La crisis económica, derivada de la pandemia, empieza a reflejar la manera en que lacera a la sociedad ya que el número de niños que trabajan en el municipio de Tizimín, Yucatán, va en aumento, esto se puede apreciar en sitios públicos donde los pequeños mayormente acuden a realizar sus ventas.
Desde temprana edad los pequeños adquieren la responsabilidad de coadyuvar al gasto familiar y salen a las calles para vender pepitas, cacahuates, palanquetas, frutas, antojitos, entre otros productos.
Dejan los juguetes y los juegos y ponen el ejemplo de que pueden colaborar con el fruto de su trabajo a obtener el pan de cada día que a duras penas logran conseguir sus padres por las carencias económicas que padecen.
Esta es la triste realidad que se empieza a resentir, los infantes cambian el disfrute de su niñez y asumen el valor de salir a las calles a ganarse la vida, conscientes de que sus familias necesitan que los ayuden para lidiar contra el monstruo de la pobreza que los devora.
Luis Manuel Pech Sánchez