Debido a las afectaciones por el COVID-19 los taxistas de las rutas Ticul-Mérida atraviesan una difícil situación, debido a la reducción en el número de pasajeros que se les autoriza transportar.
Este servicio es de suma importancia, ya que a diario movilizan a los lugareños hacia la ciudad capital, en donde se encuentran sus centros laborales; sin embargo, por la difícil situación y el alza de la gasolina pudiera disminuir sus corridas o aumentar sus precios para que vuelva a ser redituable.
Wilder Carrillo Lara, actual delegado del FUTV Sección 034 de Ticul-Mérida, menciono que “la situación está muy difícil, estamos muy endeudados por el afán de dar un mejor servicio a los usuarios, ya que no podemos cumplir con los pagos de las mensualidades ni del 35 % por las camionetas que tenemos en servicio”.
“Debido a esta situación no está saliendo ni si quiera para la comida, pues el número de pasajeros permitidos es de 10 y si el precio de cada pasaje es de 49 pesos, sólo reunimos 490 pesos por un viaje a la ciudad de Mérida. Sólo en gasolina se le pone 500 al vehículo, lo cual no nos da un margen de ganancia muy cómodo porque además tenemos que pagar secretarias de taquilla, personal de limpieza, choferes y además comprar insumos de limpieza como sanitizante, gel antibacterial entre otros gastos administrativos”.
“En la actualidad estamos llevando hasta 11 pasajeros y nos están pidiendo que pongamos divisores de asientos para poder aumentar el número, pero ni así sale para los pagos, por lo cual pedimos a las autoridades que nos autoricen aunque sea a 18 personas para tener un respiro, pues nos veremos a la difícil situación de reducir le número de unidades que ofrezcan el servicio con afectaciones de horarios, por lo que lo ideal sería esta solución o un subsidio estatal”.
Añadió “debemos recordar que de la misma manera somos una empresa y tenemos aproximadamente a 70 personas trabajando en el servicio, cada uno es cabeza de familia, o sea estamos hablando de 70 familias que dependen de manera directa del servicio de transporte”, finalizó.
Por su parte Jorge Geovanny Carrillo Franco, actual socio e integrante de la directiva del FUTV, platico “es una realidad que muchos no perciben, pero es una difícil situación económica por la que atraviesa el servicio de transporte público foráneo derivado a las implicaciones del COVID-19 y se debe a diversos factores.
Uno de ellos son las distancias, ya que implican mayor desgaste vehicular, por ende los gastos operativos son inmediatos (mantenimiento preventivo por kilometraje recorrido, deterioro de llantas, desgaste de balatas, etc.) y mayor gasto en el consumo de la gasolina; los pagos de funcionamiento operativo tienen que estar al día (seguro de vida contra accidentes, pago de impuestos federales-estatales y contabilidad)”.
Añadió: “para la adquisición de una unidad nueva se recurre a un financiamiento vehicular, por cuestiones fiscales y los altos costos de las camionetas que se requieren para brindar este servicio. En su mayoría ascienden a más de un millón de pesos, adicional se aplican las tasas de interés de las financieras que son liquidadas en un plazo de entre tres y cinco años, dependiendo de la economía del concesionario (citando a la ruta Ticul-Mérida-Ticul el 90% de la unidades son de modelos recientes)”.
“La única opción otorgada por las financieras vehiculares es pagar un 35 % de las mensualidades (monto que no abona a capital, el 100% aplica para el interés por la demora) y la reestructuración del contrato, lo que significa aplazar el arrendamiento o crédito”.
Extendió el comentario indicando que “la mayoría de las secciones cuentan con terminales propias o rentadas y ello implica mantener los pagos de las instalaciones (electricidad, agua, renta si aplica, entre otros aspectos). Otro de los factores es mantenimiento de la nómina laboral pese a la reducción de actividades e ingresos hay que pagarle al personal de atención a clientes, operadores, limpieza y otras actividades administrativas”.
“Actualmente por la reducción de la movilidad se trabajan el 50% de las unidades a diario, transportando únicamente el 50% de la capacidad y no todos los días se logra llegar a ese número de personas por viaje, por lo que resulta incosteable en muchas situaciones brindar el servicio con las tarifas actuales, ya no existen utilidades, los ingresos percibidos son utilizados para costear gastos operativos y necesidades básicas. Nosotros como concesionarios, a diferencia de los concesionarios de la ciudad de Mérida, dueños de los urbanos, no contamos con ningún subsidio de Gobierno ni de ningún programa de apoyo económico que aplique a nuestro sector comercial”.
Explicó: “somos un sector laboral que para su funcionamiento requiere altos costos operativos. Es una realidad inclusive antes de la pandemia. Nuestro giro comercial ha salido a flote gracias a la unidad y organización de todos los agremiados y el esfuerzo por cumplir con los requerimientos actuales de las autoridades. La mayoría de los concesionarios pasa de crédito en créditos para renovar sus unidades lo que implica devaluar las antiguas y volverse a endeudar. Esa es la realidad tras de una unidad de marca Mercedes Benz, Volkswagen Crafter, Ford Transit, entre otras”.
Concluyó: “ojala que el Gobierno del Estado nos tome en cuenta para que de esta manera no perjudique a los cientos de ticuleños que a diario usan nuestro servicio para trasladarse a la ciudad de Mérida, en donde te puedo garantizar que trasladamos a albañiles, administrativos, burócratas, docentes, empleados generales, médicos, enfermeros y personal de la salud que acuden a prestar sus servicios”.
Guillermo Contreras Cruz