Yucatán

Ch’a' Cháak, el tributo a los dioses mayas que realizan campesinos de Dzitás

Horticultores y elementos del colectivo Chuk Jeel rinden tributo a los dioses con una ceremonia
El ritual maya es un culto de carácter agrícola cuyo fin es la petición de la lluvia a los yumtsilo’ob (señores creadores) como un regalo para las tierras. / José Borges

Mediante una ceremonia religiosa agrícola que fue organizada por campesinos y jóvenes del colectivo Chuk Jeel, en el municipio de Dzitás, se rindió tributo y se pidió a los dioses del monte optimas cosechas.

Esta organización comunitaria está dedicada al rescate de semillas y a la producción necesaria de estas, así como a la comercialización de los excedentes.

Noticia destacada

Artesanos de Yucatán amplían contactos para negocios en el extranjero: SUPLEMENTO

Noticia destacada

Clima en Cancún: El Frente Frío 9 permanecerá estacionario en en la Península de Yucatán

La ceremonia maya del Ch’a’ Cháak es un ritual de carácter agrícola cuyo fin es la petición de la lluvia a los yumtsilo’ob (señores creadores) como un don y regalo para que las milpas puedan cultivar el presente año, en esta ocasión los campesinos de Dzitás agradecieron a lo divino por los beneficios de este año. 

Noticia destacada

Frente Frío Número 9 se estacionará sobre la Península de Yucatán generando fuertes lluvias

Noticia destacada

Península de Yucatán: Estas son las zonas donde se esperan tormentas por el Frente Frío 9

Esta fue realizada en los terrenos que corresponden a un solar de un integrante del mismo colectivo, en donde se ubica la sede temporal del grupo. Estas actividades logran ponen en movimiento a un sector de la comunidad.

Sobre esto el joven Alejandro Salazar Chay, miembro del colectivo, expresó: “Esta ceremonia la estamos realizando como parte de nuestra actividad que lleva el nombre “Mayk Ché Taataj Dios”, en la cual nos reunimos los integrantes del colectivo muchos hombres y mujeres, así como niños y jóvenes que formamos parte del colectivo señalado. Nos ponen a todos en un trabajo comunitario donde todos tenemos participación. El Ch´a Cháak es una forma de agradecer los beneficios que la tierra nos brinda en el cultivo de la misma”.

El joven investigador Luis Petul, que participó en la ceremonia, explicó: “como todo ritual posee un proceso particular, en este caso se lleva a cabo en tres etapas; la primera, es construir el altar, la cual se realiza en orientación al lak’in (Oriente), de forma cuadrada con maderas y hojas de la planta nativa del ja’abin o Piscidia communis, en dicho altar,  se representa los niveles del mundo: cielo, tierra e inframundo; una vez realizado el altar, se ofrece o bien se abre el espacio, para ello, al inicio de la ceremonia, se hace entrega del santo vino o balche’, bebida elaborado de la corteza de un árbol nativo del mismo nombre. El espacio sagrado en ese momento, no solo lo constituye el altar, sino terreno mismo o solar, para ello, en cada punto cardinal se coloca una cruz, y en el altar otra cuyo signo representa a los cuatro cargadores del espacio llamamos Bacabes y al centro a Hunabku”.

La segunda etapa, lo constituye, la entrega del santo gracia o sakab, la bebida se coloca en el altar en doce jícaras y uno al centro, es decir, trece, esta bebida, está elaborada en base a maíz y endulzado con miel. En la tercera etapa, se entrega de las ofrendas como los llamados noj wajes o tortillas principales, elaborado con masa, pepita molida y frijol, cabe señalar que estos noj wajes son de trece capas, el cual representa en términos cristianos a los 12 apóstoles y Jesucristo como cabeza o bien los trece niveles del cielo; así mismo, esta última entrega, está acompañada de la carne de venado, la carne de pollo país.

De igual manera, durante la entrega de la ofrenda se les amarran los pies a cuatro niños, uno por cada esquina del altar con un bejuco los cuales harán el papel de sapitos durante la oración de la ofrenda y que con el sonido que emiten imitando a los sapos, pueden atraer a la lluvia.

Algo particular se esta ocasión según el Jmen, así se le llama al sacerdote maya, además de los cuatro sapitos que se ponen debajo de la mesa y en cada esquina, había cuatro guardianes que tenían que silbar y provocar un sonido en el calabazo, además de golpear cada bejuco con el que se unía un lek en medio lleno de agua para representar la caída de la lluvia.

Toda esta especial ceremonia realizada por el colectivo abona en la conservación de estos antiguos ritos, muy especiales practicados por los campesinos yucatecos y que forma parte del valioso patrimonio cultural yucatanense.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información  CC