Yucatán

Ambulantes informales invaden el Centro Histórico de Mérida

Personas que perdieron su trabajo por la pandemia salen a buscar el sustento del día
La determinación de mantener a sus familias los impulsa a seguir explorando opciones / Víctor Guijón

Con el paso de los días, los vendedores ambulantes han regresado a la dinámica económica en las banquetas estrechas del Centro Histórico, pero ahora con la variación que se han sumado a la informalidad decenas de personas que han perdido sus empleos, ya que, “tienen que comer y no pueden quedarse en casa”.

En un recorrido por las calles del Centro Histórico de Mérida, se observó que son cada vez más los ambulantes que han decidido poner fin a la restricción y conforme se incrementan las reaperturas económicas, han regresado a distintos espacios porque no hay permisos ni lugares establecidos, es “gana lugar”, comentan.

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Lucía trabajaba como ayudante de cocina antes de la pandemia, lamentablemente se quedó desempleada, debido a que su mamá de 82 años tuvo una caída y está imposibilitada para reincorporarse a la formalidad. Por este motivo, vende tamarindos en las calles de la ciudad, “no puedo quedarme sin dinero… ¿Qué comemos?”, cuestiona.

“En el otro trabajo tenía que salir a las seis de la mañana de mi casa, pero ahora no puedo irme así nada más, pues ¿quién se hace cargo de mi mamá? Mis hermanas me ayudan un poco porque no se puede quedar sola, ya es una señora grande y no tenemos recursos para más, yo tengo que trabajar”, expuso.

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“Las ventas están muy bajas no sé si es por el calor, que la gente no tiene dinero o por la enfermedad, pero me quito hasta las cinco; me muevo, no puedo quedarme en el mismo lugar. Con que salga para la comida, ya es algo”.

Landy vende ropa para mascotas y explicó que las prendas que más demanda tienen son las que tienen figura de Superman y de Spiderman. “Son frescas y no les da calor a los perritos, ya no se venden las gruesas porque hay calor”. Entre la variedad que ofrece están camisitas, trajecitos completos y falditas.

“Desafortunadamente las ventas están muy bajas, todos los días vengo a vender de 10 de la mañana a 3 de la tarde, para sacar algo. Con que tenga para la comida ya es ganancia”, refirió.

Los cubrebocas son de los productos más solicitados, asegura Ramón, un vendedor quien tiene una gran variedad de modelos para todo tipo de clientes.

Refirió que afortunadamente le va bien, pues las personas se amontonan en ese lado de la acera para adquirir un modelo diferente o que combine con la ropa. “Hay que sacarle beneficio a esta enfermedad”, concluyó.

Un señor que se dedicaba a vender jugos en un diablito a empleados de negocios del centro ha cambiado su modalidad de entrega. Debido a que ya no se les permite caminar con su mercancía, adquirió una moto en la que lleva sus pedidos.

Su negocio no es como los demás, ya que básicamente da crédito a sus clientes y les lleva una cuenta, la cual se finiquita semanal o quincenalmente, de acuerdo como se les acomode mejor a los consumidores.

Asegura que lleva más de 10 años en esta actividad y le va bien, a pesar de todo, aunque hay ocasiones en que le han robado. “Hay gente mala paga, que siguen pidiendo producto, pero renuncian a sus trabajos y me dejan mal, me han quedado a deber hasta 800 pesos”, cuando coincidimos en otro sitio, generalmente me pagan, aunque sea la mitad para recuperar algo, por eso ya no fío a quienes no conozco”, indicó.

SY