TIZIMIN, Yucatán, 10 de mayo.- Como verdaderas guerreras y grandes luchadoras, para muchas mujeres que trabajan este Día de la Madre no fue de festejo, sino un día más de esperanza para ganarse el sustento para la alimentación de sus hijos o para colaborar con el gasto del hogar.
Tal como comentó “Lupe” Cocom Chan, quien compartió que agradece la dicha de mantener la fe de que podrá vender sus frutas de temporada y así obtener el sustento para alimentar a sus tres hijos que dependen de ella.
Es viuda y aún a sabiendas de que muy poca gente acude al mercado municipal, donde oferta estos productos, externó que el Creador provee.
En tanto que Margarita Valle Guerrero, de 92 años, manifestó que el mejor regalo en este Día de la Madre es la vida misma que le brinda las fuerzas necesarias para permitirle acudir a comercializar algunas ciruelas y tomates para obtener los pesos necesarios para subsistir.
Mientras que Estelita Dzul Canché indicó que no hay tiempo para festejos porque hay que trabajar, pero el mejor obsequio que le da la existencia es contar con salud, ya que mientras no se enferme continuará con esta labor que le permite obtener los alimentos del día para su familia.
Es así como estas mujeres trabajadoras pusieron el ejemplo, como lo hacen todos los días en los que el mayor festejo es contar con vida y salud para continuar con sus labores que desarrollan con mucho entusiasmo, alegría.
Sobre todo con esperanza, sin rendirse, ni doblarse ante los obstáculos que se presentan en sus respectivas existencias; como grandes gladiadoras que batallan contra el monstruo de la pobreza.
Enfrentan la crisis económica con su trabajo y con el firme deseo de obtener los recursos necesarios para que sus familias gocen de una vida digna o por lo menos para que no se queden con el estómago vacío.
(Luis Manuel Pech Sánchez)