Yucatán

Mapaches, nuevo atractivo turístico en Celestún

Los mapaches se han vuelto un atractivo más en este polo turístico, en donde los visitantes aprovechan para alimentarlos
Mapaches, nuevo atractivo turístico en Celestún / Ramón Reyna Fernández

Una manada de mapaches localizados entre el bosque junto a la Ría, y que bajan a la superficie de los enormes árboles, se han convertido en el nuevo atractivo para los visitantes que acuden para embarcarse en el parador turístico y a disfrutar de la naturaleza.

Los mapaches, cuyo nombre científico es “procyon”, son animales de zonas arboladas, y viven especialmente cerca de ríos, aunque han aprendido a vivir también en áreas habitadas.

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En su hábitat natural comen de todo, desde ranas hasta frutos, pero en las ciudades y suburbios echan mano de los contenedores de basura para comerse los restos de alimentos arrojados en los depósitos.

Los mapaches son nocturnos y tienen un agudo sentido del olfato, además que son buenos trepadores.

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Estos mamíferos, que se han vuelto un atractivo más en este polo turístico, tienen un promedio de vida de 2 a 5 años, y llegan a pesar entre los 3.5 y 9 kilogramos; trepan con facilidad en los árboles cercanos a la Ría, hasta una altura de entre 23 y 30 metros.

Los mapaches se reproducen en los meses de enero y febrero de cada año, con un período de gestación de entre 63 y 65 días, y pueden correr a una velocidad que alcanza, en ocasiones, hasta los 24 kilómetros por hora.

Comparados con la mayoría de los mamíferos carnívoros, son muy diestros con sus zarpas delanteras, que utilizan para agarrar y sostener la comida.

El mapache es llamado a veces oso lavador por el hábito de manipular el alimento, por ejemplo, desollando las ranas, en la orilla del agua, lo cual hace parecer que las lava. Hace esto porque ciertas clases de ranas inflan su cuerpo y segregan un veneno a través de su piel para no ser ingeridas, lo cual el mapache, identificados con su “antifaz natural”, elimina al “lavar” sus alimentos antes de ingerirlos.

Los estadounidenses William H., y su acompañante Hilary T., quienes estuvieron en este puerto, dieron de comer a los mapaches y se mostraron asombrados de la manera en que los mamíferos conviven con la gente.

Felipe Chí Santana, guía de turistas y quien presta sus servicios de paseos en bote en la Ría, dijo que este atractivo se descubrió hace algunos años, cuando se amplió parte de las instalaciones del parador.

Además de los turistas extranjeros, también vienen a visitarlos gente de otros Estados de la República, del interior del Estado, y de los vecinos municipios, así como los lugareños.

El nombre mapache proviene del náhuatl mapach, “que tiene manos”, debido a la ya descrita capacidad prensil de sus garras delanteras. En inglés recibe el nombre de raccoon (pronunciación aproximada “racún”), que proviene del algonquino ärähkun, “el que se rasca con las manos” o “manos que rascan”.

Los mapaches comen plantas variadas, frutas y nueces, incluyendo uvas, cerezas, manzanas, caquis, bayas, y bellotas salvajes, estos animales pueden comer también los melocotones, ciruelos, higos, y sandía, entre otros.

Los visitantes adquieren en las tiendas que se ubican en el parador, galletas, pan, y otros alimentos, pues en este caso, los animales no se ponen en riesgo con esta alimentación, pues están adaptados para comer basura y otras comidas disponibles en áreas suburbanas y urbanas.

Los mapaches son nocturnos, pero ocasionalmente pueden ser vistos durante las horas del día. Son unos animales solitarios y el único grupo social que forman es una madre y sus hijos.

Cabe mencionar que estos mamíferos son excelentes escaladores y fuertes nadadores, cuando buscan sus alimentos en lagunas y ríos, como en este caso en la Ría de la biósfera de Celestún.