Víctimas de la incomprensión de la gente, que en ocasiones les arrojan cloro, café hirviendo e incluso basura, permanecen todo su turno junto a los enfermos sin beber ni probar bocado, incluso sin ir al baño durante muchas horas y con el riesgo de adquirir otras enfermedades.
Tras una jornada laboral larga, que varía de entre ocho y 12 horas, el personal de Enfermería que realiza su trabajo en el área de Covid-19 y Terapia Intensiva, regresan a sus hogares cansados, abatidos por el estrés y con el temor de estar contaminados por el Coronavirus.
Con los rostros lastimados, llenos de heridas causadas por el uso de goggles, cubrebocas y caretas, que son la evidencia de la lucha continua por mantener en el mejor estado posible a los pacientes que llegan a sus servicios, llevan sobre sus hombros el peso de la salud de sus pacientes.-
(Texto de Elena Gómez y fotos de Alejandro Ruvalcaba)