Los alumnos aprovecharon la tecnología para mandar mensajes y fotografías, entre otros regalos a sus maestras y maestros
TIZIMIN, Yucatán, 15 de mayo.- Escuelas cerradas con sus instalaciones y aulas vacías, profesores, estudiantes y padres de familia en aislamiento social enmarcaron el Día del Maestro.
Esta fecha quedará marcada en la historia por el impacto que se reflejó en el ámbito educativo debido a la contingencia sanitaria generada por el COVID-19.
Contrario a otros años en que se agasajaba a los maestros con fiestas y homenajes, aunado a que si la fecha caía durante la semana, ellos desarrollaban sus servicios en los salones de clases, donde recibían las felicitaciones de los estudiantes y de los padres de familia.
Este año se la pasaron en casa, trabajando junto con sus homólogos y con los estudiantes a distancia, solamente recibiendo felicitaciones virtuales para dignificar su labor.
La sociedad, a través de mensajes de texto, por redes sociales, por medio de fotografías, video-llamadas y videos como el que les dedicó el Ayuntamiento, felicitaron a estos arquitectos del alma, a los forjadores del conocimiento que tienen como misión desarrollar ciudadanos de bien.
Entre estas felicitaciones, una de las más emotivas fue la que dirigió hasta el cielo Joss Navarrete, hija del fallecido maestro Rodolfo Navarrete Medina, uno de los mejores docentes en el área de matemáticas que ha emanado de Tizimín.
Recordó que aunque no esté presente físicamente vive en sus corazones y cuando incluso sus alumnos piensan en él, continúa sacándoles una sonrisa, porque en vida siempre era muy bromista y alegre.
Reconocieron su loable y comprometida labor, ya que desde que cerraron las escuelas por la amenaza del Coronavirus ellos trabajaron de manera responsable y ardua para adaptarse a las herramientas tecnológicas.
Y así desde casa seguir contribuyendo a la educación de los alumnos, por esto y más se agradece que estos agentes de la enseñanza continúen siendo los transmisores de la educación que no se doblegan ante una pandemia.
(Texto y fotos: Luis Manuel Pech Sánchez)