Carniceros de Chablekal, comisaría ubicada al Norte de Mérida, se dijeron abandonados por el Ayuntamiento, pues temen que el mercadito de escasos 3 por 7 u 8 metros cuadrados, aproximadamente, colapse de un momento a otro porque fue construido hace 70 años y actualmente se encuentra en deplorables condiciones, pues el agua ha ablandado techo y bardas, y por si fuera poco han otorgado permisos a empresas grandes de venta de carnes que les ha perjudicado en la economía familiar, pese a ello siguen luchando para salir adelante contra corriente por el COVID-19 utilizando las medidas preventivas de Salud.
“Vemos un mercadito muy chiquito… Hemos pedido ayuda al Ayuntamiento para que lo remodelen, pero desgraciadamente nada, vea –dice al reportero– la humedad en las paredes, el plafón del techo se está cayendo, el apagador no sirve, los cables están sueltos, no hay switch, los ventiladores no funcionan, tenemos temor de que se pudiera caer; nosotros aquí vendemos cerdo de lunes a viernes y sábados res y manteca”. Dijo la comerciante Esmeraí Cárdenas.
Esta trabajadora refirió que la pandemia los ha puesto en la lona, pero no se han dado por vencidos.
Bajas ventas
“Las ventas están muy bajas ahorita con la enfermedad, la gente se está resguardando y nosotros nos arriesgamos, aunque con las medidas preventivas porque tenemos gel, el dinero lo metemos a un traste con sanitizante, usamos cubrebocas, en fin, hay que luchar de una manera u otra, mientras yo me quedo en el puesto mi esposo sale a repartir porque tenemos servicio a domicilio, pero aquí en el mercadito somos tres familias, aunque nos tenemos que dividir los días para que podamos sacar lo que invertimos y un poco de ganancia”, señaló.
Por su parte, el carnicero Gilbert Pool Azueta dijo que sus papás fueron de los primeros carniceros en el mercado, trabajaron 45 años de los 70 que tiene esta construcción y ahora a él le toca sostenerlos económicamente, porque ya sus viejos son personas de la tercera edad.
“Este mercadito tiene más de 70 años que fue construido, hemos solicitado al municipio que lo remodelen, pero no nos han brindado nada, lo poquito que le hemos podido hacer, reparar una lámpara o pintar, corre por nuestra cuenta y es un dinerito que le quitamos a nuestras familias, mis papás trabajaron 45 años, pero ya son personas de la tercera edad y ahora me tocó a mí sostenerlos, ya llevo siete años acá”.
Dijo que con la llegada de una empresa de venta de carnes a esta comisaría, algunos comerciantes del mercadito han tenido que cerrar sus negocios, pero la gente debe apreciar la calidad de sus productos, entre fresca del día y congelada.
Competencia
“Es muy difícil ahora porque también hay mucha competencia; hace dos años llegó la empresa Maxicarnes y eso nos ha afectado, porque antes éramos 10 los comerciantes de aquí del mercado y ya sólo quedamos tres, creo que la gente ve que los precios quizás son más accesibles, pero debe ver la calidad de la carne, fresca y del día y no congelada, nosotros compramos el puerco directamente de la granja, lo beneficiamos, contamos con la herramienta porque no tenemos rastro, el más cerca es el de Conkal pero está retirado, perdemos tiempo y dinero, pero también las familias deberían apoyar a quienes somos del pueblo, mi teoría es que me consumes y te consumo, para que darle provecho a una persona foránea si el dinero que genera no lo invierte en negocios del pueblo y nosotros sí, al que vende tortas, panuchos, abarrotes, verduras y frutas, ahí compramos, pero eso sí, vienen los políticos cada tres años, el mismo cuento de siempre: “Vamos a echarte la mano”, se toman fotos y llegan al poder y no vuelven a venir, veo que Caucel Pueblo, Cholul y otras comisarías ya tienen mercados más grandes y bonitos y aquí nada, deben saber que también somos muchos habitantes”, indicó.
Hace más de una década nos prometieron que ampliarían el mercado para que cupieran más comerciantes, pero todo quedó en proyecto y las autoridades optaron por una cancha multiusos.
“Este mercado municipal estaba en proyecto de ampliación hace aproximadamente 15 años, recuerdo en mi niñez que lo iban a extender hacia la parte donde estaba el rastro porque la idea era que estuvieran también los comerciantes de verduras, frutas y otras mercancías, pero cuando un Comisariado tomó posesión prefirió que se hiciera una cancha de usos múltiples y vea –dice– sólo hay 8 mesas para la venta de carne, pero no todas están ocupadas porque somos tres familias las que vendemos, ya que los demás decidieron retirarse ante la competencia desleal allá afuera”.
Otro empleo
Lamentó que, debido a la pandemia y a que han bajado las ventas, ha tenido que buscar otro empleo para que así pueda solventar los gastos familiares, toda vez que a su padre le dio una embolia y ambos dependen de él.
“Yo tengo otro empleo porque sólo de esa manera puedo ganar lo necesario para el sustento de mi familia, mi esposa y mi hijo, así como de mis papás porque aquí si se venden 20 kilos de carne es mucho y no me alcanza, ya que mis papás dependen de mí porque a mi viejo le dio una embolia después de que trabajó 45 años de carnicero aquí en el mercadito, este mercadito que tristemente se está cayendo, entonces con la pandemia la gente casi no viene a comprar, si antes llevaban un kilo ahora compran la mitad porque también les rebajaron el sueldo, pero aquí pueden venir seguros porque respetamos las medidas de higiene, usamos cubrebocas, gel anti bacteríal, metemos el dinero en un trastecito con sanitizante, mantenemos limpio el lugar porque lo barremos y lo trapeamos continuamente, es importante que todos nos cuidemos”, concluyó el entrevistado.
Texto y fotos José Luis Díaz Pérez