Yucatán

Transportistas de Muna sin aumentar tarifa pese a COVID-19

Un miembro de la directiva del FUTV aseguró que, desde el año 2017, las autoridades estatales les han rechazado la posibilidad de aumentar el precio de tarifa, por lo que resienten la actual crisis económica
Foto: Carlos Ek Uc

Los taxistas del transporte público foráneo del Frente Único de los Trabajadores del Volante de esta comunidad dieron a conocer la difícil situación por la que atraviesa dicho sector, causada no solamente por la contingencia por el COVID-19, sino porque además, la ruta Muna-Mérida no ha recibido actualización de su tarifa desde 2017.

Álvaro Pantoja Guillén, de la directiva del FUTV, compartió que la pandemia ha venido a dar la puntilla a una actividad que ha visto un continuo declive derivado de la falta de sensibilidad de las autoridades de transporte público estatal.

Indicó que desde el año 2017, cuando se les permitió actualizar las tarifas que se cobran por pasajero en la ruta, tanto el anterior gobierno como el actual se mostraron insensibles a los continuos embates del encarecimiento de todos los insumos y equipos.

“A pesar de muchas solicitudes hechas a través del grupo, a las autoridades competentes desde el pasado gobierno estatal, solamente hemos recibido negativas o evasivas. Actualmente, la situación del transporte público foráneo en Muna, al igual que en muchas otras poblaciones del estado, está pasando por una grave crisis”, aseveró.

 

Cambio de precios

Para comprender el impacto directo de la crisis, indicó que el costo de la gasolina pasó de 15 a 19 pesos, lo que representa un incremento del 26 por ciento. Los lubricantes, llantas, filtros, balatas y demás refacciones han subido un 40 por ciento en promedio.

En el 2012, el combustible costaba 10.31 y en el 2020 a 18.90; en cuando al costo del pasaje, en el 2012 estaba a 25 pesos y en el 2020 a 31 pesos. En ocho años, la gasolina ha aumentado su precio más de un 80 por ciento, mientras que la tarifa por pasaje se ha movido tan solo un 24 por ciento.

El valor de inversión en una unidad tipo Van como las que utilizan los socios, ha pasado de 400 mil en 2015 a 550 mil en 2020, aumentando un 38 por ciento; “Puede apreciarse a simple vista que en el caso particular de la sección Muna, estamos en franca bancarrota”, aseveró.

Desde el mes de marzo pasado, debido a la situación de la pandemia, se redujo tanto la cantidad de viajes a Mérida, como el número de pasajeros que se permiten subir a las unidades, a tal grado que dar el servicio ya no es redituable, es decir, cada día representa una pérdida económica.

El servicio de transporte público foráneo de esta comunidad cuenta con 14 socios, pero por la falta de pasajeros, los integrantes acordaron que solo la mitad de las unidades trabajará cada día, la mitad trabaja los lunes, miércoles y viernes, mientras que la otra, lo hacen los martes, jueves y sábados.

Ganancias nulas

A eso, se añade que por disposiciones de salud, ahora solo se permiten ocho pasajeros por unidades (que tiene capacidad para 15 personas); luego viene el costo de combustible que se lleva el 70 por ciento del ingreso y escasamente queda algo para el conductor cuando le toca trabajar, y al día siguiente tiene cero ingresos.

Actualmente, los socios presentan dificultad para cumplir con el servicio en su totalidad. De Muna a Mérida son aproximadamente 64 kilómetros y en un viaje el socio alcanza 248 pesos por los ocho pasajeros que transporta, invierte cerca de 170 en gasolina y se queda con 78 pesos de ganancia, eso sin contar gastos extras.

“Mientras tanto, no nos queda ningún dinero para el natural costo de mantenimiento que se requiere por el simple kilometraje que le metemos al efectuar el servicio (cambios de aceite, filtros, desgaste de llantas, desgaste de frenos, etc.) y no podremos efectuar dichos servicios con los consecuentes deterioros de las unidades y el peligro que a su vez conlleva”, puntualizó Pantoja Guillén.

Con todo lo anterior, cada socio se va quedando sin las reservas necesarias para el pago de los seguros, que debido a que es un servicio público son sumamente caros; más o menos una póliza puede costar entre 19 y 25 mil pesos anuales.

A decir del representante de la agrupación en la villa, antes cuando la gasolina no era tan cara se podía hacer lo que ellos llaman los viajes “vacíos”.

“Por ejemplo, los lunes salíamos llenos para dejar gente en Mérida, no hacer espera ahí (porque no hay pasaje de regreso), sino regresar de inmediato aunque sea vacío para de nuevo tomar gente en Muna y salir otra vez para Mérida, ayudando así a que la gente no se quede esperando mucho tiempo y pueda llegar pronto a sus actividades”.

Con el panorama actual, dicha medida no se puede implementar, debido que el ingreso no alcanza; “lo sentimos mucho por nuestros pasajeros que ahora se pasan horas esperando o bien, tienen que tomar servicios mucho más caros acá o en Mérida ya que nosotros no tenemos disponibilidad debido a las circunstancias”, lamentó.

Así mismo, si el socio que brinda el servicio no tiene su seguro al día, si la unidad tiene una luz direccional dañada, si el extinguidor está vencido, o cualquier otro error mínimo, ya tiene graves problemas, porque si los revisan los inspectores de transporte, les pueden detener la unidad y causar multas por miles de pesos.

Entre otro de los problemas al que se enfrentan los socios de la agrupación, es la competencia desleal en el servicio, con tarifas altas y sin medidas de seguridad e higiene; “Nosotros cumplimos con los protocolos de seguridad, pero hay otros donde incluso no se respeta la sana distancia exponiendo a los pasajeros”.

A pesar de la difícil situación, la agrupación mantiene su tarifa, sin embargo eso representa un perjuicio a los prestadores de servicio, por lo que urge la intervención de las autoridades de transporte público estatal.

“La insensibilidad de las autoridades de transporte estatal y quizás, su ignorancia de cómo funciona esta actividad acabarán por liquidarnos, y como al final todo se rige por oferta y demanda, alguien tomará este nicho, pero lo hará a un precio muchísimo más caro y como siempre, los usuarios pagarán las consecuencias, además de nosotros, nuestros ayudantes y muchas otras personas que dependen de esta actividad”, culminó.

Carlos Ek Uc