Además de la producción de guayaberas como principal actividad económica, el municipio cuenta con numerosos cenotes que representan una gran riqueza natural, tesoros pocos conocidos y otros sin explorar ubicados en las periferias y terrenos ejidales del lugar.
En entrevista con José Ángel Aké Chim, del departamento de ecología y turismo de la “Capital de las Guayaberas”, dio a conocer que actualmente las autoridades locales tienen conocimiento de poco más de 150 cenotes, de los cuáles sólo se tiene acceso a 10 de ellos.
“La gran mayoría están ubicados en terrenos ejidales, sólo como un 10 a 15% de ellos se encuentran en propiedad privada como ranchos o haciendas; el dato que tenemos es de cerca de 150, pero quizá existan más”, puntualizó Aké Chim.
Al tener a la industria de la guayabera como principal eje laboral y fuente de ingreso, la posibilidad de aprovechar e impulsar los recursos naturales como otro detonante turístico, pasó a segundo término.
La villa de Tekit, cuyo significado en lengua maya es “lugar del desparramamiento”, está ubicada a 65 kilómetros de la capital yucateca. Por su tipo de suelo cuenta con una gran variedad de cenotes de diversos tamaños, tipos y formas, así como ornamentadas con plantas y formaciones rocosas.
Los únicos cenotes abiertos al público y que tienen acceso a su interior son “Xpakay”, “Becal” y “Huitzán”; sin embargo, figuran otros conocidos por los lugareños, entre ellos “Pet-ha o cenote verde”, “Subinch´en”, “Jets-há”, “Xka-ha”, “Sukilá”, “Chacsuy” y “Luum-ha”.
Con sus frescas aguas, dichos cenotes representan un atractivo natural y de recreación completamente gratuita que poco a poco se están dando a conocer; hasta antes de la contingencia, era visitado por nacionales y extranjeros, ya que ahora permanecen cerrados al público.
Diario POR ESTO! visitó nueve de estos cuerpos de agua el pasado sábado, misteriosos, enigmáticos y bellos cenotes de aguas azules y verdes, cual tesoros naturales escondidos entre los montes de la comunidad.
En el recorrido por varias horas observamos cenotes de tipo abierto, semiabierto, cerrados y de caverna, cuyas aguas subieron de nivel tras las intensas lluvias de la tormenta tropical Cristóbal. Según informaron algunos lugareños, varios de ellos se habían secado y ahora lucen rebosantes.
Bajo el incesante sol, entre la maleza y recorriendo caminos de asfalto y terracería, ingresamos hasta el área para admirar y descubrir la majestuosidad de los depósitos naturales. Gran parte de la entrada a los cenotes son resguardadas por enormes árboles de álamo cuyas raíces se unen con el agua para ofrecer bellos panoramas.
A pesar de no tener acceso a su interior, la belleza de cada lugar, un auténtico deleite visual, compensa el largo recorrido, evidenciando la basta riqueza aún virgen con que cuenta la “La Capital de las Guayaberas”.
“Al estar en terrenos ejidales estos espacios no cuentan con servicios turísticos básicos. Ante ello se está trabajando en coordinación con las autoridades ejidales para futuros proyectos que permitan habilitar varios de estos cenotes y la gente tenga acceso”, expresó José Ángel Aké Chim, del departamento de ecología y turismo de Tekit.
Actualmente y desde el inicio de la contingencia, los tres cenotes principales de la comunidad se mantienen cerrados al público a fin de evitar aglomeraciones.
Este rotativo visitó también los tres principales cenotes de la comunidad: Becal, Xpakay y Huitzán.
El primer cenote es de tipo semiabierto, ubicado a casi 10 km de la población hacia el Oriente, recorriendo un camino pavimentado y con numerosos baches. Por su poca profundidad y fácil acceso es ideal para toda la familia, contando con formaciones rocosas que le brindan una belleza adicional.
El cenote “Xpakay”, uno de las populares y cercanos a la comunidad, está situado a varios metros del km 50+500 de la carretera federal Mérida-Peto; es decir, a 1 km del entronque principal de entrada a Tekit, hacia el poniente.
Dicho lugar de tipo semiabierto y de gran profundidad, cuenta con escaleras rústicas para acceder al interior y descansar en una pequeña plataforma, misma que quedó bajo el agua con las intensas lluvias. El reflejo del sol que se cuela al mediodía, pone en manifiesto la belleza de sus aguas.
El cenote es ideal para los intrépidos, quienes pueden aventarse desde la plataforma o los escalones e incluso en la boca del cenote, a una altura de más de 10 metros.
El cenote “Huitzán”, de tipo caverna o cerrado, está situado a cerca de 5 km de la cabecera municipal, tomando la carretera Tekit-Ochil. La formación natural está situada a 100 metros a orilla de la carretera. Para acceder a su interior, los visitantes ingresan en una abertura de considerable dimensión para luego descansar en una plataforma de madera desde donde se puede admirar la belleza del cenote. Posteriormente, descienden cerca de 10 metros en unas escaleras de madera (que se han roto parcialmente) para llegar a nivel del agua, donde se encuentra otra plataforma de menor tamaño.
En la parte superior, se encuentra un agujero donde se cuela la luz y desde donde varios aventureros se avientan. Dicho cenote también es de grandes profundidades, su belleza se observa en su interior adornado por raíces de un enorme álamo.
Sin duda, la villa de Tekit, conocida como la capital de las guayaberas, cuenta con un gran número de cenotes aun sin explorar, así como otras cuyas escaleras de ingreso a su interior se han venido para abajo, quedando así en el olvido.
Además de la confección de prendas, los recursos naturales en el municipio como los cenotes, pueden ser un gran detonante turístico si se fomentan proyectos para su rescate y cuidado.
Por Carlos Ek Uc