Más de 80 personas se aglomeraron a la entrada del Palacio Municipal para pedir a las autoridades locales los consideren en la lista de beneficiarios de los apoyos económicos por el cierre de fin de semana de los dos mercados de esta ciudad.
Como se recordará el pasado 22 de Julio, el alcalde José Alberto Padrón Romero, decretó que a partir de ese sábado y domingo, el Mercado Central y el de la colonia Álvaro Obregón permanecerían cerrados, como medida para evitar mayores contagios por coronavirus.
Esta indicación enojó a los locatarios y venteros quienes de inmediato convocaron a una reunión con el edil, quien les otorgó que siguieran laborando un fin de semana más y convocó a una nueva junta con una pequeña comitiva para tratar las inconformidades de los abastecedores.
Al Palacio Municipal arribó la comitiva como se había previsto pero además llegaron más de 80 comerciantes que querían formar parte del censo que se había hecho en primera instancia, olvidando las medidas sanitarias.
Por más que las autoridades intentaron que la gente guardara la sana distancia, cuando acudieron a la reunión convocada para este martes por la tarde en el Palacio Municipal, no lograron separarlos.
Sin embargo todo se salió de control, ya que de las 80 personas que contenía la primera lista que se realizó para otorgarles un apoyo económico y una despensa, para que aceptaran el cierre de los mercados, se incrementó hasta en un centenar más, que exigen también el apoyo mencionado.
La aglomeración ocasionó el cierre de la calle 30 entre 31 y 33, se desarrolló en plena pandemia por el COVID-19.
Mientras que a puerta cerrada se reunió la comitiva del mercado, con el Edil y algunos funcionarios, aunque la mayoría de la gente, a quienes no se les permitió el paso a la terraza municipal, tuvo que quedarse en la calle amontonados, y a pesar que todos tenían sus cubrebocas, no guardaron la sana distancia.
Se averiguó que la comitiva de los dos mercados, presentaría un pliego petitorio para mejorar la salud, y tomar toda clase de precauciones, pero que no se cierren los centros de abasto.
Por Ramón Reyna Fernández