Yucatán

La historia de la agricultura en el municipio de Dzan se remonta a la década de los 50´s, en el que el papel de la mujer ha sido fundamental

La citricultura sigue siendo el oro verde para este laborioso municipio de Dzan, pese a la Pandemia y a que los precios de sus productos se han desplomado, ante la falta de mercado, por el cierre de restaurantes en las zonas turísticas del país y la caída del poder adquisitivo en toda la república mexicana en general.

Lo que ha hecho que el precio de los cítricos lleguen a $34 el huacal de la naranja dulce, a $35 el de la naranja agria y $200 o $220 el de limón (esto por su escasez), lo cual apenas y le deja un margen de ganancia a los productores, ya que muy pocos compradores están entrando a abastecerse de estos productos. Sin embargo los productores locales optan por vender a este precio, ya que no pueden dejar el producto en los árboles, ya que afectarían el ciclo de floración y cultivo de los cítricos. Situación que está muy lejos de los mejores días de años anteriores en que los precios eran de $80 a $100 en la naranja dulce, hasta $60 la naranja agria y el limón cuando menos en $200 (El limón ha llegado hasta a $1000 el huacal en ocasiones).

Historia de la agricultura municipal

Desde fines de la década de los 50´s, esta región sur del estado de Yucatán, por su potencial productivo, fue objeto de un programa gubernamental de desarrollo agrícola, cuyo objetivo central fue la creación de una nueva alternativa productiva que superara la dependencia del monocultivo henequenero y maicero, a través de la cual se esperaba captar las divisas que se habían dejado de percibir de la comercialización internacional del agave.

Este programa fue denominado Plan Chac y con él se impulsó el desarrollo de la citricultura en 15 municipios de dicha región, entre los cuales se encuentra la población de Dzan. Lugar donde en la actualidad la citricultura se ha consolidado como la principal actividad productiva. Siendo ya tres unidades productivas con más de mil productores los beneficiados con las bondades del suelo dzanense.

Un elemento más que corrobora el ascenso de las condiciones de vida de los productores citrícolas lo constituye el hecho de que, en su mayoría, se han convertido en captores de fuerza de trabajo al interior de su municipio, pagando jornales superiores al salario que se podría ganar en otros municipios, donde la derrama incluye hasta mujeres y jóvenes menores de edad. En este sentido, se puede señalar que en virtud de la capacidad económica de los productores, el municipio de Dzan se ha convertido en un importante centro de atracción de fuerza de trabajo al que llegan no sólo jornaleros de municipios circunvecinos sino también de otros más alejados.

Fundamental el papel de la mujer

Destacando en este contexto de desarrollo agrícola el papel de la mujer madre de familia en su participación en las actividades económicas y mantenimiento cotidiano de su hogar, ya no solo a través de una mayor integración a las actividades productivas, básicamente en la comercialización directa de los productos citrícolas que se cultivan, viéndose hoy en día cada vez más damas que a bordo de sus camionetas o camioncitos llegan a dejar su carga, mientras los esposos e hijos se afanan en la cosecha y el caso de muchas otras, cuyos esposos o hijos se han afincado en los Estados Unidos, teniendo ellas que asumir el papel principal en la conducción de la familia; siendo estos esfuerzos visibles en el desarrollo de la economía municipal. Aunque claro sin abandonar la herencia cultural como la cría de aves y cerdos o el desarrollo de huertos familiares en el hogar, siendo curiosos ver las hermosas casas rodeadas de animales de patio o sembradíos de hortalizas.

Eso sin contar las que aportan recursos económicos en efectivo, a partir de asumir tareas remuneradas como el urdido de hamacas, el tejido de huano (ya en mucho menor número), el bordado de prendas de vestir, la costura de ropa y a últimas fechas la venta de comida, que son actividades de importancia para completar el gasto familiar.

Si bien es cierto que en la distribución de responsabilidades al interior de los grupos familiares, al hombre le ha correspondido el deber de generar el mayor monto de ingresos y a la mujer las actividades domésticas y otras que aportan efectivo desde el interior de su hogar; esto no significa que estas parcelas del trabajo, en las que se desempeñan estos individuos sean intransitables para unos y otros ni estigmas atribuibles a su sexo. Por el contrario, el hecho social demuestra que así como la mujer participa en algunas de las faenas agrícolas, el hombre también contribuye en ciertas labores del hogar cuando sus ocupaciones de la parcela se lo posibilitan.

Asimismo cabe destacar que junto con el cultivo de la naranja también se fomenta el cultivo de frutales, como mamey, zapote, papaya, plátano, aguacate, anonas, etc.; que permiten equilibrar las percepciones económicas de la familia cuando la producción de los cítricos entra a su período de bajo rendimiento o, en su defecto, cuando existen problemas de comercialización que afectan sus ingresos. Como resultado de estas estrategias productivas de los parcelarios se produjo, a su vez, una reorganización del trabajo remunerado y doméstico al interior de sus grupos familiares. Así, mientras el jefe de familia se dedica al cuidado y explotación de la parcela y a la comercialización de la naranja, su cónyuge asume la tarea de llevar a vender los productos de los frutales al mercado de Oxkutzcab.

Economía

Así inició ya la derrama económica para esta trabajadora comunidad sureña, pues la venta de naranjas, mandarinas, limones, etc. ha comenzado para beneplácito de la población en general. Situación que habrá de prevalecer hasta cerca de diciembre, por lo que se espera que a medida que se abran los mercados y sobre todo los centros turísticos del Caribe Mexicano, que es a donde se destina gran parte de la producción citrícola, el precio de sus productos mejore.

Más en estos momentos y pese a las difíciles condiciones económicas en general,  el beneficio de la cosecha se da en chicos y grandes, ya que hasta los niños se suman al ejército de bajadores (encargados de cosechar la fruta), otro sector beneficiado es el de las cocinas económicas, que durante estas épocas contrabajo y se dan abasto para satisfacer la demanda de platillos, ya que la mayoría de los varones e incluso mujeres, se avocan de lleno a la cosecha de frutas.

Amir Jesús Mex Ayuso