Jorge Herrera Silveira, investigador del Departamento de Recursos del Mar del Centro de Investigación y Recursos Avanzados (Cinvestav), señaló que el proyecto de construcción de un astillero en Progreso deberá ir acompañado de medidas de compensación y mitigación que permitan atender y aminorar los impactos al medio ambiente que pueda generar una obra de esta envergadura.
El investigador expuso que a menudo, en este tipo de mega proyectos, se privilegia y se destaca el factor económico, pero poco se habla de los impactos al medio ambiente y de las medidas que se deben tomar para aminorar éstos. En este sentido, dijo que es menester saber dónde se levantarán las plataformas, en cuánto tiempo, los impactos y demás aspectos, pero sobre todo las medidas de compensación y mitigación.
Al respecto, Silvia Salas Márquez, también investigadora del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav, consideró que este tipo de proyectos pueden traer problemas de contaminación y erosión debido al cambio que se puede dar de la circulación de las corrientes, así como afectaciones a la fauna marina y por ende a las diferentes pesquerías.
Hay que tener en cuenta en este sentido, apuntó, que el 90% de la flota de pesca es artesanal y no sólo se debe estar pensando en los beneficios económicos que puede traer una obra de gran envergadura como lo es el astillero, sino que también se deben considerar los impactos y sobre todo para poder implementar medidas de mitigación.
Dijo que muchas veces los proyectos económicos pueden tener un beneficio en lo inmediato, pero se debe hacer un análisis a largo plazo porque se puede gastar muchos más si no se toman las previsiones necesarias, además de los daños ambientales que en este sentido también se pueden causar.
El Gobierno del Estado y la empresa italiana Fincantieri proyectan la construcción de un astillero en la zona del Puerto de Altura en Progreso con una extensión de 40 hectáreas y se ubicará en el lugar donde se proyecta ampliar el calado. De acuerdo con las proyecciones, se espera que la primera etapa esté lista en 2024, para dar mantenimiento a cruceros turísticos.
Pero, de acuerdo con el Secretario de Fomento Económico y Trabajo (Sefoet), Ernesto Herrera Novelo, en 10 años se estarían construyendo en el lugar submarinos, portaaviones, fragatas, yates de lujo y barcos que trabajan para la industria petrolera. En este proyecto, se invertirán en la primera etapa 150 millones de dólares y llegaría a una inversión total de 550 millones de dólares.
Herrera Silveira dijo que de entrada se necesitan estudios a profundidad. En torno a esa zona que se prevé se amplíe el calado, que según el proyecto pasaría de más de 9 a 25 metros, dijo que esto se sabe que ya hay un impacto y la zona, pero del astillero comentó que se debe definir e informar dónde estaría, la cantidad y materiales que se usarían, porque hay que tomar en cuenta que al final se estará impactando el fondo marino.
El riesgo, apuntó, es que no se conoce mucho del fondo marino en esta zona pues, por ejemplo, el Programa de Ordenamiento Pesquero de Yucatán data del 2005.
“Hoy no sabemos a fondo más sobre esta obra, pero si hay un proyecto se debe hacer la investigación pertinente para que se haga un diagnóstico de las medidas necesarias de mitigación y compensación”.
“Es necesario saber cómo, dónde estará. Saber qué estrategias tienen, por ejemplo, si hubiera una derrama de combustible”.
El investigador dijo que más que el proyecto en sí, lo que se debe atender es el proyecto para las medidas de compensación y mitigación. Reiteró que no es oponerse al proyecto, porque desde luego desde el punto de vista económico tiene un impacto positivo, pero se debe también cuidar el aspecto ecológico.
“Por ejemplo, si hablamos de un mayor calado y de estructuras que van al interior del mar, se deben poner trampas de sedimento para que no se escape la arena. Se deberá hacer un programa de calidad del agua, protocolos para atender un derrame en caso de que lo haya. Saber los grados de impacto y en consecuencia elaborar las medidas de mitigación”, señaló.
Explicó que las medidas de mitigación son las que se llevan a cabo en el lugar de la obra y las medidas de compensación son las que se aplican en otro lugar, pero que también regulan el ecosistema.
“La visión de desarrollo económico está bien, en el sentido de mejorar la calidad de vida, pero hay que tomar las acciones necesarias para que no haya impactos negativos. No es frenar el desarrollo, sino saber cuándo y dónde mitigar y compensar”, destacó.
El especialista mencionó como ejemplo el proyecto del Distribuidor Vial de Progreso que estuvo atorado algunos años por mala planeación. Dijo que cuando se acercaron a él los encargados hizo un planteamiento de llevar a cabo acciones de compensación y mitigación y se propuso restaurar 100 hectáreas de manglar de la parte sur de la pista de canotaje, con lo que las instancias del ramo ecológico aprobaron el proyecto.
Sin embargo, dijo que el proyecto era a 5 años para poder restaurar el manglar, pero la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) sólo cumplió en la pasada administración, durante 2 años, y cuando llegó la nueva administración se dejó de lado el tema.
“Nos dejaron colgados con 3 años de restauración y son temas que no pueden suceder”, expuso.