A fin alejar los malos espíritus del predio, la familia Itzá Ek manifestó su creencia y fe hacia una de las ceremonias importantes de los ancestros mayas, el Jets lu’um que traducido al español significa “calmar la tierra”.
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El ritual tuvo lugar ayer en el domicilio de la señora Alberta Ek Chan, ubicado sobre la calle 34 entre 25 y 27, donde se reunieron sus hijos y nietos para dar continuidad a la promesa iniciada hace casi dos décadas por su esposo, Heracleo Itzá Chan (+).
“Fue hace 20 años que pasamos a vivir a este terreno, pero a los pocos años, se enfermó mi hijo y fue que mi esposo decidió hacerlo por ahí del 2002, comprometiéndose a volver a realizarlo en el 2012, cuando lo celebramos por última vez”, platicó la mujer en Lengua Maya.
A 8 años de aquella promesa y ante la repentina muerte de sus aves de traspatio, la familia se reunió nuevamente para la realización del jets lu’um, un acto donde converge fe y gratitud con el que mantiene viva la herencia y costumbres de los mayas, con miras a “limpiar” el terreno de los malos espíritus.
La celebración inició desde las 6 de la mañana, con la preparación de los alimentos y bebidas, cuya esencia es nutrir a la tierra a quien se le ofrece una ofrenda para que los malos vientos no dañen a las personas, animales y plantas que se encuentren en el predio.
Desde el sak’a (bebida sagrada de los mayas a base de maíz) hasta las hojas para envolver y amarrar la masa sazonada con pepita, mismas que convergen un profundo e importante significado, fueron tomados en cuenta para la ocasión.
Una vez cocido el manjar tradicional, los miembros de la familia procedieron a despedazarlo para elaborar el conocido “ya’ach” y efectuar la ceremonia sagrada de la consagración de los alimentos y la casa.
Cerca del mediodía, el sacerdote maya, Yuum j-menSixto Pat Chi de la localidad de Teabo, bendijo de manera oral el alimento predilecto para luego ofrecerlo como primicia a los dioses tanto mayas como católicos.
Asimismo, los miembros de la familia, desde el más pequeño hasta el más grande, fueron llamados para ser “santiguados”, a fin de ser limpiados de los malos espíritus; posteriormente, degustaron del alimento y bebida presentada como ofrenda.
El sacerdote maya entregó la primicia a las deidades, a nombre de la señora Alberta Ek Chan, con la promesa de realizar nuevamente la ceremonia en un periodo de 5 años. Por último, toda la familia disfrutó de la comida en un momento en convivencia.
Con el Jets Lu’um (calmar la tierra), el sacerdote maya encargado de efectuar la ceremonia, pidió a las deidades y espíritus, por la protección y bendición de la familia, sí como de los animales localizados en el predio, a través un ritual conformado por rezos y comidas.
Cabe mencionar que como parte del ritual, en diferentes puntos del predio, a manera de ofrenda a los guardianes de los cuatro puntos cardinales y también del centro, se ofrecieron primicias para “calmar la tierra” y “ahuyentar” los malos vientos (espíritus).
Básicamente con el ritual se refrendó el compromiso para cuidar la armonía entre la vida y la tierra, pidiéndose también salud y prosperidad para todos los integrantes del hogar, así como la sobrevivencia de la Cultura Maya.
La ceremonia ancestral del “Jets lu’um” como otras costumbres y tradiciones, forman parte de las riquezas culturas que el Estado aún conserva y que para las familias y sobre todo campesinos, va tomando sentido tras los acontecimientos que pudieran presentarse en su predio, milpa e incluso ranchos.
Carlos Ek Uc