Con 65 años a cuestas, sin pensión alguna ni Seguro Social, doña María Consuelo Cáceres se ocupa de sostener económicamente a un hijo mayor de edad que está enfermo y a tres nietos.
Normalmente se gana la vida arreglando casas, labor en la que gana 150 pesos al día, pero hace más de dos meses que por la pandemia del COVID-19 no cuenta con esa opción, por lo que ahora está dedicada a elaborar donas y buñuelos, trabajo del que dice:
–En la mañana le propongo mi producto a mis vecinas de la colonia Mulsay y, en la tarde, salgo a vender. Si no, me muero de hambre.
–¿Cuántas donas y buñuelos hace al día?
–Hago 50 ó 60 y los vendo a 5 pesos, pero porque están grandes y llevan relleno de crema española.
–¿Cómo se hace esa crema?
–Se pone a hervir leche con tres rajitas de canela para que agarre sabor y se le echa el huevo, la maicena y el azúcar y se licúa. Luego se parten a la mitad las donas, como una torta, y le pone la crema y luego su tapa. Los buñuelos también se rellenan, pero la crema es de dos colores, a veces rosa y amarilla, otras veces rosa y blanca, como las cremitas.
Ocuparse, no preocuparse
–¿Cuántos hijos tiene usted?
–Sólo uno. Mi hijo tuvo un accidente, estalló la llanta de un coche junto a él y le afectó el oído y pierde el equilibrio, a veces deja de oír y a veces deja de caminar. Cuando mi nuera vio que ya no podía trabajar se fue y me dejó a mis nietos; los muchachitos ahora tienen 13 y 10 años, y la niña tiene 6.
–¿Entonces usted mantiene a todos?
–Sí. No voy a abandonarlos, ni modo que yo los saque a la calle a que se vayan. Para ese hijo y esos nietos soy una mamá y una abuela, y me siento dichosa con ellos.
–¿Cómo es que viene a comprar hasta aquí?
–Es que por la casa todo está más caro. Antes compraba un poco adelante, pero está cerrado, por eso compro en una tienda que está aquí en el fondo (en la Casa del Pueblo).
–¿Y qué lleva?
–Son 5 kilos de harina, cargue la bolsa para que vea cómo pesa.
–Pues sí, es mucho peso. Y dígame, doña Consuelo, ¿le preocupa el futuro?
–Yo creo que hay que luchar para vivir y que no hay que preocuparse, sino ocuparse, porque si te preocupas te entra el estrés y te enfermas.
En la calle 12 horas diarias
Don José Rufino Ruz, de 57 años y nacido en el Estado de Guerrero, es chofer repartidor de productos Big Cola y dice que tiene muchos clientes por dos cosas: porque ya le está dando (que se está pareciendo) a la Coca y porque ese refresco es el más barato del mercado.
Dice también que la Big Cola se hace en Villahermosa, igual que el otro producto que vende esa empresa: el agua embotellada Aqua.
Desarrolla su trabajo entrando a las 5:30 de la mañana para cargar la camioneta y luego sale a repartir lo que otro compañero de él propuso el día anterior.
–Nosotros no trabajamos en Big Cola –explica–, sino le compramos para vender.
–¿Y a qué hora termina?
–A las 5 ó 5:30 de la tarde. Son 12 horas de estar en la calle.
–¿Tiene familia?
–Sí. Un niño de 11 años y mi esposa, que trabaja en la (galletera) Dondé porque no alcanza el sueldo de uno.
–¿Cuánto gana?
–Unos $4 mil a la quincena.
–¿Lleva mucho trabajando así?
–Desde hace 7 años.
Entrega 40 ó 50 pedidos al día
Por su parte, Jovani Ismael Gutiérrez, de 22 años, casado y con 3 hijos pequeños, relató que es repartidor de comida y gana $1,700 a la semana entregando entre 40 y 50 pedidos por día.
Su día de trabajo a bordo de su moto AT-125, empieza a las 6 de la mañana y concluye a las 4 de la tarde. Trabaja de lunes a sábado y, por ahora, lo que gana le alcanza para vivir porque sus niños todavía no van a la escuela.
Pide limosna para vivir
Don Vicente Fernando Tamayo, de 75 años, dijo que pide limosna para vivir, y que lo atiende su hija.
En entrevista, comentó que ya tiene la tarjeta de 70 y Más del Gobierno Federal, pero todavía no le han depositado el dinero. Cuando lo entrevistamos venía cargando una bolsa de alimentos que le dieron en su colonia como ayuda.
Empuja un triciclo con 300 kilos
Para ganarse la vida, don Andrés Alberto Covarrubias, nacido en Temax y actualmente de 68 años, empuja por la ciudad un triciclo lleno de frutas y verduras que pesa 300 kilos.
Eso para su edad es casi una hazaña, pero don Andrés Alberto dice que no le es difícil porque está sano y no tiene enfermedades.
Dijo también:
–No tengo límite, donde yo termine le paro. A veces me lleva 5 horas vender todo.
–¿Cuántos años hace que trabaja en esto?
–Como 10 años que vendo así. Mis hijos ya están grandes y mantengo a mi esposa.
–¿Vende diario?
–No, sólo 3 veces a la semana.
–¿Y cuánto gana?
-Sí vendo hasta 400 ó 500 pesos, gano entre $150 ó $200. Antes trabajaba de panadero.
Trabajo sí hay, pero
no puede hacer fuerza
A sus 43 años, don Marcelino Martínez Mosqueda todavía encuentra algún trabajo, pero como no puede hacer fuerza, prefiere ser recolector de plásticos para reciclar.
En entrevista, relató:
–Yo no puedo hacer fuerza, porque me empiezan a doler los riñones. Trabajo sí hay, pero no puedo hacer fuerza. Por eso hago lo que caiga.
–¿A qué hora empieza en esta tarea?
–De 7 de la mañana a 4 de la tarde recojo el plástico y gano 80 pesos, pero apenas da para la comida, el mismo día se gasta.
Dijo también que él es de Tabasco y que vive por Xoclán desde hace años, en la casa de unas personas conocidas.
–¿A cómo le pagan el plástico?
–A $4.50 el kilo.
–¿Tiene hijos?
–Sí, pero están en Cancún.
–¿Y no hay algunos trabajos tranquilos donde no tenga que cargar cosas?
–Sí hay, pero piden muchos papeles y no los tengo para entregarlos. Yo estudié la primaria y antes estaba bien, porque trabajaba en seguridad en la Comercial Mexicana, pero ahora hay menos trabajos por el coronavirus. Lo dan a uno de baja porque dicen que en la obra no debería haber tanta gente y en las tiendas también. Además tienes que tener tu tapabocas para que entres a todos lados.
(Roberto López Méndez)