Yucatán

Además de que no todos tienen internet

Las clases en línea son un paliativo, además de que sólo pueden acceder a ellas las personas de clase media y media alta que viven en la ciudad, tienen internet las 24 horas del día, además de equipos de cómputo, afirmó ayer la Dra. Rocío Quintal López, investigadora de la Unidad de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY.

Remarcó que mantener este tipo de educación no es la solución a largo plazo, pues muchos estudiantes ya empezaron a rezagarse, además de que hay comunidades que no cuentan con internet, si acaso habrá un cíber.

Otros inconvenientes son que se está saturando el sistema, además de que con las clases en línea se triplica el trabajo de la mujer.

Preocupación

Por otra parte, una parte de los docentes no pueden dar los contenidos con la misma calidad como si lo dieran presencialmente; lo más preocupante es que cuando los niños de primaria y secundaria tienen dudas, por lo general los padres no pueden resolverlas, si carecen de una formación académica y pedagógica.

Opinó que cuando se normalicen las clases todos los contenidos que se vieron en línea se deberán retomar presencialmente, pues no hay garantía de que se dominen.

Nuestra entrevistada, que es docente de la UADY, dijo que esa institución hace su máximo esfuerzo para enfrentar esta situación que tomó a todos por sorpresa; sin embargo, admitió que no se cuenta con la metodología y plataformas que soporten de manera adecuada la preparación de los alumnos, “pues en las clases presenciales todos vamos aprendiendo sobre la marcha”.

Desigualdad social

Asimismo se refirió a otros problemas sociales que ha traído la contingencia sanitaria, ya que “todos estamos navegando en el mismo mar, pero no en el mismo barco”.

Afirmó que la contingencia ha venido a acrecentar la desigualdad social, pues quienes tienen el privilegio de tener trabajo en instituciones públicas siguen recibiendo su salario, pero muchos no cuentan con empleo fijo o han sido despedidos.

–En este tiempo se han incrementado las redes vecinales en donde se vende o hace trueque de diferentes productos, como dulces caseros, frutas, verduras, comida, etc., para resolver de alguna manera la falta de ingresos; estas son soluciones temporales, la situación es cada vez más difícil, advirtió.

Puso como ejemplo a personas que trabajan en servicio doméstico, en su mayoría mujeres, muchas de las cuales perdieron su empleo; en algunos casos los patrones las apoyaron dándoles dinero, pero como se ha alargado la cuarentena, el recurso se agotó y se quedaron a la deriva.

También trabajadores de la construcción del interior del Estado que venían a Mérida, o viajaban a Cancún y la Riviera Maya, se quedaron sin empleo, así como empleados que trabajan en hoteles y restaurantes; estas personas viven al día con sueldos precarios, pero también esta crisis ya abarca también a personas de clase media que viven en la ciudad, pues se cerraron plazas comerciales y otros negocios.

Solidarios

Reconoció que hay empleadores que se solidarizaron con sus trabajadores pagándoles parte de su sueldo, pero como se ha ido alargando la contingencia se ha complicado y ya no podrán proporcionales ni siquiera la mitad del salario, pues tienen otros gastos de renta, luz, agua, etc.

Todo esto se reflejará en los hogares, si hay violencia en casa se va a acentuar más, no solamente en la mujer también en niños y hasta en los animales por el estrés, por la incertidumbre de haberse quedado sin trabajo, la convivencia, el hacinamiento, sobre todo en casas de la ciudad que son pequeñas y viven muchas personas y, si le agregamos el clima caluroso de nuestro Estado, se convierte en un bomba de tiempo, concluyó.

(Elena Gómez)