La planeación territorial en la costa yucateca no puede seguir postergándose, no solo por las afectaciones mismas que la urbanización genera (contaminación y deforestación a la que están sujetas las áreas verdes de la región) sino por los riesgos, agentes perturbadores y daños esperados a causa del cambio climático, tales como el agravamiento de la erosión de playas y el impacto previsto de huracanes más intensos.
Los Atlas de Riesgos y Modelos Urbanos de Desarrollo Limpio, deben ser temas prioritarios para los municipios costeros, debido a que la tendencia poblacional en esas zonas ha ido al alza en los últimos años. El cambio climático incide en la calidad de vida, no solo de la población marginada (que será la más afectada), sino también en la de los sectores acomodados, advierte la maestra en estudios urbanos por El Colegio de México, Ulsía Urrea Mariño.
En contraparte, para Jorge Herrera Silveira, integrante departamento de recursos del mar del Cinvestav, los atlas de riesgo como un instrumento, ya que “están bien, pero de nada sirve si los reglamentos de construcción y presidencias municipales dan los permisos; al final de cuentas lo importante es que la autoridad sea consciente de que las acciones que tome podrían poner en riesgo el lugar”.
Lamenta que aún se incumpla con los reglamentos de urbanización. “Tenemos casas sin respetar reglamentos de construcción detrás de la duna costera; no se debe construir ni sobre ni delante de ella. Tampoco deforestar áreas de manglar o autorizar muelles, ya que son partículas que afectan la dinámica de las playas; y mucho menos el permitir el tránsito de embarcaciones sin un reglamento náutico, incluso las lanchas particulares dañan a los animales marinos, explicó.
Señaló que en los espacios habitacionales cercanos a la costa deben tener plantas de tratamiento de aguas residuales y los inversionistas deben comprometerse a reforestar. “Hay una gran promoción de terrenos cercanos a la costa, pero desconocemos si cuentan con plantas (de tratamiento de aguas residuales); con el pago del cambio de uso de suelo, se podría utilizar para la reforestación. Incluso se deben ponderar los espacios ‘Green Blue’, con zonas verdes y azules al interior de los espacios habitacionales”, externó.
Desde su perspectiva, los Atlas de Riesgos no son instrumentos vinculantes, ya que “su creación depende del interés de cada municipio”, aunque con estos se puede anticipar, por ejemplo, cómo y a cuántos afectarían las inundaciones en colonias específicas. Lamentó que no siempre existan las cuestiones técnicas y monetarias para hacerlos, confirmó Urrea Mariño.
La creación de estos documentos en las zonas costeras tiene una gran desventaja debido a que los cambios en las zonas costeras son muy rápidos, los cuales tienen que ver con la marea y el oleaje que cambia durante las diversas estaciones del año, lo cual hace muy difícil la acción gubernamental, pues tienen un elemento en contra y no existe la capacidad de acción para atenderlas cuanto menos en un municipio pequeño.
A pesar de ello, la importancia de contar con estos estudios es la prevención, debido a que la mayoría de la población se asienta en zonas costeras en América Latina; se habla de un 70 por ciento, por lo que es difícil abastecerles de servicios públicos, porque la expansión de la población crece de manera desordenada.
Por ello reconoció que es fundamental retomar las acciones que han sido exitosas en materia de desarrollo urbano para adaptarlas y replicarlas en otros territorios, ya que el impacto del cambio climático será especialmente en zonas costeras bajas donde se encuentran las ciudades más grandes del mundo.
La necesidad de prever un crecimiento ordenado en la costa, llevó a las autoridades estatales y federales, a firmar en 2003 el Convenio de Coordinación para el Ordenamiento Ecológico Territorial de Yucatán, documento con el que se buscaba “establecer las bases para la instrumentación del proceso tendiente a la formulación, la aprobación, la expedición, la ejecución, la evaluación y la modificación del Programa de Ordenamiento Ecológico del Estado de Yucatán, para que exista un balance entre las actividades productivas del hombre y el aprovechamiento sustentable del ambiente natural.
De ahí surgieron el Programas de Ordenamiento Ecológico del Territorio de Yucatán (POETY), así como el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán (POETCY), que vieron la luz en 2005. Este año se han iniciado las actividades para la actualización del primero, pero no del segundo. Acorde con Jorge Herrera Silveira, Doctor en Biología, es menester actualizar el diagnóstico, pues “se puede decir qué funcionó y qué no. Tenemos la línea base, después de 15 años podemos ver cómo mitigar, corregir, además de fomentar y extender lo que sí resultó para mejorar el uso de la costa para los usuarios, propietarios e inversionistas”.
Algunos de los temas a tomar en cuenta para la zona costera son: la afectación salina y la alta presencia de contaminantes de distintas procedencias; aunado a ello es menester tomar acciones preventivas porque se estima que los huracanes van a ser cada vez más intensos, pero no se sabe si más constantes. Es muy importante conservar la conectividad de flujos de agua para los humedales, pues esto a la larga, afectará la provisión del líquido potable a la población de la costa, expuso la doctorante en la Universidad de Texas A&M, Urrea Mariño.
Es por ello que exhorta a los ayuntamientos a contar con un plan específico y detallado para prevenir desastres, especialmente porque se prevé haya huracanes cada vez más fuertes. Ejemplificó que, en la Península de Yucatán, alcaldías como la de Benito Juárez en Quintana Roo, tienen el recurso para una buena planeación, mientras que en Yobaín, Yucatán, apenas cuentan con un documento muy somero.
“Municipios con una pequeña carga fiscal baja, no tienen los insumos económicos para invertir o erogar el recurso para estos trabajos preventivos que se hacen de partidas presupuestales, pero no son los más individualizados posibles, aunque todo es mejorable. Este municipio (Yobaín) tiene un mapa chiquito, donde no se ve la zona costera, de manera que en cada lugar varía la calidad de instrumentos, así como las reglamentaciones que deben atender”, indicó.
Todos los municipios costeros están en riesgo, asevera el investigador del Cinvestav, “en todos se han tomado acciones contra el ambiente”; se están haciendo construcciones de Telchac a Chuburná, área más impactada donde se deben concentrar muchas acciones de mitigación y restauración. “No es ir en contra del desarrollo, sino que deben hacerlo de manera adecuada”, comenta y especifica que, Progreso y Chelem son casos aparte.
Finalmente, Jorge Herrera Silveira reconoció que es tiempo de tomar acciones. Instó a los inversionistas a pensar en su propia salud. “La pandemia tiene que ver en parte con el ambiente, hay muchas enfermedades que provienen de su mal manejo; ésta ha sido una ‘regañada’ para el desarrollo correctamente sostenible. Es tiempo de proteger y restaurar, no sólo los ecosistemas, sino el medio ambiente”.
JG