Rompiendo récord de asistencia, unas 2 mil 500 personas participaron en “Atardecer sobre el Mar” como parte de la caminata masiva sobre el Muelle Fiscal, tras dos años de ausencia a causa de la pandemia.
Panorama similar se tuvo en el Malecón Tradicional, donde casi la misma asistencia se registró desde las primeras horas de ayer con una mayoría abismal entre el turismo nacional y el internacional.
El lleno total, por parte de comerciantes y trabajadores de los restaurantes de la zona, se aseguró “sorpresivo”, pues diciembre es el mes menos rentable económicamente para el mercado local.
Las puertas se abrieron desde las 15:00 horas, a las afueras del recinto, tomando en cuenta el código QR, que sólo tenían los inscritos previamente a través de la página oficial de la Administración Portuaria Integral (API), la cual registró que hasta tres días antes de la apertura a la caminata, ya se habían llenado todos los cupos mencionados.
Esto propició que varias familias, en su mayoría de otras Entidades del país, se quedaran afuera esperando respuesta del personal, aunque al final no se otorgaron pases sin el código mencionado, el cual era personal e intransferible.
“No sabíamos que podíamos venir al puente, quisimos entrar y en el primer filtro nos dijeron de la situación, nos quedamos con las ganas porque en todos lados se sabe que Progreso tiene el puente más largo del mundo sobre el mar”, expresó Mariela Zapata, visitante que vino en tour desde Guadalajara.
Dentro del muelle, los presentes tuvieron la oportunidad de caminar dos kilómetros hasta el área donde se encuentran las oficinas administrativas, no sin antes aprovechar a tomar fotografías desde lo alto de la estructura. Se resaltó también la cantidad de gente de la tercera edad que fue partícipe de este recorrido que no se llevaba a cabo desde el año 2017.
“Con estos tiempos, hoy (ayer) probablemente sea la última vez que camine sobre el Muelle del Puerto, me da tristeza, pues aquí venía a pescar con mis hermanos y con mis primos hace ya muchas décadas, hoy han fallecido todos y sólo me queda mi acompañante, Camilo”, expresó la septuagenaria Estefanía Morales, mientras sostenía la correa de su perro.
El plus de poder acudir con canes y gatos, otorgó que de este año acudieran de igual manera animalovers y defensores de los derechos de los animales, pues hasta el momento este fue el primer año en que esta regla fue permitida.
“Pensé que era broma cuando me dijeron que podía traer a Canela con nosotros, me emocioné mucho porque nunca había estado aquí y ella tampoco. Sólo nos cansamos mucho”, declaró una la pequeña M.R.E.G de ocho años de edad, quien se hizo acompañar de siete integrantes de su familia, incluida su abuela materna, que pudo ingresar en silla de ruedas.
El único inconveniente que se presentó en el recorrido fue que los ductos que conducen energía eléctrica a un costado del área de circulación, fueron cubiertos con tapas de hule-espuma que eran débiles ante un peso mayor de 90 kilos, el cual era fácil superado por varios asistentes que se colocaron en ese lugar para tomarse una fotografía del acuerdo. Para prevenir accidentes, varios obreros del API fueron colocados sosteniendo sogas precautorias, pero la afluencia terminó por sobrepasar a la brigada que con llamadas de atención en voz alta prevenía a la gente.
La presencia de más de 200 extranjeros se hizo notar, acudiendo aparte de la comunidad extranjera y canadiense del municipio, turistas de diferentes naciones que subieron hasta el área limitante, donde una orquesta infantil del puerto y paradores fotográficos fueron parte de las atracciones que se colocaron.
Cabe mencionar que esta edificación cuenta con 80 años, siendo un proyecto que inició apenas con dos kilómetros y 146 arcos en todo lo largo que descansaban sobre el lecho marino.
Los orígenes, datan del año 1846, fecha donde se solicitó al Supremo Gobierno de la Nación por medio de un memorial, la autorización para fundar un muelle utilizando los planos del Arquitecto Olegario Cantón, dicha solicitud lo efectuaron Benito Aznar, Juan Urcelay, José Escalante y Juan Miguel Castro, siendo el 14 de octubre de 1868, la fecha en que se autorizó la elaboración; esta obra fue levantada por el Ingeniero. R.S. Sthepens, terminándose el primer muelle en el año 1872, pero en forma rústica, para 1892 Progreso ya contaba con tres muelles de madera: el Fiscal, el Rotger y el Cantón.
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CC