La paradoja es que si bien requerimos el distanciamiento social en esta contingencia por el Covid-19, el aislamiento puede contribuir también a una mala salud mental a largo plazo, porque el aislamiento puede perjudicar a personalidades con tendencias criminales y por ello es de suma importancia la actitud y los programas que lleva a cabo el Estado, destacó el psicólogo Joaquín Manuel Torres Aburto, maestro en terapia familiar del Instituto Sapienta Regis.
Explicó que el impacto del aislamiento social en la salud mental puede ser importante y hoy se ha decretado el distanciamiento social para frenar la propagación y frenar contagios, lo que es vital para la contención.
“Esto implica ser un tanto más ermitaños, hacer todo dentro de la casa, no tener contacto con la gente, no salir por lo que no es esencial y urgente, pero esto es nuevo para nosotros y nos obliga a mantener salud biológica y también la salud mental”, dijo.
Expuso que no tener ahora contacto con la gente es bueno para la propia salud y para la de otros, pero también es cierto que esto afecta a quienes tienen ciertas personalidades con tendencias al estrés o a la violencia.
“Hay gente que está acostumbrada a resolver problemas a través de la acción y no a través de la reflexión, como quienes pueden estar más en casa”, señaló.
Añadió que por eso hoy se afirma, por ejemplo, que algunas familias están con su propio agresor dentro de las casas que ya tienen algunas tendencias criminales.
Recesión
Ahora bien, en este contexto dijo que hay que tener en cuenta la recesión que se puede generar, si el Estado no tiene las estrategias necesarias para ayudar a cierto tipo de gente con características violentas.
“Puede generar no sólo la sensación de sentirse fuera del esquema, sino también presionados por la necesidad generar algún tipo de acto violento”, señaló.
Expuso que mucho depende de la situación como terminemos y como estos grupos van a ser atendidos, por lo que hay mucho que trabajar, que prever.
Dijo que la violencia y la criminalidad son fenómenos multifacéticos, no sólo por las diferentes categorías que están presentes en ella, sino también por su multicausalidad.
Además, la evidencia empírica indica que no todos los individuos son igualmente violentos, que las comunidades varían en la intensidad de sus conflictos, y que, en distintas sociedades, los niveles de tolerancia a la violencia son diferentes.
Las circunstancias relativas a los contextos individual, familiar, de la comunidad y nacional se combinan para matizar la perpetración de cada crimen, como los levantamientos de violencia social, que usualmente son por desigualdad.
En el nivel interpersonal está integrado por los contextos inmediatos en que la violencia sucede; las interacciones sociales entre los individuos; los factores situacionales que implican a la familia, el mantenimiento del hogar, y las relaciones de intimidad o casualidad.
Recomendaciones
En el nivel individual, continuó, se contemplan la historia personal y la estructura biofísica, así como la personalidad que moldea las respuestas ante el estrés interpersonal.
En cuanto a las recomendaciones, dijo que nuevamente hay que meditar acerca de cómo me está impactando esta contingencia. Si la medida de aislamiento social te está impactando con estrés situacional, busca ayuda en consejería terapéutica.
“Si estamos entre los que hemos perdido mucho en lo material y económico, pero conservamos la salud, busquemos y solicitemos ayuda de otros; es momento de activar la solidaridad de otros mexicanos y de aprender a vivir en comunidad, nada se resuelve de manera individual”, dijo.
Finalmente dijo que, “si somos de los que nos ha afectado la contingencia, pero conservamos lo básico de vida en lo económico y material, pensemos en practicar generosidad y buscar oportunidades de ser solidarios en estos momentos de contingencia con nuestros vecinos”.
(David Rico)