El aumento de fallecidos en la entidad por el coronavirus aumentó el trabajo de las funerarias y los crematorios. Por primera vez está encendido el horno las 24 horas, con un descanso mínimo requerido por el fabricante, trabajando a marchas forzadas.
Para algunos empleados, desarrollar su labor implica aislarse por un tiempo de su familia, a pesar de contar con la capacitación y todas las medidas necesarias para manejar los cadáveres por COVID-19.
La columna de humo del crematorio es la señal inequívoca de que el horno trabaja a su máxima capacidad.
Los crematorios operan a marchas forzadas, están diseñados para quemar 5 ó 6 cuerpos al día; ahora trabajan al doble de su capacidad a consecuencia de la pandemia que azota al mundo.
Los hornos deben recibir mantenimiento cada mes, pero ahora es cada 15 días.
Por Luis Pérez G