Mediante el apadrinamiento del Banco de Tapitas y de personas de buen corazón, fue posible hacer realidad el sueño de la pequeña Jazmín, una niña guerrera que lucha para vencer el cáncer.
Jazmín es de una familia de bajos recursos, que en sus deseos de Navidad pidió una cama para poder descansar después de sus quimioterapias y el sueño se hizo realidad, gracias a personas que apadrinaron a la niña comprándole un colchón y otros que donaron la base de la cama.
Los padres de Jazmín agradecieron este gesto de amor, pues gracias al POR ESTO! varias personas, tanto de esta ciudad como de otras poblaciones, han llegado a la casa de la pequeña llevando ayuda y obsequios, para hacerle más llevadera la enfermedad, la familia tenía temor de recibir dichos apoyos, ya que pensaban que les retirarían el apoyo por parte del Banco de Tapitas, sin embargo, Mercedes Pérez Monforte, coordinadora del banco, les explicó que la intención es que más gente se una a estas causas de altruismo que se han estado logrando con la buena voluntad de la gente caritativa.
La activista explicó que se cumplieron algunos sueños de niños y niñas que luchan contra este mal, entre ellas, la niña Jazmín, de nueve años de edad; Daniela, una pequeña sobreviviente del cáncer; Dylan, de tres años, de la ciudad de Valladolid, que igualmente se les apadrinó.
Al profundizar sobre el tema dio a conocer que en esta urbe existen dos casos de niños con cáncer, que el Banco de Tapitas está financiando, existen muchos más casos que se desconocen o están siendo atendidos por medio de otras dependencias.
Lamentablemente, existe un número alto de decesos de pequeños que no alcanzan o no superan las quimioterapias o algunos a los que se les detecta en una etapa muy avanzada esta enfermedad. “Lamentablemente en este año hubo seis fallecimientos”.
Por la pandemia, tantos viajes, medicamentos y el tratamiento con quimioterapias se tornaron muy difícil, agregó. “Ha sido mucho más difícil, empezando con la búsqueda del recurso, este año sólo se recaudó tres toneladas de tapitas en esta ciudad y las recicladoras también cerraron sus puertas, entonces no teníamos recursos para apoyarlos, buscamos donadores para que los pequeños no interrumpan sus tratamientos, muchas veces necesitamos de la ayuda de la gente para el pago de traslados, quimioterapias, ya que no es muy barato”.
Contar con un integrante en la familia con cáncer es desgastante, tanto física, emocional y mentalmente, ya que tan solo estancia, medicamentos y traslados son un gasto, aparte de las quimioterapias, que cuesta entre 25 y 30 mil pesos, hay seguros que sí absorben los gastos, pero no los de este tratamiento.
Ante este panorama, la activista invitó a la población a seguir donando sus tapitas, a fin de que más niños puedan recibir atención oportuna y tengan la dicha de tocar la campanita y decir“vencí el cáncer”.
SY