran Medidor del Tiempo, y hay confianza en que nunca deja de cumplir sus propósitos a su tiempo señalado. Por ejemplo, “cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Ver carta a los Gálatas 4:4). Al apóstol Juan se le dijo que había un “tiempo señalado” para el cumplimiento de las profecías que vio en señales (Ver Apocalipsis o Revelación 1:1-3). Incluso, hace más de mil novecientos años, Jehová Dios inspiró al apóstol Pablo a decir que El “ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia” (Ver Hechos de los apóstoles 17:31).

Jehová Dios pondrá fin a este perverso sistema de cosas, pues en el mundo actual se deshonra su nombre. Los inicuos –injustos, malvados– abundan más, cada día (Ver Salmo 92:7). Con sus palabras y acciones, ofenden a Dios, y a él le duele ver que se injuria y lastima a los inocentes que hacen su voluntad (Ver profeta Zacarías 2:8). No sorprende que Jehová haya decretado poner fin pronto a la entera organización del poderoso maligno Satanás, que está controlando al mundo entero. Dios ha fijado el momento preciso para este suceso, y el cumplimiento de las profecías bíblicas dejan claro que ahora es entonces cuando se vive en “el tiempo del fin” (Ver profeta Daniel 12:4). Jehová, ya pronto actuará para proteger y salvar con vida a todos los que lo aman y le obedecen.

Los siervos leales de Jehová de tiempo pasado anhelaban ver el fin de la maldad. El justo Lot “estaba muy angustiado por la conducta descarada de los malvados,” (Ver segunda carta del apóstol Pedro 2:7). Acongojado por las terribles condiciones que prevalecían en su tiempo, el profeta Habacuc suplicó: “Oh, Jehová, ¿hasta cuándo tengo que gritar por ayuda para que tú oigas? ¿Hasta cuándo tengo que pedir que me libres de la violencia, para que hagas algo? ¿Por qué me haces ver tantas cosas malas? ¿Por qué toleras la opresión? ¿Por qué hay destrucción y violencia delante de mí? ¿Y por qué hay tantas peleas y conflictos?” (Ver profeta Habacuc 1:2, 3).

Jehová Dios contestó en parte a Habacuc diciéndole: “Porque todavía falta para que llegue el tiempo fijado de la visión, y esta avanza rápidamente hacia su final, y no fallará. Aunque se retrasara, ¡mantente a la expectativa! Se cumplirá sin ninguna duda. ¡No llegará tarde!” (Ver registro del profeta Habacuc 2:3). Así, Dios anunció que actuaría a su “tiempo señalado”. Aun cuando pueda parecer que se tarda, Jehová cumplirá su propósito sin falta (Ver segunda carta del apóstol Pedro 3:9).

Pronto le sobrevendrá a este injusto y malvado sistema de cosas actual, “el día de Jehová, grande e inspirador de temor”. Las Santas Escrituras dicen que el día de Jehová será un día de batalla, oscuridad, furia, aflicción, angustia, alarma y desolación. No obstante, habrá sobrevivientes, pues “todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Ver profecía de Joel 2:30-32; y profecía de Amós 5:18-20). Así es, Dios destruirá entonces a sus enemigos y dejará con vida a inocentes.

Los profetas de Dios otorgaron un sentido de urgencia al día de Jehová. En este sentido, el profeta Sofonías escribió: “¡El gran día de Jehová está cerca! ¡Está cerca y se aproxima rápidamente!” (Ver Sofonías 1:14). La situación se vuelve más apremiante hoy porque el Ejecutor Principal de Dios, su Hijo, el poderoso Rey Jesucristo, está a punto de “colocarse la espada a la cintura… con dignidad y en su esplendor, avanza hacia la victoria; cabalga a favor de la verdad, la humildad y la justicia” (Ver Salmo 45:3, 4)… Es urgente estar preparados para ese día que… ya está muy cerca.

No hay que temer al fin del mundo. La Tierra no será destruida por fuego ni por ningún otro medio, como algunos piensan; la Biblia enseña que este planeta será el hogar eterno de la humanidad obediente. El Salmo 37:29 dice: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Ver Salmo 115:16; Ver Isaías 45:18).

El Dios verdadero Jehová no piensa destruir el lugar de habitación que creó para el ser humano; más bien, promete “causar la ruina de los que lo están arruinando” y pronto va a intervenir para evitar que le causen un daño permanente a este mundo… en el que viven los que le obedecen y hacen su voluntad (Ver Apocalipsis o Revelación 11:18).

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