Tizimín, Yucatán, 2 de Abril de 2020.- La comunidad católica vivirá una Semana Santa diferente, desde casa, sin estar presentes en los templos, aunque siempre enfocada en fortalecer la fe, la espiritualidad y preparada para recibir a Dios con mucho amor en sus corazones.
Lo anterior a raíz de que se cerraron los templos religiosos y se suspendieron las actividades de las iglesias ante la contingencia generada por el COVID-19.
Las personas desde sus hogares, a través de las redes sociales o de la radio darán seguimiento a las celebraciones que los sacerdotes ejercerán a puerta cerrada, muchos de ellos conscientes de que es una oportunidad para vivirla de una manera más reflexiva y unida con la familia, pidiendo desde casa que los males que aquejan a la comunidad desaparezcan y dejando todo en manos de Dios, confiando en que arrepentidos y renovados resucitarán con El libres de todo mal en el Domingo de Pascua.
Es por esto que algunos de ellos, como Mariela Matos Muñoz, pide que las personas dediquen este tiempo para vivir ese amor por Cristo rodeados de la familia, pues no siempre se tiene esa oportunidad, ya que a veces sólo algunos miembros acuden a las celebraciones de la Semana Mayor; indicó la importancia de recordar todos esos momentos que Jesús vivió con la gente en ese entonces y como cristiano revivirlos y más con esta contingencia que toca a nuestras puerta y nos está preguntando ¿Qué estamos haciendo como cristianos? ¿Estamos yendo por el camino indicado, dando el testimonio de esa vida cristiana que dicen los que profesan esa fe? ¿O sólo la están viviendo de manera única, egoísta, sin pensar en el prójimo? Mencionando que debemos aprender a compartir, ya que si tenemos, debemos ofrecer las cosas a los que más lo necesitan, poniéndonos en el lugar de nuestros semejantes para ir ganando nuestra salvación, dando buen testimonio de la vida cristiana.
Al igual que muchos miembros de la comunidad católica, compartió que el Domingo de Ramos será un año sin procesión de palmas de huano, por lo que en casa pondrá una palma en la puerta para recordar el momento de la entrada triunfal de Jesús, para señalar que ahora en su casa, con sus hijos, hermanos y sobrinos tienen todos la dicha de vivir juntos. Dijo que el Jueves Santo ella celebrará junto a toda su familia sentados alrededor de la mesa, escuchando la eucaristía virtual y luego cenando, recordando cuando Jesús lo hizo con sus apóstoles, sintiendo el amor que se tienen entre cada integrante y ofrecer por la gente que no tiene alimentos, llevando algo para compartir.
El Viernes Santo, expuso, será el primero en el que vivirá su viacrucis en casa meditando con más profundidad cada estación, ofreciendo esos momentos familiares para pedir por todo el mundo, especialmente por los enfermos de COVID-19 y que el Sábado Santo vivirán unidos prendiendo su cirio pascual, recordando que Cristo es la luz del mundo y hoy ante esta situación vulnerable, es nuestra fortaleza, para finalizar invitó a todos a orar constantemente y celebrar con alegría que Cristo vive en el corazón de cada uno de nosotros.
Guadalupe Arce Matos externó que los sacerdotes no los han dejado solos, que los han ido acompañando a través de las redes sociales con los retiros y que esta contingencia da la oportunidad de vivir la Semana Mayor como familia, aunque hace falta el recibimiento de la eucaristía, pero que ante todo la fe y la esperanza debe estar siempre presente teniendo en cuenta que todo esto va a pasar, pues el Señor no nos va abandonar, ni lo ha hecho nunca, pues esta pandemia es algo pasajero y es nuestra responsabilidad como cristianos es obedecer al Señor y estar donde El nos dice, atentos a la escucha y a la palabra; enfatizó que el hecho de que no sea presencial no quiere decir que cambie, no va haber presencia en el templo pero nosotros ante dios estaremos presentes, enfatizó, exhortando a que vivan este tiempo que nos brindan de reflexión y una oportunidad más en la vida que El nos da, pues es bien sabido que sin Dios, no somos nada.
En tanto que Teresa Tec Martínez dijo que ya no van a vivir las celebraciones igual que en otros tiempos, que las van a escuchar por la radio, pues serán a puerta cerrada, sin presencia del pueblo y que el sacerdote desde la parroquia bendecirá los cirios y las palmas. “Lo vamos a sentir mucho en el corazón, por lo que debemos prepararnos para recibir a Dios de la misma manera, todo esto es para que la gente se una más en familia, se acuerde de que Dios existe y que está con nosotros”, puntualizó.
Mencionó que hay que pedirle mucho a Dios para que esta contingencia del coronavirus pronto se acabe. Pedir por los que están enfermos, por los que ya murieron, orar en cercanía con Dios; sin embargo, dijo que por algo pasan las cosas y que es el momento de reivindicarnos como humanidad, arrepentirnos, perdonarnos y amarnos más.
Por otro lado Manuela Otilia Sansores Aguayo expresó que en el cristiano nunca hay que perder la fe, que la oración debe ser continua y diaria en cada instante de nuestra vida, hablándole a Dios desde lo más profundo del corazón, sobre todo por esta pandemia y por cualquier mal que amenace a la humanidad.
Dijo que en grupos envían oraciones y así interactúan por las redes sociales con los demás miembros de la parroquia, además de que desde casa las personas deben fortalecer la fe e invitar por los medios que tengan a la mano a que todos donde estemos tengamos muy en cuenta que es necesario acordarnos que Jesucristo vivió una cuaresma diferente y hoy nos toca vivirla, y por ello se debe reforzar la fortaleza espiritual de los corazones para que esa diferencia los haga más fuertes en la fe.
Invitó a que se unan y demuestren que pueden salir adelante, unidos en fortaleza espiritual en la fe para salir bien librados del panorama actual con la fe, la lealtad a Dios y el amor a la que intercede siempre por nosotros, nuestra madre María Santísima.
Estos son algunos de los innumerables testimonios de los católicos quienes se preparan para vivir esta nueva experiencia de fe, pero siempre firmes y listos para recibir con alegría y con mucho amor al resucitado.
(Texto y foto: Luis Manuel Pech Sánchez)