El hombre dignifica el espíritu del hombre. Es una frase muy dicha, pero puede sonar muy ajena cuando de trabajo infantil se habla, ya que en muchas ocasiones éste frustra los derechos de los niños, quienes cambian sus juegos y estudios, entre otros, por la necesidad de hacer algo que les deje unas cuantas monedas.
En Por Esto!, se ha documentado como en varios lugares de Yucatán menores de edad están dejando la escuela por buscar trabajo y ayudar a sus familias que sufren pobreza, tras las secuelas que ha dejado la pandemia de COVID-19 por la pérdida de algún familiar o ante el poco trabajo que los padres o tutores han tenido y que ha enfatizado más las carencias.
Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2019, el Estado ocupa el 14 lugar a nivel nacional con mayor porcentaje de población de entre cinco y 17 años, alrededor de 42 mil 700, que realizan alguna labor para obtener dinero.
En las orillas o al interior de la plaza grande de Mérida, se ven a los infantes que venden junto a sus padres el trabajo artesanal que elaboran con sus pequeñas manos ya sean cubrebocas o bordados, muchos de ellos mayahablentes, quienes en ocasiones son discriminados o ignorados.
Ellos vienen todos los días de los municipios aledaños a la capital para vender sus artesanías; aquí no hay distinción, desde el más pequeño hasta el que entra en la adolescencia, todos por igual en conjunto buscan principalmente a turistas para que les compren algo.
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JCL