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Yucatán

Fiesta de Pentecostés

Homilía dominical en San Bernardino de Siena

VALLADOLID, Yucatán, 31 de mayo.- En el Evangelio de este domingo en la parroquia de San Bernardino de Siena se dijo que cuando Jesús subió al cielo, les hizo una promesa a sus amigos, que no los dejaría solos.

Ellos, aunque esperaban esa promesa, pasaron mucho miedo y se escondieron. Pero él se apareció en medio de ellos y les dijo: “No tengáis miedo, ni se acobarden”.

Para eso, reciban el Espíritu Santo en su corazón y llevad a todos la paz y el perdón de los pecados. Entonces se fueron así, como mensajeros de amistad y unidad entre las personas.

Jesús promete su Espíritu a sus discípulos y con ellos, a toda su Iglesia. Es el Espíritu que se presenta ante ellos, luego de la ascensión de Jesús hacia el Padre, como lenguas de fuego y ráfaga de viento, llenándolos de su fuerza y posibilitando que esos hombres y mujeres, temerosos sin la presencia del Resucitado, sean capaces de anunciar en todos los lugares la Buena Nueva.

Pentecostés es la fiesta en que Dios renueva su alianza con su creación, enviando su Espíritu para que podamos continuar la misión de Jesús; de esta manera y durante tantos siglos, la Iglesia ha proclamado, con entusiasmo y convicción, el Evangelio en todos los confines de la tierra.

Pentecostés no es cosa del pasado ni tampoco una narración sobre algo que les pasó sólo a los apóstoles, es una actualización permanente de la promesa de Jesús a sus discípulos y que hoy, en medio de un tiempo doloroso para toda la humanidad, se vuelve más latente.

Hoy anhelamos que el Espíritu Santo nos colme con sus dones de sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

Pidámosle al Espíritu Santo en esta fiesta de Pentecostés que nos inunde con sus dones para vivir esta pandemia y para que todos los dolores que nos agobian, el encierro y la distancia de nuestros familiares, la falta de trabajo, las necesidades de alimentación.

El dolor de ver a nuestros seres queridos enfermos, y ¡tantos otros dolores!, los vivamos con fortaleza, sabiendo que la única manera de seguir adelante es en solidaridad, acompañándonos y cuidándonos unos a otros, en la certeza de que sólo en Cristo está nuestra esperanza”. ¡No estamos solos, todos estamos en la misma barca y el Espíritu Santo nos ilumina!

(Manuel Vázquez Rivero)

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