En el preámbulo de la fiesta principal de Izamal, la celebración religiosa más antigua que se ha conservado en la Entidad por siglos, tiene especial relevancia una efeméride cuyo origen se remonta al regreso de la imagen de la Patrona de Yucatán a su santuario.
La historia cuenta que la imagen permaneció escondida en un domicilio particular a causa de la persecución religiosa emprendida por los gobiernos de antaño. Este 2021 se cumplen 100 años de este hecho, por lo que esta conmemoración no puede pasar desapercibida, como dan cuenta el cronista de la ciudad y los registros históricos, los cuales dan relevancia a este episodio histórico que es parte esencial de la devoción a la Inmaculada en la Entidad.
Según apunta el intelectual franciscano, fray Antonio Ramírez Hayashi, el 10 de febrero de 1917, ante la persecución religiosa desatada por el gobierno mexicano de aquel entonces, el párroco de Izamal, Juan Salazar y Valencia, acuerda en total secreto con un comerciante llamado José Álvarez Ferrer, que, a la medianoche, cuando se apagara el alumbrado público, éste se llevara a escondidas la sagrada imagen a su domicilio con la finalidad de mantenerla escondida.
De acuerdo con el testimonio recogido por el cronista franciscano, cuando Álvarez bajaba por la rampa Norte del convento se encontró con un grupo de hombres que venía con la intención de robar y desaparecer la imagen de la Patrona de Yucatán.
“Momentos de emoción terrible, en el que, a pesar de mis rápidos pasos, me parecía retroceder, con los ojos casi cerrados, esperaba el funesto grito de… ¡Alto! Pero no fue así…”, declaró posteriormente el comerciante.
Al llegar a su casa, colocó a la sagrada imagen en un estante especialmente preparado y, posteriormente, despertó a su esposa Manuela Rodríguez, quien desconocía todo lo ocurrido, y ante la sorpresa se hincó emocionada con abundantes lágrimas dando gracias por el rescate.
En una entrevista realizada a Miguel Florencio Vera Lima, reconocido cronista de la ciudad de Izamal, éste expresó: “En efecto, yo tengo en cuenta que fueron un total de cinco años los que la imagen de la Virgen permaneció bajo el cuidado secreto de don José Álvarez Ferrer, tanto en su casa de Izamal como en Mérida, porque hubo un momento en que la familia Álvarez Rodríguez se traslada a vivir a esa ciudad y se llevan con ellos a la imagen de Nuestra Señora”.
El cronista ofreció detalles sobre la persona de don José Álvarez Ferrer, al señalar que era de origen tabasqueño y que vivió por varios años en la ciudad de Izamal, siendo alcalde en 1915, poco antes de rescatar a la sagrada imagen patronal.
Finalmente, Nuestra Señora de Izamal regresó a su santuario en 1921, a petición del párroco Juan Salazar y Valencia que había regresado del destierro forzado.
El cronista Vera Lima señaló que, en el año de 1999, como parte de los festejos por los cincuenta años de la coronación pontificia de Nuestra Señora de Izamal, los descendientes de José Álvarez Ferrer deciden donar al convento el estante donde estuvo resguardada la imagen de Nuestra Señora durante un periodo de cuatro años y cuatro meses. Actualmente, el estante de madera y puerta de cristal se conserva en el Museo de la Virgen, en la parte baja del camarín, donde los visitantes pueden admirar el especial cajón donde la venerada reliquia estuvo en resguardo.