PROGRESO, Yucatán, 24 de mayo.- Varias anomalías continúan detectándose en las calles del puerto, muchos se apoderan de sus frentes colocando objetos para evitar que otros se estacionen y las aceras están totalmente disparejas.
Tal es el caso de las personas que dejan en las banquetas desde carritos de venta de todo tipo de productos hasta quienes separan lugares en plena vía pública.
Utilizan todo tipo de artículos, como sacos de material de construcción que obstaculizan las banquetas, o hay quienes tienden su ropa y dejan las rejas abiertas, entre muchas otras que entorpecen el libre transitar de los peatones.
Ante esto, los peatones tienen que bajarse al arroyo vehicular con el riesgo de ser atropellados; se señala que esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto, pues ninguna administración se ha encargado de poner solución a tales problemas que afectan a la mayoría de las familias progreseñas.
Sobre todo si hablamos de gente con alguna discapacidad motriz o visual, que muchas veces no se suben a las aceras ya que están muy disparejas y se pueden caer, por lo que prefieren caminar en la calle, con el riesgo antes descrito.
En otro orden de ideas, ahora en plena Fase III del COVID-19, a muchos ya se les hizo muy común llevar a sus perros para que hagan sus necesidades en los parques públicos.
A toda hora se puede ver a las personas que salen a caminar con sus perritos con sus correas en la mano, pero en cierto momento los llevan a los parques infantiles para que orinen y ensucien, para luego retirarse sin el menor remordimiento.
El problema radica en que, cuando se levante el confinamiento social, al primer lugar donde irán los niños después de su encierro obligatorio en casa serán los parques, que ya están contaminados con las heces fecales de animales.
(Alfredo Canto May)