Yucatán

'Los Cauiches', la familia que lleva un siglo “trabajando” con la Muerte en Progreso, Yucatán

'Los Cauiches' continúan con la tradición familiar de la exhumación e inhumación de cadáveres, oficio que hacen desde hace 100 años
Ramón Alberto indicó que se ve sorprendido cuando en sus sueños se encuentra dentro de su área de desenvolvimiento, pues al otro día ocurre sin falta un entierro / Jesús López

La familia Cáceres, mejor conocida como Los Cauiches, a una semana del 1 de noviembre, se preparan para la llegada de múltiples familias al camposanto, pues los descendientes del primer sepulturero progreseño, Timoteo Cáceres Cauich, han mantenido la tradición de exhumar e inhumar cadáveres desde hace más de 100 años.

Actualmente, la tradición está a cargo de Ramón Alberto Cáceres Sandy, de 67 años de edad, quien, desde los cinco años, ha crecido entre los pasillos del cementerio ubicado en la calle 110 de la colonia Vicente Guerrero.

“Yo ‘nací’ en el cementerio, tenía cinco años y ayudaba a mi papá en la limpieza de las tumbas. También me ganaba mis centavos ayudando a la gente a traerles agua o arreglando sus flores para dejarles a sus seres queridos, a la par aprendí el negocio de la exhumación; no es sencillo, pero parece que es la costumbre la que te hace aclimatarte en una labor que no es del todo normal para la gente”, afirmó el sepulturero que ha inhumado cerca de 7 mil cuerpos desde sus inicios en los años 70.

El hijo del también enterrador, Manuel Jesús Cáceres Canul, indicó que la parte más difícil de realizar en este trabajo es cuando a los que entierran son familiares o amigos; tal como le sucedió el 1 de junio de 1995 con el hundimiento del “águila dorada”, cuando sepultó a 11 familiares.

“No me asusta estar aquí, me acostumbré tanto a lo largo de mi vida que hasta dormía adentro del cementerio cuando llegaba de mis fiestas en la etapa de mi adolescencia. El secreto está en ser profesional, ser humilde y guardar devoción por el mundo de los muertos”, agregó.

Ramón Cáceres también teme ser el último integrante de su dinastía en realizar la práctica sepulturera, pues en su familia la tradición marca que aquel o aquella que realmente muestre pasión por el trabajo, se quedará como jefe de familia y velará por el bienestar de los suyos a través del trabajo en el camposanto.

“Hasta ahora a ninguno de mis seis hijos les gusta esto, si me ayudan, pero no les agrada del todo, es normal, convivir con cadáveres a la larga cansa la mentalidad de quien sea. También he tenido ayudantes que aseguran sufrir sustos o pesadillas, luego de un mes o dos de ayudarme”, sostuvo.

A pesar de que el entrevistado jamás ha sufrido de alguna experiencia paranormal, si explica que en lo único donde se ha visto múltiples veces sorprendido es cuando en sus sueños se encuentra dentro de su área de desenvolvimiento, pues al otro día ocurre sin falta un entierro.

“No es un trabajo que me guste, pero tampoco uno que no me agrade. Se realiza con respeto, más ahora que viene la época de los Fieles Difuntos. Recibimos mucha gente, incluso puedo decir que el ser sepulturero es uno de los trabajos donde no hay descanso, hasta en Navidad hemos enterrado gente y también destapado tumbas”, expresó.

De acuerdo con el entrevistado, a partir del 1 de noviembre se espera la llegada de más de 5 mil personas en el cementerio municipal. Actualmente el camposanto cuenta con un censo superior a las 5 mil tumbas.

“Venir a ver a los difuntos es parte del folclor que nunca falta en este próximo mes, hay también tumbas que ante el paso del tiempo han sido olvidadas, a esas yo religiosamente un día antes de la conmemoración de los Fieles Difuntos me encargo de darles una mano para que luzcan radiantes cuando venga la gente”, concluyó.

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JG