Yucatán

De la necesidad al progreso, así la vida de una mujer indígena en Yucatán

A pesar de los obstáculos, doña Zoila Acosta, mujer indígena de Yucatán, ha salido adelante vendiendo horchatas artesanales.
Foto: Benito Cetina

Como cada 5 de septiembre se conmemora en nuestro país el Día Internacional de la Mujer Indígena, para rendir tributo a las representantes de distintas tribus, dejando entrever sus hazañas, como Zoila Teh Acosta, que se dedica a la fabricación de horchata y otros jarabes de manera artesanal, en Chapab, Yucatán.

Los obstáculos para la mujer indígena envuelven retos a superar y oportunidades para demostrar que como fémina las cosas se pueden lograr.

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Esta comerciante se ha dedicado a luchar para salir adelante, pues viendo las necesidades económicas por las que atraviesa inició un negocio de elaboración de horchatas gracias a la enseñanza de su hermana, ahora fallecida, Adoralida Teh, quien tuvo la paciencia de revelarle el secreto.

Fue en 1984 cuando inició con este trabajo, con el temor de no poder recuperar su inversión, pues prácticamente estaban al día con sus ingresos; sin embargo, pero su hermana la animó a invertir en 5 kilos de arroz y azúcar para elaborar sus primeras botellas de jarabe.

“Recuerdo cuando me dijo: compra el arroz y el azúcar, yo lo muelo, los otros ingredientes te los voy a poner cuando compre el mío"

A raíz de eso ella inició con este trabajo, pero decía que no contaba con los recursos para comprar su material y sólo producía lo que alcanzaba con 5 o 10 kilos de arroz que su hermana le hacía el favor de moler. Agregó que el producto lo envasaba y se iban a tratar de venderlo a la ciudad capital.

Con su rostro cansado, recordó que sus horchatas las distribuían en las colonias de Mérida, caminando bajo el sol con toda la carga en su espalda, pero nunca claudicó, en ese entonces costaba a 1 peso por botella de horchata.

“Desde que llegábamos mi meta era vender, pues tenía siete hijos que mantener y mi esposo sólo trabajaba en la milpa, no alcanzaba con lo que él ganaba”.

Indicó que para llegar a la capital tenía que abordar el único autobús que salía de la población a las cuatro de la mañana, para llegar a la ciudad a las siete e ir a las colonias caminando con sacos de horchata.

Señaló que en su andar sufrieron muchos atropellos por parte de policías municipales de ese entonces, pues hubo días que les decomisaban el producto y perdían todo, sin embargo todo esto no logró vencerlas.

Indicó que después de 35 años de venta ahora produce más de 100 litros de horchata en una semana, que entregaba en la capital más otros municipios, pero ahora debido a la pandemia su producción ha mermado.

Antes de la pandemia, comenta, podía repartir litros de sus productos entre los maestros de los diferentes niveles educativos y eso era dos veces por semana y en otras ocasiones llegan a su casa para llevarse varios litros del producto.

Desde el inicio de la contingencia del coronavirus todo cambió, señala que ella siempre busca salir por sus propios medios, pero ahora con su edad y sus dolencias aunadas a la pandemia no ha podido hacerlo, pues los insumos que se utilizan subieron de precio y se le dificulta poder adquirirlos.

Agrega que ha buscado el apoyo de alguna autoridad que le brinde algún recurso, proyecto o crédito para seguir con su trabajo, pero hasta la fecha no ha tenido respuesta satisfactoria.

“Trato de buscar apoyo de las autoridades para algún crédito o apoyos pero hasta la fecha no eh tenido la suerte de que me den el apoyo para seguir con este negocio”.

A pesar de estos obstáculos sigue trabajando, ahora produce jarabes de jamaica y tamarindo que distribuye en algunas tiendas e igual algunos acuden a su domicilio ubicado en la calle 21 x 22 y 24 para adquirirlos.

Por Benito Cetina

Por Redacción Digital Por Esto!

JG