Familias católicas de la población llevaron a cabo el encendido de las velas para iluminar el retorno de las ánimas, un acto con el que se despiden de sus muertos.
La celebración de gran trascendencia en la cultura maya, se desarrolló como parte del “bix” u ochavario de los Finados, efectuado la noche del 8 de noviembre para despedir a los “pixanes”.
“A los ocho días, se ponen en las calles los cabos de velas utilizados para alumbrar el camino de los que nos visitaron. Los altares se desmontan y pasan a ser una simple mesa donde se venera a los santos”, externó a través de las redes sociales, Flora Canché Briceño, quien se unió a la conmemoración.
"Cuando vas de visita y tienes que dejar tu casa, no haces más que cuando mucho una semana y ya tienes que volver. Lo mismo pasa en la creencia de la celebración del Hanal Pixán en casa”, refirió respecto a la visita de las ánimas desde el inframundo.
La ama de casa manifestó que, tras realizar las últimas ofrendas en el altar, éste se desmonta, pero siempre se deja una jícara o vaso con agua por la creencia que indica que algunas almas, se quedan más tiempo, por lo que, en la medida de las posibilidades, las familias efectúan pequeñas ofrendas para los que aún quedan.
“Y así, el 30 de noviembre es el último día en que pueden regresar a despedirse y recibir las últimas ofrendas, esto, según la costumbre de la familia. No regresan sino hasta el próximo año”, expuso Canché Briceño.
Como cada noche del día 8 de noviembre, la comunidad se vistió de misticismo y tradición con la actividad al que se unieron lugareños de entre niños, jóvenes y en su mayoría gente de la tercera edad, quienes salieron a las calles para encender las velas que posteriormente colocaron en las albarradas y puertas de sus hogares.
Las calles de la población fueron iluminadas con hileras de velas que los creyentes colocaron en el altar durante las celebraciones y que fueron encendidas nuevamente el lunes para guiar el alma de los muertos al inframundo tras culminar los Finados.
Durante la noche habitantes de la localidad dieron cumplimiento a la peculiar actividad que lejos de desaparecer, sigue vigente gracias al interés y respeto de los abuelitos que han hecho de Chumayel, un municipio rico en costumbres y tradiciones de gran arraigo.
En la localidad, algunas familias volverán a encender velas el próximo 30 de noviembre, cuando ofrezcan sus últimas viandas a sus seres fallecidos para luego culminar con las celebraciones del Día de Muertos por este año.
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CC